El MTC ha mostrado su interés en postergar hasta el 2022 el “apagón analógico” de la televisión de señal abierta. Detrás del “apagón” hay decisiones vinculadas con el “refarming” del espectro radioeléctrico. Este proceso de reordenamiento de ese espacio donde se ubican las frecuencias radiales usadas para prestar servicios de telecomunicaciones, al parecer no se está desarrollando en forma estratégica. Por ejemplo, una de las consecuencias de demorar el “apagón” es no poder liberar las frecuencias respectivas, generando un uso ineficiente de ese recurso. La traducción de esto es finalmente dinero: “Las señales digitales de TV usan menos espacio del espectro, por lo que dejan otras libres que podrían generar ingresos al Estado, vía alquiler de frecuencias”, tal como sugiere Luis Montes, uno de los precursores de las telecom peruanas. Pero, además, el “apagón” podría desarrollar una “carretera alternativa” para los productos y servicios digitales que por ahora solo se distribuyen vía acceso web de computadoras y móviles. La llamada “economía digital” requiere decisiones consensuadas de diversos sectores (MTC, PRODUCE, etcétera), pero sobre todo una visión de largo plazo con ambiciones más claras para los peruanos. El reto ofrece oportunidades: ¿se podrían fabricar aquí los decodificadores necesarios para la TDT en alguno de los varios CITE de PRODUCE? Seguro que sí. Y se abriría un mercado interesante para la electrónica local. Pensando, Perú.