Tirios y troyanos indican que en el Perú todo se incendia a lo bonzo. No se puede negar que el país está en medio de una de esas crisis cíclicas, resultante de débiles instituciones y frágiles consensos. Pero contra todo pronóstico, “tirios y troyanos” también están de acuerdo con salvar del incendio y los intereses fungibles al llamado “Plan Nacional de Competitividad-PNCP” y darle viada “contra viento y marea”. Eso implicaría crear una cobertura de protección especial sobre los procesos e instituciones involucradas en los 9 objetivos prioritarios (periodo 2020-2021) a efectos de rescatarlo del bonzo. En esa lógica, en el escenario del colapso total, tendríamos que salvar a toda costa la ejecución del PNCP. Que dicho sea de paso, tiene una visión integral de cómo crear prosperidad de manera integral y con un importante acento en el desarrollo de capital humano -conocimiento, educación, innovación, tecnología-; además de los indicadores de rendimiento típicos. Propongo que dejemos un rato la discusión en torno al incendio y empecemos a buscar la forma de ejecutar ya el PNCP. ¿Por dónde empezar? Por mejorar la coordinación entre los agentes involucrados. Específicamente, en cuanto a innovación y tecnología es vital evitar duplicidades, para lo cual empezar a diseñar una Agencia Nacional de Innovación será más que útil. Y en el ámbito macro es crítico que el Congreso y el Ejecutivo hagan un “alto al fuego” y acuerden una agenda legislativa que impulse al PNCP. Si vamos a incendiar todo a lo bonzo, en un acto de inmolación en pro de necesarias reformas políticas, dejemos como legado y ofrenda el código de ejecución del PNCP para los que recojan las cenizas.