Los judíos tienen una conocida tradición llamada Brit Milah, que es el ritual de circuncisión en el pene que se practica al varón judío al décimo día de haber nacido como símbolo del pacto entre Dios y Abraham. Este algunas veces es acompañado de un ritual más, que es el metzitzah b'peh, en el cual el rabino usa su boca para succionar la sangre de la herida que quedó de la circuncisión del bebé.
Esta práctica ha sido muy cuestionada por la comunidad estadounidense. Según medios neoyorquinos, el Departamento de Salud de la ciudad calculó que al menos 13 recién nacidos se infectaron por el virus mediante este ritual entre el 2000 y 2012. En este tiempo, dos bebés sufrieron daños cerebrales por efecto del virus y otros dos murieron. Sin embargo, el estado de Nueva York legalizó esta práctica a pesar de que los especialistas en salud no la recomendaron.
“No hay una forma segura de realizar la succión oral en cualquier herida abierta en un recién nacido. Los padres que estén considerando el ritual judío de la circuncisión necesitan saber que la circuncisión solo debe ser realizada bajo condiciones estériles, como cualquier otro procedimiento que origina una incisión abierta”, advirtió por entonces el director del Departamento de Salud de Nueva York, Thomas Farley.
Según medios locales del país, durante el 2012 se calculó que unas 130.000 personas en el mundo se adhieren al movimiento Satmer, sobre todo en Nueva York (Estados Unidos), Montreal (Canadá), Amberes (Bélgica), Londres (Reino Unido) y ciudades de Israel y Argentina. Solo en Nueva York más de 3.500 bebés eran sometidos a este ritual cada año.
Actualmente, no se han actualizado las cifras de neonatos que son sometidos a esta práctica; sin embargo, La República ha señalado en anteriores ocasiones que la práctica oral es peligrosa si no se realiza con un preservativo de por medio, ya que se pueden adquirir distintas enfermedades de transmisión sexual, tales como el virus de papiloma humano, herpes y, con bajas probabilidades, el VIH y la hepatitis A, B y C.