Un país al filo de la navaja

Esto no está bien y parece que se podría poner peor.,Sería una suerte que el 2017 acabara con un cuadro económico, una estabilidad política y un balance social en mejor situación que el 2016, pues lo más probable es que el panorama general del país se siga deteriorando con un final imprevisible. Los destapes de Lava Jato y las acusaciones que se lanzan con entusiasmo creciente entre todas las agrupaciones políticas con el fin de demoler la reputación del que piensa distinto están fortaleciendo la percepción ciudadana de que toda la política está putrefacta porque es manejada por una manga de ladrones. Lava Jato versión peruana es la segunda megacorrupción que se destapa en este siglo. La primera fue la fujimontesinista, la cual se pudo apreciar en todo su esplendor en la colección de vladivideos que mostraron el backstage de una política en donde todo se compra y vende. Como consecuencia, Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos terminaron en la cárcel por ladrones –además de asesinos– produciendo un efecto traumático en los peruanos. Pero el impacto político, social y económico de Lava Jato puede ser mayor que el del fujimontesinismo porque, a diferencia de este, que comprendió a una sola agrupación, ahora se desnuda una realidad que comprende a todo el espectro ideológico y a varios gobiernos. Cómo estarán de mal las cosas, que ahora Laura Bozzo –rostro visible de la degradación de los noventa en el Perú– se siente con capacidad de dar clases de moral, y hay quienes creen que debe ser escuchada. El impacto de Lava Jato será, por tanto, previsiblemente superior al del fujimontesinismo. Mientras se produce una profundización de la desconfianza social y una liquidación de la reputación de la política, la cultura de la sospecha terminará paralizando las decisiones económicas en el sector público y en el privado. Como resultado, la economía se puede enfriar aún más, con un crecimiento muy bajo del PBI, y la popularidad del presidente Pedro Pablo Kuczynski bajar a niveles alarmantes. El desafío será manejar un país en esas condiciones si, durante este 2017, las cosas siguen, como parece, empeorando, entre un gobierno cada vez más débil como el de PPK y una oposición fujimorista que baraja opciones de vacancia presidencial y adelanto electoral, y que es manejada en el congreso por gente como Héctor Becerril y Lourdes Alcorta que actúan creyendo que volver la política un chiquero los hará famosos e importantes. Esto no está bien y se podría poner peor. El Perú será en el 2017, lamentablemente, un país al filo de la navaja.