Después del ajustado triunfo de PPK, respiramos más tranquilos porque se derrotó al fujimorismo y su cola de narcotráfico y corrupción, lo que preserva la conciencia moral del país. Al final, PPK se sumó al campo del antifujimorismo, a contrapelo de quienes le decían que no debía sumarse a la estrategia “de la izquierda”. Decían que, más bien, había que resaltar las coincidencias en la continuidad del modelo económico de los dos “segundavuelteros”. Ya sabemos por qué ganó. Esta derrota del fujimorismo, sin embargo, no nos aleja un ápice de lo que hemos dicho durante toda la campaña: en lo económico ambos programas son similares, por lo que hoy nos toca conocer en detalle la propuesta económica de PPK, en particular su propuesta tributaria. Más allá de algunas promesas hechas a diferentes gremios sindicales –que deben ser honradas-, se agudiza y empeora lo hecho por Castilla y Segura. Veamos. El plan PPK propone mantener la rebaja del Ministro Segura del impuesto a la renta (IR) a las empresas del 30 al 28% en el 2015, a 27% en el 2017 y a 26% en el 2019. El FMI estima las pérdidas en 2.2% del PBI, US$ 4,400 millones. ¿Quiénes son los mayores beneficiados? Pues las 250 empresas más grandes, que pagan el 50% del total del IR. Entre ellas están las principales empresas mineras, que ya terminaron sus contratos de estabilidad y pueden acogerse a esta graciosa medida: Southern, Yanacocha y, desde este año, Antamina. Pero el programa va más lejos: permite a las grandes empresas, aquellas que facturan 2300 UIT’s (S/. 9 millones) o más, “el descuento del íntegro de su inversión física en contra de su monto imponible” (Programa PPK, p. 134). Habrá que calcular el impacto de esta rebaja al IR, pero no cabe duda de que será cuantiosa. La “lógica” es: con más dinero en la empresa (paga menos impuestos), habrá una mayor capacidad de inversión, lo que haría crecer la economía y los empleos. Este enfoque, llamado también de la oferta, se planteó en EEUU bajo Reagan y fracasó. ¿Por qué? Porque la inversión futura depende de la expectativa de recuperar la inversión, lo que a su vez depende de las perspectivas de la demanda. Si eso “no se ve”, no habrá mucha más inversión. Y la poca que haya, pagará menos impuestos. Y sigue: PPK propone bajar el IGV del 18 al 15% en 3 años para poner más dinero en manos del público y estimular la demanda. Actualmente el IGV es el 50% de la recaudación total: S/. 51,600 millones en el 2015 de un total de S/. 103,900 millones. Cada 1% de rebaja del IGV son S/. 2,870 millones de menor recaudación. Pero no hay ninguna garantía de que esta se traslade a los precios finales que paga el consumidor. Eso lo enseña la experiencia: en la Amazonía no se paga IGV y los precios son similares a los del resto del país. Además, algunos medicamentos no pagan IGV pero sus precios no bajan, como lo ha constatado el Ministerio de Salud. El por qué es simple: en el Perú hay completa libertad de precios. Y punto. Si Usted compra una lavadora, ciertamente pagará menos IGV y el fisco recaudará menos. Pero lo más probable es que el precio a pagar sea el mismo, pues el comerciante podría haber ya subido su precio de venta. ¿Y el Indecopi en el programa de PPK? Bien, gracias. Hay dos problemas graves aquí. Uno, nuestra presión tributaria es una de las más bajas de la Región: 14.7% del PBI en el 2015. Y las rebajas la van a empeorar. Por tanto, la capacidad redistributiva del Estado vía presupuesto se va a deteriorar, lo que tendrá influencia en el gasto y la inversión pública, agravando el déficit fiscal, que ya está en 2% del PBI. Dos, la estructura tributaria se volverá más regresiva, pues disminuirán los impuestos directos –rebaja el IR de Segura más el crédito tributario contra el IR del 100% de la inversión de PPK. No se gravará más al que más tiene, que es la propuesta progresiva, avalada hoy por el FMI y la OCDE. Por el contrario, la propuesta de reactivación económica del Frente Amplio revertía la rebaja de Segura e impulsaba medidas contracíclicas de aumento de la inversión pública financiada con parte del Fondo de Estabilización Fiscal (el “chanchito”) y otros ahorros (cuantiosos) del Tesoro Público. También se proponía abaratar el crédito para el sector privado y las MYPES con la reducción de la tasa de interés de referencia del BCR, además de devolver el drawback a las empresas exportadoras, entre otras medidas. Eso es otra cosa, ¿no es cierto? Para que el resultado electoral nos permita avanzar, sepamos que en materia tributaria, el retroceso va a ser enorme. Y en otros temas económicos, lo más probable es que ya esté en marcha un acuerdo, bajo o sobre la mesa, para relanzar el modelo neoliberal, dando como excusa las “reformas pendientes” para impulsar un modelo agotado. Dicho esto, habrá algunos temas sociales y políticos puntuales de coincidencia con el nuevo gobierno. Y quizá algún tema económico (¿Modernizar Talara?, ¿el gasoducto sur peruano y la petroquímica?). Apoyándonos sobre lo avanzado, que es bastante, sigamos con los ojos bien abiertos.