El futuro será su condena

Las redes sociales son un espacio extraordinario para la difusión de ideas y para la participación ciudadana en temas relevantes. Pero también son tierra fértil para el insulto impune desde el anonimato y para la polarización maniquea. El mejor ejemplo de esto es la aparición de centenares de cuentas anónimas en defensa de casi todas las tiendas políticas durante la última campaña. Pasadas las elecciones, sin embargo, las cuentas siguen allí y algunas tienen una cantidad más o menos importante de seguidores. Algunas de estas cuentas, gerenciadas por coquetos héroes enmascarados, han hecho de los insultos homofóbicos su mejor herramienta política. Así, si no estás de acuerdo con sus facherías eres gay. Naturalmente, muchos creen que lo mejor que se puede hacer con estupideces como esa es no responder; no obstante, creo que esa actitud es correcta, pero incompleta. Me explico: utilizar la orientación sexual como un insulto solo tiene vigencia en la mente de un homofóbico. No tiene sentido defenderse de algo que nada tiene de malo. Defender una opción sexual u otra frente a un insulto es darle vigor a las categorías equivocadas. La cuestión, entonces, está en responder de otra forma. Creo que hay que poner en evidencia lo cobarde y rupestre del ataque. El silencio es cómplice de la estupidez y ha llegado la hora de romper con el acuerdo tácito de permitir tanta intolerancia. Con calma pero con firmeza hay que responder. La condena de todos ellos está en el futuro. Porque vamos a ganar y –tarde o temprano– el mundo de los retrógradas morirá antes que ellos.❧