Beriozka, tradición moderna

Con 50 rusos en escena y su mítica directora Mira Koltsova, el ballet Beriozka iniciará mañana una minigira por el país tras 30 años de ingrata ausencia. ¿Cómo cautivar durante 70 años con un show que siempre empieza igual?,Beriozka, tradición moderna ,Beriozka, tradición moderna ,En la diestra un pañuelo color cielo, y en la zurda una rama de abedul. Cubiertas por un larguísimo vestido rojo, símbolo ruso de belleza y festividad, y una blusa blanca en señal de pureza, las bailarinas del ballet Beriozka no bailan. Se deslizan. PUEDES VER: La raíz andina que protege el cerebro Siempre espigadas y en círculos. Una tras otra. Como obedientes muñecas de una cajita musical. Siempre sincronizadas. Siempre rusas. Desde 1948, en todas las vueltas que le han dado al globo terráqueo, el ballet Beriozka –en honor al abedul, árbol nacional de Rusia– arranca de idéntica manera. No hay en esa empecinada repetición, por supuesto, carencias creativas sino convicciones firmes de preservar una tradición: ballet clásico con ritmos folclóricos. En sus trece Desde que Nadezhda Nadezhdina conformó un elenco completamente femenino en la primera mitad del siglo pasado, pocas cosas cambiaron. Aunque diez años después de fundada, la compañía admitió a los hombres, en el Beriozka todavía no se aceptan extranjeros. El proceso de selección es similar: chicos, entre 13 y 14 años, graduados en estudios de ballet. Cuerpos flexibles y ligeros, idóneos para aprender técnicas acrobáticas durante los tres años que dura la escuela Beriozka. También se mantiene, cómo no, la rutina de entrenamiento: seis horas diarias, de lunes a sábado, todo el año, donde quiera que se encuentren. Tamaña exigencia responde a la continuidad. En el Beriozka las etapas están partidas en dos mitades: Nadezhda Nadezhdina hasta 1979 (con su muerte), y luego Mira Koltsova hasta estos días. Dos directoras en 70 años. Los galardones premian esa apuesta por la misma mirada: es el único ballet en el mundo en tener colgada la Gran Medalla de Oro de la Paz, otorgada por el Consejo Mundial de la Paz (1959). Mientras muchas de sus autoridades se preocupan por el armamentismo, Beriozka contribuye a la feliz convivencia de los pueblos. Educa con arte. "No se trata solo de una danza popular escenificada. Hay mucho más allá. Se trata de un cuento, una novela corta", explicó hace unos años Mira Koltsova, cuatro veces Artista Emérita Nacional por la URSS, RFSS, Ucrania y Osetia). América en el corazón La última vez que Beriozka pisó el Perú fue hace 30 años. Las visitas al continente latino, en general, se volvieron espaciadas. Hace unas semanas se presentaron en Colombia, después de 15 años. Sergey Azovskiy, manager de la compañía por 35 años, responde. “Llevamos a América Latina en nuestro corazón, pero desafortunadamente tenemos una agenda muy apretada y no siempre podemos efectuar viajes tan largos a través del océano”. ¿Es una exageración decir que basta ver a Beriozka para conocer Rusia? No es una exageración. Nos consideramos embajadores: en cada danza llevamos tradiciones de nuestro vasto país. ¿Cómo conservar la tradición y a la vez mantener actualidad? A principios de los '90, con el derrumbe de la Unión Soviética, vivimos tiempos difíciles. Y si logramos sobrevivir fue precisamente por conservar nuestras tradiciones. El ballet clásico jamás perderá vigencia. No exagera Sergey con los "tiempos difíciles" entre comillas. Con la Perestroika, el ballet Beriozka se quedó sin local por varios años, pues las iglesias les fueron retornadas a los distintos credos. Desde el 2004 se ubican en el centro de Moscú. Desde mañana hasta el miércoles 26, tendremos a cincuenta artistas en escena, con un centenar de vestidos que pesan hasta cinco kilos, sobre la tarima del Gran Teatro Nacional. El 28 volarán hacia el Cusco y cerrarán su minigira el primero de mayo en Arequipa. ¿En qué consistirá el show? Sergey apela al misterio. Pero cuenta que han hecho una encuesta con su público latino. “Estamos felices de haber regresado”. Quienes nunca los vimos también.