Cusco: la violencia gana en la Copa Perú

Cusco. La violencia sigue ganando terreno en las canchas de nuestro país. La Copa Perú suele transformar la cancha de fútbol en un ring de box, donde los protagonistas son los árbitros, jugadores, hinchas, entrenadores y directivos.

El domingo pasado el partido entre el Club Centenario de Quispicanchis y Pluma de Oro del Cusco terminó en una batalla campal. Ocurrió en el estadio Municipal de Urcos. Corría el minuto 25 del segundo tiempo cuando un integrante del equipo local (Centenario) amenazó con un objeto contundente al utilero del cuadro cusqueño, este recibió luego una pata por la espalda, el agresor fue el jugador Elmer Kaira que sin medir consecuencias le pisó luego la cabeza. Todo quedó grabado en el portal Luces, Cámaras y Fútbol.

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José Vega, delegado de Pluma de Oro , reveló a La República, que hinchas locales y hasta directivos del equipo rival ingresaron al campo de juego a repartir golpes. "No tuvimos protección, los serenos de Urcos en lugar de
separar nos agredieron, tengo identificado a uno que con su vara y escudo atacó a nuestros jugadores" reveló.

Luego de realizar la denuncia, el dirigente informó que el utilero identificado como Mario Zambrano terminó con varias contusiones en el cuerpo. Hace unas semanas un hecho similar ocurrió en la provincia de Calca donde el arquero del cuadro de Huracán de Paruro salió inconsciente tras chocar con un atacante del Aji de Calca, lo que
generó una batalla campal.

Copa Perú en Arequipa

En Arequipa, durante la etapa distrital se produjeron broncas, de regular calibre, en las canchas de Uchumayo, Cerro Colorado, Socabaya y Sachaca. Las agresiones fueron en su mayoría entre hinchas rivales. Sin embargo, en Camaná en un partido entre José Granda y Nacional FC de Mollendo, un equipo periodístico fue salvajemente agredido por seguidores del Granda.

El estadio fue clausurado hasta fin de año. Muchas veces la policía no hace caso a los requerimientos de garantías de los clubes, aún así, los partidos se juegan y a veces terminan muy mal.