Rescate. Carlos Garayar y Jéssica Rodríguez se han sumergido en la tradición oral de América Latina y han publicado una serie de historias increíbles de origen popular.,Jorge Valenzuela Garcés A pesar de los procesos de modernización, la tradición oral en Latinoamérica es tan importante y poderosa como la escrita, y quizá más. Esto se comprueba cuando se trata de estudiar el modo en que las culturas construyen su identidad y su memoria. Relatos, leyendas, mitos, cuentos populares constituyen el precioso acervo en el que se sustenta la cultura de los pueblos. Así parece probarlo el último libro de Carlos Garayar y Jéssica Rodríguez, Mitos y leyendas de América. 20 Historias mágicas (2018), publicado por Panamericana editorial. PUEDES VER Mario Vargas Llosa visitará su natal Arequipa para rodar documental sobre su vida Convocados a una reunión en la que se muestran los rostros de lo mítico, mágico, legendario, milagroso y fantástico, los relatos pasan por un proceso de reescritura y reelaboración que los filtra a través de la ficción maravillosa. La tradición oral se propone, en su sentido ético, advertir, educar, prevenir, normalizar una situación excepcional, pero más de las veces busca una explicación que haga comprensible el mundo que nos rodea. En esta dirección, es plausible el esfuerzo de los autores por otorgarle al relato oral una independencia estética a través del diestro manejo de algunas técnicas narrativas, la inclusión de elementos pertinentes al relato, pero sobre todo a través del manejo del lenguaje que brilla con toda su potencia. Veamos. Tomemos como ejemplo “El futre”. Esta leyenda mendocina generada en el siglo XIX por inmigrantes ingleses y norteamericanos vinculados a la construcción de los ferrocarriles, nos presenta la leyenda de Sleepy Hollow, más conocida como la historia del jinete sin cabeza inmortalizada por Washington Irwing en 1820 en su famoso libro The Sketch Book of Geoffrey Crayon. Sobre la base de esta leyenda neoyorquina, imprescindible para comprender el relato argentino, los autores ajustan el lenguaje, dramatizan la historia e incluyen elementos (nuevos personajes, por ejemplo) funcionales al relato. Si sumamos a ello el empleo de técnicas como la narración simultánea, valoraremos el aporte que supone la recreación y enriquecimiento del texto original. PUEDES VER Juan José Oviedo publica libro sobre el teatro universitario “Dos hermanos”, relato atribuido al Uruguay, muestra los dones de la oralidad escrita siguiendo la estela abierta por Borges en su cuento “La intrusa”. Citemos este extraordinario párrafo construido por los autores: “Los cuchillos siguieron haciendo su oficio: tajaron aquí y allá las carnes inmunes al dolor, abriendo cauces por los que la vida se escurría inexorable”. Los cuentos son, en su mayoría, maravillosos porque aceptamos, sin cuestionarlas, las leyes que gobiernan los mundos representados, leyes que convocan lo sobrenatural. De este modo, no nos resulta conflictivo que un niño sea convertido en una flor, que un jinete elegante aparezca con su propia cabeza en las manos mientras reclama un dinero robado, para luego desaparecer en la niebla o que un niño aparezca custodiado por la Virgen María mientras cabalga en un hermoso caballo. Los relatos han sido trabajados a partir de la lectura atenta de las diversas versiones existentes (de hecho existe más de una versión sobre los relatos, incluso en el propio país). En esta dirección, la inclusión de elementos presentes en las versiones leídas, en una especie de sumatoria enriquecedora, ha terminado beneficiando a la versión final.