Lectura. Un acercamiento a la poesía del recordado poeta horazeriano quien falleció días atrás a los 71 años de edad.,Los poemas de Tulio Mora emanaban de su soledad creadora, de un tiempo ido que permanecía inquieto. Sus imágenes traían escenas de la vida real, por momentos sorprendentes, mientras que en otros acápites eran sueños, ilusiones, espacios distantes, conjunciones tristes, fiestas alegres, y desilusiones. La mirada a un país siempre en conflicto. El difundido poema “Súplica al viento” data de los tiempos de su activismo poético en el grupo Estación Reunida; era un arrebato por la paz, en contra del campo de concentración que aludía al Ucayali (urbe amazónica de edificios podridos, sin mar, donde se muere shingurado). Era ya un enfrentamiento al malestar observado en la convivencia humana. Supongo que le fastidiaba el cotidiano padecer de la muerte y el aburrido devenir de la vida. De ese padecimiento eran presa fatídicamente los poetas; ni Martín Adán ni Washington Delgado se salvaban de ser convocados a ese desafío existencial. PUEDES VER Soliloquios de Rivera Martínez En lo personal, me gustaba esa “suplica al viento”: yo no quiero morir como Martín Adán,/ yo no quiero vivir como Washington Delgado;/ quiero ver crecer a mis hijos entre los itaúbas,/ hablando el mismo idioma de los pihuichos/ cantando como el bon sapo campanero. Solo que después me di cuenta: la vida de los poetas no es nada fácil, y menos la explicación al detalle de la muerte de estos, y para desdicha y coraje, hoy en “tiempos difíciles” en que se vive esta post-modernidad de la “realidad líquida” de Bauman, donde todo “hace agua”, y se hace patéticamente literal esa “sociedad de los poetas muertos”. Al maestro Washington Delgado le molestaba en lo individual, la frase que aludía a su vida, al viejo Martín Adán le debe haber importado un pepino que un joven poeta hable del final, de su aniquilamiento vivencial, de su muerte. Tulio Mora siempre fue un hombre con paciencia “andina” para esperar. Terco en el camino para encontrarse con la palabra exacta. Anónimo entre los anónimos, donde lo que está muerto no ha sido enterrado. No aguantaba pulgas a nada, y algunos entendían que era un ciudadano de mal carácter. A mí me parecía que era a veces duro con su visión crítica por las cosas, tenía su propia mirada del país, estaba permanentemente en contra de los pacientes y fáciles halagos que buscaban algunos. Y en poesía tener visión crítica en un país de ciegos, es estar condenado a una situación extravagante, llena de dificultades. PUEDES VER Tutankamón está de regreso Me sigue gustando su libro Oración frente a un plato de col y otros poemas. Es la mejor parte de su obra poética. Tulio escribe ahí con mucha libertad, se desplaza con entusiasmo por los caminos ortodoxos de la poesía, los poetas que convoca en sus citas determinan ilusiones diversas, destellos para filosofar. El poema “Volcán Maduro” lo mantiene todavía expectante frente al tema de la Amazonia, imagino que todavía tenía esa ilusión por reencontrarse siempre en perfecta armonía de paz con la naturaleza, y también con los recintos urbanos, con la naturaleza de las cosas observadas, donde aún se puede filosofar acerca de la ilusión de la vida. Cuando estudia la poesía de Mario Luna me parece elegante, desde cómo lo descifra: “Mar y/o Luna”. Creo que Cementerio General es un libro con dificultades en el ensamblado poético, que posee algunos recursos fáciles que no elevan el verdadero nivel poético. Sabiendo que la historia siempre tiene un contenido antipoético, se equivoca el poeta cuando confunde historia con poesía. Es posible que el poeta Tulio Mora, conmovido por la situación de violencia desatada que vivió el país en décadas pasadas, se sienta atraído por correr el riesgo de acumular inventarios de figuras, catálogos de personajes históricos y resmas de frustraciones. Al contemplar a los seres míticos que le interesan y le conmueven, al resarcirse con los personajes históricos, algo se desdibuja de esa realidad doliente de aquellos seres vivientes y de aquellos muertos. En la Antología de Spoon River Edgar Lee Masters, naufraga igual con los “epitafios” de los residentes de aquella ciudad ficticia. PUEDES VER Edith Ramos y Armando Becerra ofrecen velada musical Su trabajo en Los broches mayores del sonido donde aparece como “curador” de una enorme exposición de un grupo poético inmenso y exuberante, me parece que tiene algunas reflexiones interesantes, y otras demasiado interesadas, como integrante de parte. La realidad verdadera al ser estudiada, se torna en aparente realidad. Es mejor dejar que esa realidad resista al tiempo que vendrá, responder con mayor lucidez para que las siguientes generaciones reconstruyan con mayor rigor el tiempo pasado. Pero en el balance general diré algo más bien personal: que tenía un gran nivel literario, y que desplegó un enorme esfuerzo intelectual. Tulio Mora rescata muchas verdades políticas dentro de su poesía, en la eternidad del desacuerdo. Es posible que la poesía siga lateando en el asfalto, supongo.