El nuevo primer ministro de transición de Siria aseguró el miércoles que la coalición dirigida por los islamistas, que derrocó a Bashar al Asad, "garantizará" los derechos de todos los grupos religiosos, y pidió a los millones de sirios que huyeron que regresen al país.
"Precisamente por ser islámicos garantizaremos los derechos de toda la población y todas las confesiones en Siria", aseguró Mohamad al Bashir, recién nombrado y al frente de un gobierno de transición hasta el 1 de marzo.
La alianza rebelde que puso fin el domingo a medio siglo del clan Al Asad en el poder en Siria está liderada por el grupo islamista radical Hayat Tahrir al Sham (HTS), antigua rama siria de Al Qaida. El movimiento asegura que rompió con el yihadismo pero sigue en la lista de "terroristas" de varios países occidentales, incluido Estados Unidos.
En la entrevista con el diario italiano Corriere della Sera, publicada el miércoles, Bashir instó a los sirios en el extranjero a regresar para "reconstruir" y hacer "florecer" el país, donde sunitas, alauitas, cristianos y kurdos cohabitan con dificultad.
Unos seis millones de sirios, alrededor de una cuarta parte de la población, ha abandonado el país desde 2011, cuando estallaron unas manifestaciones prodemocracia cuya sangrienta represión derivó en una guerra civil que ha causado más de medio millón de muertos.
"Vuelvan", insistió el dirigente, después de que varios Estados, como Alemania, Austria o Reino Unido, decidieran suspender los procesos de solicitudes de asilo de ciudadanos sirios.
Abu Mohamad al Jolani, jefe de HTS, que lideró la ofensiva rebelde lanzada el 27 de noviembre, reiteró el miércoles que "no se perdonará quienes están implicados en la tortura y eliminación de los presos".
El partido Baaz, del derrocado presidente Al Asad, anunció que suspende sus actividades hasta nueva orden.
Decenas de personas esperaban este miércoles en el puesto fronterizo turco de Oncupinar, cerca de Gaziantep, para entrar en Siria, observó un corresponsal de la AFP.
Un taxi dejó allí a varios viajeros, con el capó cargado de bolsas y un alfombra enrollada.
En la capital, Damasco, donde ondea la bandera de la revolución verde, blanca y negra, el día a día va tomando forma, así como en Alepo, la segunda ciudad del país.
"Empezamos a sentirnos seguros. Aquí no había más que 'mubjabarat' [agentes de los servicios de inteligencia] antes de los acontecimientos" de los últimos días, contó Ramadan Dali, un alepino de 70 años. "No se podía decir nada".
El aeropuerto internacional de Damasco, cerrado desde el domingo, reabrirá "en los próximos días", anunció su director.
Y en la región costera de Latakia, combatientes rebeldes prendieron fuego a la tumba de Hafez al Asad, padre y predecesor del presidente derrocado, según imágenes de la AFP.
Pero para muchos sirios, la prioridad ahora es buscar a los amigos y familiares desaparecidos durante las décadas de atroz represión del gobierno.
Nabil Hariri, oriundo de Daraa, en el sur, observa imágenes de cadáveres en la morgue de un hospital de la capital. Busca a su hermano, detenido en 2014 con apenas 13 años. "Cuando estás hundido, te agarras a lo que sea", dice este hombre de 39 años.
Desde 2011, más de 100.000 personas murieron en cárceles sirias, estimó en 2022 el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, abogó por una "transición suave" y el emisario Geir Pedersen subrayó que esta deberá ser "inclusiva" para evitar una "nueva guerra civil".
Por su parte, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, "reiterará el apoyo de Estados Unidos a una transición inclusiva [...] hacia un gobierno responsable y representativo" durante su actual viaje a Turquía y Jordania, indicó el Departamento de Estado.
Rusia, aliado hasta ahora del poder derrocado, quiere ver la situación de Siria estabilizada "lo antes posible" y criticó a Israel por sus recientes ataques aéreos contra el país vecino.
El OSDH indicó que Israel bombardeó el miércoles sitios militares pertenecientes al ejército del depuesto Asad en las provincias costeras de Latakia y Tartus.
Israel dice que no permitirá que "ninguna fuerza hostil se establezca en su frontera" con Siria, en palabras de su primer ministro, Benjamin Netanyahu.
Este miércoles, expertos de la ONU afirmaron que los bombardeos israelíes en Siria carecen de fundamento según el derecho internacional, y que el desarme "preventivo" abre la puerta al "caos mundial".
En el terreno, los expertos advierten del peligro que entrañan las rivalidades y los conflictos abiertos entre diferentes facciones.
En el noreste de Siria, donde los combates entre fuerzas prokurdas y proturcas causaron más de 200 muertos en tres días, según el OSDH, el jefe de las tropas kurdas anunció una tregua en Manbij, "con la mediación estadounidense".
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