La PUCP (universidad en la que estudié y en la que orgullosamente soy Profesor Principal) fue la primera universidad privada del país, fundada por un grupo de religiosos y laicos; al no tener un “dueño”, con el paso del tiempo ha logrado funcionar como asociación sin fines de lucro y casi como una universidad pública, es decir, con autonomía, autoridades elegidas democráticamente y representación estudiantil. Toda su historia la hace muy excepcional.En sus orígenes se trataba de una universidad que promovía una enseñanza inspirada en la fe Católica y valores conservadores, en un contexto muy adverso para estos. Recordemos que en 1919 los estudiantes universitarios apoyaban las luchas obreras por la jornada laboral de ocho horas, en 1922 creaban las universidades populares y en 1923 se oponían a la consagración del país al Corazón de Jesús, reivindicando el carácter laico del Estado. Es decir, años en los que las ideas anarquistas y socialistas ganaban influencia en las universidades públicas, y se daba una creciente politización. La Universidad Católica empezó a crecer como centro de irradiación intelectual en la década de los años treinta, terminado el leguiísmo, cuando se incorporan personalidades como Víctor Andrés Belaunde, José de la Riva Agüero o Adolfo Winternitz, y más adelante, José Agustín de la Puente. En 1942, al cumplir 25 años, obtuvo el rango de universidad Pontificia, y en 1944 la PUCP recibe una importante herencia de Riva Agüero, que incluye el fundo Pando, donde está actualmente instalada. Las cosas empiezan a cambiar en la década de los años sesenta, con la modernización impulsada durante el rectorado de Felipe Mac Gregor, con un apoyo importante de la Fundación Ford. En 1964 se creó la Facultad de Ciencias Sociales, con lo cual la presencia de ideas de izquierda entonces en boga empezó a ser más notoria. En esa década se consolidan los estudios teológicos, con fuerte influencia de la teología de la liberación. La Facultad de Derecho cambió también bajo la influencia de los “Wisconsin boys”, reformándose la enseñanza y la concepción del derecho, como una disciplina más social. Es desde entonces que la PUCP empezó a ser más netamente una universidad diversa y plural en lo político. En 1972 se crearon los estudios generales, dos años de estudios integrales y humanistas que con el tiempo se convertirían en marca de identidad de sus egresados. Hasta la década de los años ochenta podría decirse que la PUCP era una universidad bastante elitista en lo social, junto a otras universidades privadas como las de Lima y del Pacífico, fundadas en 1962. Afortunadamente, el sistema de pensiones diferenciadas, vigente desde 1968, permitió contar con un estudiantado más diverso en lo socioeconómico. Pero desde la década de los años noventa, acabada la crisis económica, aparecen universidades privadas como las de Ciencias Aplicadas y San Ignacio de Loyola como opciones para la élite, al mismo tiempo que se da una explosión de la demanda educativa de sectores medios, que hacen que la fisonomía social PUCP sea cada vez más representativa del país. En otro orden de cosas, pero complementario, Salomón Lerner, siendo rector de la universidad, fue nombrado presidente de la Comisión de la Verdad y Reconciliación en 2001, con lo que la PUCP terminó siendo fuertemente identificada con la causa de la defensa de los derechos humanos. En suma, en cien años, la PUCP pasó de ser la universidad conservadora de las elites católicas limeñas a una universidad muy plural y hasta identificada con banderas progresistas. Seguiré con el tema.