Jo-Marie Burt y María Rodríguez (*),El 14 de agosto de 1985, el Ejército peruano asesinó a 69 pobladores en Accomarca, la mayoría de ellos, niños, mujeres y ancianos. Ahora, 31 años después, y luego de casi seis largos años de juicio, la Sala Penal Nacional dictaminará, el próximo miércoles, sentencia contra los 29 acusados en el caso. Durante el juicio se escuchó el testimonio de varios sobrevivientes de la masacre. Teófila Ochoa, quien tenía 12 años en 1985, testificó que los militares reunieron a los pobladores en dos chozas, los acribillaron, y les prendieron fuego. Mataron a su madre y cinco hermanos. Teófila logró, milagrosamente, esconderse y así sobrevivió. Uno de los elementos más sorprendentes del juicio ha sido la confesión del entonces subteniente Telmo Hurtado. Hurtado no solo confesó su responsabilidad en la masacre: también afirmó que su accionar correspondía a una orden de los altos mandos del Ejército peruano, quienes además le ordenaron eliminar a los testigos de la masacre ante una inminente investigación del Congreso peruano. Durante los careos y ante el estupor de los asistentes y sus coprocesados, Hurtado increpó a sus superiores a decir la verdad y asumir su responsabilidad en la masacre. La fiscalía y la parte civil han presentado amplio material probatorio para demostrar no solo la culpabilidad de Hurtado, y de Juan Manuel Rivera Rondón, jefe de la patrulla Lince 6, que también participó en la masacre, sino también la de los altos mandos —entre ellos el general (r) Wilfredo Mori Orzo, quien en 1985 fue el jefe del Comando Político Militar de Ayacucho— por haber planificado, ordenado y encubierto la masacre de Accomarca. Aunque el juicio se ha extendido innecesariamente por varios meses por la ausencia de los abogados de la defensa y las tardanzas de los magistrados, por fin, la sentencia por la masacre de Accomarca se va a dictaminar. Tres jueces tienen a su cargo esta tarea: Ricardo Brousset, el director de debates y encargado de redactar la sentencia, Ana María Vidal y Mirta Bendezú. Organizaciones de derechos humanos y la asociación de afectados de Accomarca han expresado su preocupación sobre la jueza Bendezú, sobre quien existe una denuncia por haber favorecido a un general imputado en otro caso de graves violaciones a los derechos humanos, a cambio de dinero y regalos. A pesar de ello, los deudos esperan una sentencia que sea proporcional a la crueldad de la masacre y los años que llevan esperando por justicia. Creemos que hay indicios suficientes para condenar no solo a Telmo Hurtado, quien reconoció su rol en la masacre, si no a toda la cadena de mando que impulsó y ejecutó una estrategia contrasubversiva equivocada. (*)Jo-Marie Burt es profesora en George Mason University y Asesora Principal de WOLA, y directora del proyecto Rights Peru, que ha observado el juicio Accomarca desde que inició en 2010. María Rodríguez es historiadora e investigadora de Rights Peru.