cronwell jara. El escritor acaba de publicar la novela Faite, la historia de un personaje que parece haberse detenido en la línea fronteriza de la violencia y la ternura.,Cronwell Jara Jiménez (Piura, 1950) es un destacado narrador —aparecido en la década del ochenta— que ha sabido crear con maestría un universo narrativo cautivante a partir de la recreación de los personajes, el ambiente y el lenguaje de una parte de nuestro país: la sierra piurana. Esto se aprecia en su magnífico libro de cuentos Las huellas del puma. De manera paralela, ha producido libros de carácter infantil y juvenil. También cuenta con textos como Patíbulo para un caballo y la novela breve Montacerdos, donde recrea la miseria padecida por un sector de la urbe limeña. A esta línea pertenece su última publicación: la novela Faite (Arsam, 2016).El término “faite” proviene de la voz inglesa fighter que quiere decir “luchador”. En el mundo popular y delictivo, el faite es el más respetado por su arrojo y astucia. El protagonista de Cronwell Jara es un chulucano crecido en las Huaringas, valiente y estimado por su entorno. Pasa sus días rasurándose y en estado de contemplación. Es un gran lector, amante de la música de Los Panchos y Nat King Cole. Además, escribe poemas donde le canta a un amor perdido. No abusa de nadie y solo pelea para defender su vida y la de los suyos. Cronwell Jara le confiere mayor dimensión humana y estética a su personaje y amplía el significado del término en cuestión.La novela transcurre en la calle Retablitos, lugar donde reina la vida solidaria entre sus pobladores. También destaca la presencia de personajes femeninos como la bella y enigmática Raquel, joven dedicada a las artes de la adivinación que se desvive, infructuosamente, por el amor de Faite, quien solo tiene afecto para recordar a la duquesa Mary Luna, una hermosa cajabambina de ojos celestes, quien un aciago día partió a tierras lejanas con la promesa de un pronto retorno.Otro personaje fundamental es el narrador. El sobrino de Faite, desde una edad ya madura, evoca sus días al lado de su tío, quien lo guía en su aprendizaje sobre la vida. El sobrino “meón” ha aprendido a reflexionar sobre el destino de los pobres y la muerte. Incluso, por momentos asume la función de un Sancho, pues tiene que hacer pisar tierra a su tío, quien suele extraviarse en sus desvaríos de filósofo y poeta. Este narrador testigo vive marcado por el abandono de su madre, un origen oscuro y la acechanza de una inminente destrucción de su precaria vivienda.La novela presenta estructura lineal y está escrita con un lenguaje cadencioso y por momentos poético. A su vez, apela al uso de algunos regionalismos y giros lingüísticos populares: “Porque más que un acto de aseo, el suyo parecía en grado sumo un sagrado ritual religioso. Alzar el cáliz. Entrar en revelación. Una comunicación con las altas esferas. Estar con Dios. No con Faite. Al afeitarse cada hebra, cada pluma, cada bello, a Faite se le veía –o por lo menos daba esa gloriosa sensación– de estar a punto de tocar las puertas del cielo” (p. 16).Esta notable novela de Cronwell Jara presenta distintos fragmentos de canciones populares que asumen un rol esencial en la narración. Desde el inicio, a manera de epígrafe, nos encontramos con las letras del bolero “La golondrina”, que anuncian el tono poético del relato, la presencia de temas como el amor y la soledad, así como el carácter melancólico de los protagonistas. Los boleros de Los Panchos ayudan a esbozar el perfil psicológico de los personajes y mueven las reflexiones del protagonista: “La canción. ¿No la oyes? Quema y duele hasta el tuétano. Si no estás conmigo… Es una letra que te coge, te desangra, te agarra del cuello y te afeita con navaja oxidada y sin filo” (p. 46). Así, la escritura de Cronwell Jara, por un lado, dibuja el perfil épico de su personaje, pero también, por otro, brinda suficientes elementos para conocer las entrañas del mismo.❧