Domingo

El renacer de La Colmena

Tres inmobiliarias han emprendido la restauración de edificios históricos, olvidados durante años, en la que alguna vez fue considerada la avenida más bella de Lima. Con negocios de oficinas, restaurantes y hasta hoteles prometen devolver esta arteria a sus días de esplendor.

El renacer de La Colmena
El renacer de La Colmena

Allí, en la esquina de Cailloma con La Colmena, junto al kiosco, donde durante años esperaban a sus clientes las meretrices más veteranas del centro de Lima, un nuevo negocio se ha instalado desde hace cuatro semanas.

Se llama Soperías Unidas y es el restaurante, con concepto de taberna, que Juan Carlos Pareja y Diego Alcántara han abierto para surtir de caldos, cafés y butifarras a los oficinistas que transitan, cada vez en mayor número, por esta vieja avenida.

Solo el edificio que los acoge, Las Mercedes, recientemente restaurado por la empresa Scipion Real State, lanza a la calle a cientos de personas todos los días, empleadas de una empresa tecnológica. A cuadra y media de distancia, las dos torres del antiguo Hotel Crillón, reconvertidas por Arte Express en un megacomplejo de oficinas, proveen a los negocios circundantes de miles de potenciales consumidores, sobre todo burócratas de la SUNAT y telefonistas de call centers.

Al frente del exCrillón, el imponente Edificio Wilson Colmena, que pertenecía a la Oficina de Normalización Previsional (ONP), acaba de ser adquirido por una tercera compañía, llamada Soumaya, que planea desarrollar allí su propio y ambicioso proyecto inmobiliario.

Se respira el cambio. Las anchas veredas de la Avenida Nicolás de Piérola, conocida como La Colmena, se están llenando de nuevos transeúntes. Jóvenes empleados, ejecutivos, funcionarios, con nuevos intereses y necesidades, que le han dado una dinámica diferente a la que hasta hace unos años era una de las arterias más olvidadas del Centro Histórico.

Tuvo sus días de esplendor, primero como una avenida residencial y, a partir de los sesenta y setenta, como vía comercial. Si el centro de Lima era el corazón del Perú, La Colmena era una de sus arterias principales.

Cuatro décadas después, podría estar viendo su renacer.

LAS CASONAS MÁS BELLAS

–Hasta los años ochenta, era una avenida muy comercial y turística– cuenta Juan José Pacheco, historiador de Prolima. –Pero en el 87 comenzaron los ataques terroristas en el centro. Sendero Luminoso puso coches bomba en el Crillón y en bancos y oficinas. Se decretó el toque de queda y eso alejó a los vecinos y negocios. En los noventa, la avenida se llenó de ambulantes y se volvió peligrosa, y en los 2000 ya era una de las más peligrosas del centro. Nadie se atrevía a caminar así nomás.

Con la ayuda de Pacheco, recorremos la avenida, la mañana del miércoles. El historiador nos señala las casonas más antiguas y bellas. Por ejemplo, la Casa Victoria Larco, en la esquina con el jirón Cañete, con una hermosa fachada art noveau, con rostros de ángeles, azulejos y hasta una cúpula, diseñada por el arquitecto Claudio Sahut. El inmueble ahora le pertenece a una familia tusán, que alquila la planta baja a negocios varios.

En la esquina opuesta se encuentra la Casa Gonzales de Panizo, también diseñada por Sahut, de estilo afrancesado, mucho mejor conservada por sus actuales propietarios, un instituto de terapia para niños.

Las casas Larco y Gonzales Panizo fueron de las primeras que se levantaron en esta arteria, pocos años después de que, en 1899, Nicolás de Piérola iniciara su construcción con el fin de unir la ciudad con el Callao.

En la cuadra 4 de La Colmena hay dos bloques de edificios impresionantes. El primero, en esquina con el Pasaje Inclán, fue diseñado por el arquitecto Ricardo de la Jaxa Malachowski y construido en 1914 para la compañía de seguros Porvenir. El segundo, en la esquina con Prolongación Tacna, fue levantado en 1919 por encargo de la compañía de seguros Italia.

Arte Express compró ambos edificios en 2013, luego de culminar su proyecto en el exCrillón. Al primero lo juntó con otras dos casonas y un terreno adyacente y lo restauró en un solo conjunto, el Proyecto Popular y Porvenir, que ahora ocupan un supermercado y las salas penales del Poder Judicial.

Al segundo, al que bautizó Casa Malachowski, todavía no le ha encontrado propósito.

Belén Corzo, gerente legal de Arte Express, dice que barajan varias opciones. Una de ellas es alquilar la planta baja a pequeños negocios y destinar las superiores a un hostel. Por el momento, han solicitado al Ministerio de Cultura licencia para ir restaurando la fachada. En los próximos meses tendrán definido su proyecto final.

En diciembre, Arte Express compró otro inmueble en La Colmena, esta vez en la cuadra 2. Es un edificio multifamiliar precioso, crema y ladrillo, que Juan José Pacheco calcula que debió haber sido construido en los años veinte. En el tercer piso tiene una logia desde la que los dueños originales podían ver la fachada del desaparecido cine Folie Rouge, en la acera de enfrente. Una vista que debió de haber sido magnífica.

Belén Corzo dice que esta construcción también podría convertirse en un hostel, que reciba a los turistas que buscan alojarse en el centro para conocer su riqueza histórica.

Pero, claro, hay temas pendientes. El meretricio. Los taxis colectivos. A ciertas horas, los asaltos. Corzo opina que se requiere más iluminación y afianzar las políticas de seguridad en la zona. Con la iluminación del edificio Popular y Porvenir, la esquina de La Colmena y Prolongación Tacna ha mejorado, asegura. Pero se necesita mayor apoyo de las autoridades.


UN BULEVAR CULTURAL

Cuando Fernando Palazuelo Barroso entró por primera vez a Las Mercedes, el edificio de 1,200 metros cuadrados, diseñado en 1924 por Rafael Marquina, se estaba hundiendo.

–Tenían un problema de fosas sépticas muy grave– dice el CEO de Scipion Real State. –Hallamos alrededor de 25 familias que vivían en condiciones precarias y le pagaban la renta a dos personas que habían invadido este predio. Desarchivamos procesos judiciales contra los invasores y llegamos a acuerdos económicos con los ocupantes para que se mudaran.

Scipion no compró Las Mercedes, sino que firmó un contrato de derecho de usufructo con la Beneficencia Pública de Lima para desarrollar un proyecto inmobiliario. Demoraron tres años e invirtieron casi 5 millones de dólares, rehaciendo completamente las estructuras, remodelando los cuatro pisos originales y ampliando dos más, incluyendo una terraza, hasta que el inmueble quedó restaurado. En julio se lo alquilaron casi por completo a una compañía tecnológica.

Palazuelo Barroso, que antes trabajó en Arte Express, con su padre, Fernando Palazuelo Basaldúa, dice que avenidas como La Colmena se podrían convertir en un bulevar, porque para eso fueron creadas.

–Que la gente pueda venir a pasear, a ver una exposición, tomar un café o leer un libro. Y que alrededor de estos bulevares haya espacios culturales, espacios de recreación –dice.

Juan José Pacheco recuerda que la vía tiene las veredas más anchas del centro de Lima y una berma central con pequeños árboles que pronto crecerán.

–Es una avenida que tiene los edificios del período republicano más hermosos del Centro Histórico– dice. –Todos los edificios cuentan con ascensores, con grandes espacios abiertos para colocar negocios. Tiene un potencial inmobiliario y turístico muy grande. Alguna vez alguien dijo que La Colmena era la avenida más hermosa que tuvo el centro de Lima. Y yo estoy completamente de acuerdo.

Reportero. Comunicador social por la UNMSM. Especializado en conservación, cambio climático y desarrollo sostenible. Antes en IDL Reporteros y Perú.21. Premio Periodismo Sustentable 2016. Premio Especial Cáritas del Perú. Finalista del Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación 2011.