Sociedad

Orgullo y esperanza

“Nuestra sociedad imperfecta intenta luchar contra la corrupción y en ese vigor se agota”.

Eloy Jauregui
Eloy Jauregui

No solo es el fin del año, es el final también de algo de nosotros mismos. Una etapa, un trozo de nuestras vidas. E imposibles no hay. Este 2019 perdí a mis amigos, gané un amor y el resto cenizas. Como en todo, confié y me fallaron. Mis sueños, los suyos, el desengaño.

En una reciente entrevista el psicoanalista Max Hernández aseguraba que luchar contra la corrupción era ajusticiar a aquellos en quienes confiábamos. Por ello la política ya no es de ideas. Hoy se dirime en los juzgados. El policial es la ideología. Mis amigos muertos Tulio Mora y Hugo Aldave me repetían que la emoción solo era tal cuando era parte de la razón.

Pero ahora no. Crispados de pies a cabeza todo es venganza, daño, crimen. ¿Y la tolerancia? ¿Y la imaginación? Eso ya no tiene valor. Solo la inquina y la hostilidad. Se cerró el Congreso y vienen las elecciones y yo tengo esperanzas. Pero una vez más, la aversión y el odio.

Nuestra sociedad imperfecta intenta luchar contra la corrupción y en ese vigor se agota. Ministros y jueces, alcaldes y fiscales, probos y deshonestos, todos revueltos. “Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro…” decía hace un siglo el tango de Santos Discépolo. Y bueno, todo sigue igual.

Feliz año, de todas maneras. Yo tengo esperanza. Disculpen la tristeza.

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