Precio del dólar HOY, martes 7 de mayo

Nombrando lo innombrable

“Un Gobierno con problemas para nombrar está perdiendo la oportunidad de recurrir a empresas especializadas, que las hay muchas, para dar con el profesional que más lo beneficie. Algo que daría valiosos réditos administrativos y, por supuesto, políticos en el más breve plazo”.

Desde el inicio, el departamento de recursos humanos de este gobierno anda en problemas. Era previsible que un bloque de poder tan nuevo en las grandes ligas tuviera muy poco acceso a personal idóneo. Su salida fue concentrarse en nombrar a los más allegados, pero esa cantera resultó ser particularmente conflictiva, y además se agotó pronto.

Es cierto que en seis meses ha habido esfuerzos por mejorar la calidad profesional y política en algunos sectores. Pero no ha sido suficiente. Más pesó el placer de ir formando un Ejecutivo a imagen y semejanza de Pedro Castillo con su entorno más cercano. Lo cual se ha vuelto un hábito administrativo.

La instalación de Daniel Salaverry en la presidencia de Perupetro es un buen ejemplo de búsqueda desesperada para los altos cargos del gobierno. La figura de Salaverry es políticamente incongruente y está profesionalmente fuera de lugar. Además se presta todo a tipo de sospechas sobre por qué fue seleccionado. ¿Es el próximo titular del MEM?

Otro tipo de ejemplo está en los recientes nombramientos irregulares en el Minam, que constituyen un retroceso al vacilón inicial de las argollas partidarias sin calificación para ocupar las plazas. Aquí alguien se cansó de buscar más calidad, con la idea de que por tratarse de puestos menos, la cosa no va a tener mayores consecuencias.

A los gobiernos les gusta nombrar a sus simpatizantes. Pero hasta ahora esta inclinación ha tendido a estar contrapesada por un grado de decoro. Después de todo, se quiere gente capaz de ayudar, siempre en la medida de lo posible, a llevar adelante una mejor gestión. Designar a una nulidad es dispararse en el pie.

Este proceso de deterioro del profesionalismo en el Estado central necesariamente comienza en las oficinas de los ministros. Aunque es probable que los cambios de titular dejen una estela de pésimos funcionarios atornillados hasta nuevo aviso. Ya irá apareciendo noticia sobre muchos de ellos con el paso del tiempo.

Un gobierno con problemas para nombrar está perdiendo la oportunidad de recurrir a empresas especializadas, que las hay muchas, para dar con el profesional que más lo beneficie. Algo que daría valiosos réditos administrativos y, por supuesto, políticos en el más breve plazo. La opinión pública no dejaría de notar la mejora.

La República

Los artículos firmados por La República son redactados por nuestro equipo de periodistas. Estas publicaciones son revisadas por nuestros editores para asegurar que cada contenido cumpla con nuestra línea editorial y sea relevante para nuestras audiencias.