Lecciones

Se viene hablando mucho sobre las lecciones que puede habernos dejado esta campaña electoral. ¿Cuáles serían? Una conocida es que lo inesperado puede aparecer por cualquier parte, con cualquier aspirante. Otra lección que ya conocíamos es que nuestras elecciones muy fácilmente se mudan de lo meditado a lo apasionado.

Otras lecciones conocidas, no realmente aprendidas, son un constante temor de la derecha a otras ideologías, una percepción de nuestra democracia como frágil, la pobreza conceptual de las campañas cuando no existen partidos realmente estructurados, ni suficientes ciudadanías fuertes y cabalmente nacionales.

Las más interesantes charlas sobre lecciones tienen que ver con la novedad de realidades profundas reveladas. Por ejemplo que medio país esté dispuesto a votar por un candidato tan enfrentado a un orden establecido que pareció funcionar bien por 30 años. Es decir que haya tanta gente a la que no la asusta el radicalismo de izquierda.

Para algunos una lección clave es que la división del país, que sigue líneas sociales, económicas y étnicas, es más intensa de lo que se pensaba. Ya antes habíamos visto fuego cruzado de los dos lados de esta frontera, pero el encono que ahora observamos solo afloraba en episodios históricos focalizados, y eso es una lección a tomar en cuenta.

Así, los discursos del año 2021, públicos y privados, habrían sacado a la luz un registro de mutuos desprecios, rencores, y hasta odios, que ya tenían siglos soterrados en el silencio o el eufemismo. La lección aquí sería el inicio de una hora de la verdad. Parafraseando a César Vallejo, ¿cómo entonces hablar del Bicentenario?

Quizás podemos incluir como lección que los factores capaces de unificar nuestro país hoy no están en la política. Quizás en algunos momentos lo estuvieron, pero ahora lo político es un factor que a cada paso crea nueva división, o ahonda la existente. En esto no estamos solos en el mundo, pero la lección incluye que en estos años no nos veíamos así.

Si estas y otras lecciones que en estos días se discuten tienen alguna utilidad frente a una campaña que ha sido una catástrofe, ¿cómo podremos aprovecharlas, sobre todo si el aprendizaje no logra pasar por la política? ¿Cuánto nos pueden enseñar realmente los malos ejemplos?