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Viviendo entre Bascuñanes

“Siempre habrá, entonces, un Bascuñán en nuestras casas, dentro de nuestros hogares, Bascuñanes dentro de nosotros mismos, en el trabajo, en las redes...”.

En la cancha, como todos los árbitros de fútbol, Bascuñán fue todopoderoso, tal como ocurre con los sumos sacerdotes en la religión, los jueces en lo cotidiano o el tribunal constitucional en la política nacional.

La diferencia es que, en el fútbol, la gran mayoría de los conflictos, salvo algunos contados casos que se definen luego o antes en mesa, se resuelve allí mismo, en caliente, en pleno enfrentamiento de las partes involucradas y la palabra del árbitro es la última. Zanja, aunque se equivoque, aunque lo compren, aunque juegue su propio partido y anteponga intereses personales al ideal fair play, aunque sea un tramposo de mierda como ayer y haga uso selectivo del VAR, los Bascuñanes definen.

Como en el resto de la vida, en el fútbol hay un orden imaginado que todas las partes involucradas aceptan para poder interactuar bajo las mismas reglas y que no se saquen la madre hasta la eternidad. El problema con el fútbol, repito, como en el resto de la vida, es que las mismas reglas, aparentemente claras y comprensibles para todos, en algún punto extremo tienen que ser interpretadas por alguien a quien ese acuerdo o contrato, entre todos, le atribuye tal función: los árbitros, y no todos los que cumplen esa importantísima función están capacitados para ejercerla, pero allí están.

Siempre habrá, entonces, un Bascuñán en nuestras casas, dentro de nuestros hogares, Bascuñanes dentro de nosotros mismos, en el trabajo, en las redes, Bascuñanes abundantes en el Poder Judicial, plagas Bascuñanes en el Congreso, en el Ejecutivo. Es decir, siempre habrá un Bascuñán que jalará agua para su molino, haga trafa y actúe en contra de ese bien común que nunca llega.

Algunas veces las acciones de estos Bascuñanes de la vida abonarán a nuestro favor, otras en contra. Hay que sacarlos al fresco y aprender a vivir con ellos, porque Bascuñanes siempre habrá y hasta votaremos por ellos.

La República

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