Universitario goleó 4-1 a Sport Huancayo y chocará con Alianza Lima

En memoria del Dr. Alberto Acuña Fernández

“Descansa en paz, mi querido hermano Beto. Toda la familia, tus colegas y el Perú entero están muy orgullosos de ti. Tu nombre perdurará por siempre”.

Por: Edgar Acuña

El sábado 9 de mayo murió víctima del coronavirus el Dr. Alberto Acuña Fernández, era médico cirujano en el Hospital III Iquitos de EsSalud Loreto. Alberto nació en Lima hace 62 años y era el cuarto hijo de una familia de ocho hermanos procreados por don Maximiliano Acuña y doña Graciela Fernández, ambos ya fallecidos. Cuatro hermanos son médicos. Inició su educación primaria en Chala y continuó en Huacho, sus estudios secundarios los empezó en la G.U.E. Luis F. Xammar de Huacho y terminó en el Colegio Nacional Daniel A. Carrión de Lima. Posteriormente, ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Al graduarse de médico en 1986, hace dos residencias médicas consecutivas, la primera en ginecobstetricia (UNMSM) y la segunda en cirugía general (UNFV). Después de terminar sus residencias comienza a laborar en el hospital de Chancay y luego en el hospital de Pucallpa. En 1997, llega a Iquitos a trabajar en el Hospital III Iquitos de EsSalud Loreto, donde ejercería sus labores hasta el día de su muerte.

El 16 de marzo de este año y justo cuando comenzaban los casos del coronavirus en Iquitos, Alberto contrajo dengue por segunda vez en su estadía en esta ciudad. Estuvo con descanso médico por una semana y después de eso reanudó sus labores en el hospital. El pudo solicitar dispensa por tener más de 60 años, pero prefirió continuar atendiendo a sus pacientes. El 6 de abril, le hicieron la prueba rápida para detectar el Covid-19, porque ya el virus estaba azotando a la región de Loreto y se estaba verificando el nivel de contagio en el personal sanitario. El resultado de la prueba fue negativo, y así Alberto continuó en la primera línea de lucha contra el Covid-19. Sin embargo, dos semanas después, él comenzó a sentir los primeros síntomas del virus. El 24 de abril le hicieron la prueba molecular para detectar el Covid-19. El 27 de abril el resultado de la prueba dio positivo y él fue hospitalizado ese mismo día.

En el hospital su estado se fue deteriorando poco a poco. Tenía problemas para respirar y fiebre. Fue trasladado a la sección de cuidados intermedios y posteriormente el 3 de mayo pasó a la unidad de cuidados intensivos, donde fue entubado. Le asignaron el último respirador que quedaba disponible en el hospital, donde dos médicos acababan de fallecer por falta de oxígeno. Sus hermanos médicos y su cuñado hicieron varios acercamientos al Colegio Médico del Perú y a EsSalud para que sea trasladado a Lima. Las autoridades y los médicos que lo atendían en un principio aceptaron su traslado, pero su condición siempre permaneció inestable, por lo cual se desistió de hacerlo. La familia se reunía todos los días por las noches a orar, por un milagro para Alberto. El día anterior a su muerte fue cambiado a posición boca abajo y parecía haber respondido positivamente, pero lamentablemente en la tarde del 9 de mayo dejó de existir.

El 10 de mayo, lo enterraron casi 24 horas después que falleciera. Su sobrino pudo conectar a la familia más cercana vía videollamada, y con la colaboración de sus amigos de Iquitos pudieron ver su entierro y despedirse de Alberto, algunos estaban a miles de kilómetros de distancia de su última morada.

Alberto fue mi hermano menor y mi compañero en muchas aventuras. Nuestra familia, gracias a la labor encomiable de nuestros padres, ha recorrido un largo camino desde las estrecheces económicas de nuestra infancia, donde él y yo vendíamos periódicos por las calles de Huacho, hasta la holgura económica de la que gozamos ahora. Pero nunca hemos olvidado nuestras raíces, por eso, Alberto estuvo hasta el final tratando de proteger a sus pacientes de este virus que afecta a la humanidad entera.

Alberto era una persona sencilla, reservada y con buen sentido del humor, siempre decía las bromas precisas en las reuniones familiares. En Iquitos, tenía muchas amistades, quienes lamentan su partida y han enviado sentidos mensajes de cariño y gratitud.

Descansa en paz, mi querido hermano Beto. Toda la familia, tus colegas y el Perú entero están muy orgullosos de ti. Tu nombre perdurará por siempre.

La República

Los artículos firmados por La República son redactados por nuestro equipo de periodistas. Estas publicaciones son revisadas por nuestros editores para asegurar que cada contenido cumpla con nuestra línea editorial y sea relevante para nuestras audiencias.