Cultural

¿Por qué emociona la música de Ennio Morricone?

Homenaje al maestro italiano nos lleva a preguntarnos en qué radica su conexión con millones de personas. La República conversa con el músico César Vega.



Ennio Morricone.
Ennio Morricone.

El destino del compositor y director de orquesta italiano Ennio Morricone (1928-2020) se halla a la fecha en una zona intermedia de radiación: millones han escuchado su música y es muy probable que algunos millones no sepan quién es. Es una forma muy particular de alcanzar la trascendencia. Al respecto, César Vega, destacado músico y director de la maestría de Musicología de la PUCP, señala: “He crecido con la música de Morricone, la he escuchado de chico, sobre todo en los ochentas. Vengo de esa experiencia de haberlo conocido en televisión y luego en los cines de barrio. Si sus películas eran famosas, pues la música de Morricone era parte eficiente de aquello. El hecho de mostrar a seres humanos en todos sus dilemas, con todas sus capas, con todas sus historias. Ponerles música a los personajes, medio complicados, que buscan una redención, salir de su mundo. Eso me parece maravilloso de Morricone. Algunos podemos saber quién es él, pero si otros no, no creo que sea problema, Morricone está en las grandes películas para las que hizo su música”.

La voz de César Vega se muestra con la tranquilidad de los que están seguros del trabajo que acaban de hacer. Han sido semanas de arduos ensayos, sin duda. Vega será el encargado de dirigir a sesenta músicos profesionales que le rendirán tributo a Morricone, los días 3 y 4 de septiembre en el teatro NOS PUCP, en Morricone Trascendental, concierto cuyas señas nominales hablan por sí solas. Ennio Morricone está presente en más de quinientas películas, muchas de ellas forman parte de nuestra memoria intelectiva y emocional. “Once upon a time in America”, “La leyenda del pianista del océano”, “El bueno, el malo y el feo”, “Cinema Paradiso” y “La misión”, entre las películas conocidas de muchas otras también conocidas, que forman parte del repertorio del homenaje.

Morricone proviene del conservatorio, tuvo una férrea formación académica, pero Vega enfatiza que la “música para cine es funcional, está al servicio de la historia que se cuenta en las escenas. Cualquier músico no puede hacer la música de una película” y llama la atención sobre un prejuicio existente en el gremio de músicos académicos: “A veces se sienten superiores, ven por encima del hombro a los músicos que hacen cine. A mí no me molesta, pero habría que cambiar esa actitud, que es pobre. Creo que tienen miedo de mirarlo con mayor honestidad, es muy probable que encuentren una mayor riqueza, una mayor profundidad. La música de cine de Morricone emociona. El músico que hace música para cine está en diálogo con el director. Y responde a esos intereses. La suerte de Morricone es que Sergio Leone y él eran amigos de jóvenes. Cuando Leone hace “Once upon a time in America”, le dice a Morricone que haga primero la música y que dirigirá la película con su música. Esto es algo que ocurre cada mil años. Tiene que ver con personas, con gentes que se conocen, que se estiman, que se valoran, que son honestas. Y en esa medida uno reconoce que la música del otro es importante para la dirección cinematográfica”.

Una pregunta pertinente para el lector: ¿estás obras maestras del cine serían tales sin la música de Morricone? Difícil de responder. Lo cierto es que a muchos la poética de Morricone nos remite al asombro de las películas, más allá de sus luces formales, que veíamos en tardes familiares por televisión, o como indica Vega, a los cines de barrio, a una época. Morricone es memoria activa.