¿Quiénes son los vándalos?, por Mirko Lauer

Los llamados vándalos vienen siendo un elemento clave de las movilizaciones en curso. Aseguran publicidad inmediata e intensa. Comunican la idea de que toda la gente de la calle está protestando con pareja actitud y con los mismos objetivos. Además destruir propiedad pública o privada se parece a la demolición del Estado, aunque no sea realmente así.

Es obvio que no son vandálicos todos los que protestan, ¿pero quiénes son? ¿Es gente que en el fragor de la lucha decide extralimitarse? ¿O son cuadros más o menos entrenados que llegan a un teatro de operaciones con instrucciones precisas? ¿Son la vanguardia de las marchas y ataques, o solo la excepción?

Son varios los indicios que apuntan hacia la hipótesis de un vandalismo concertado. Los incendios de comisarías se explican como respuestas a la represión policial. Pero el círculo de los incendios es más amplio que eso, y exige personas decididas y entrenadas para la tarea, la cual incluye escapar a tiempo.

Quienes llevan huaracas para lanzar piedras en las manifestaciones no son propiamente vándalos, pero comparten con ellos el deseo de aumentar la temperatura de la confrontación. Esos proyectiles no pueden tener otro uso que ser lanzados contra policías, y por sí mismos explican una parte de la respuesta policial.

En las fotografías la violencia de una protesta como la actual tiende a sugerir que se trata de una expresión espontánea de furia, sobre todo cuando todo llega rodeado de llamas. Sin embargo hay premeditación en el asunto, y lo violento a menudo resulta la parte más eficaz, en el sentido de más publicitada, de algunas protestas.

No es casual la coordinación de los asaltos de anteayer a los aeropuertos de Arequipa (1:20 p.m.), Puno (2:20 p.m.) y Cusco (3:00 p.m.), que advierte este diario en su edición de ayer. Hay allí la búsqueda de una imagen de control total del sur andino. Ahora que hay menos víctimas, ¿quién se está cuidando más? ¿los asaltantes o los defensores?

Desde que la tribu germánica saqueó Roma a comienzos de la era cristiana, vándalo es sinónimo de profanador y destructor, aunque también de saqueador. ¿Los del Perú son simplemente personajes descontrolados? ¿O estamos ante un bien organizado caso de sicariato político? Por lo pronto ya parece haber detenidos suficientes como para ir sacando cuentas.