Jefas y jefes

El poder de los asesores no elegidos sobre los congresistas elegidos.,Los recientes incidentes en Fuerza Popular alrededor de la reforma electoral, y que involucran a los legisladores Miguel Torres y Patricia Donayre, tienen un origen ya conocido: el enorme poder que ejercen sobre los elegidos los asesores no elegidos. En este caso, se ha revelado por fin públicamente el poder que concentran dos asesores del grupo parlamentario –Ana Vega y Pierre Figari– que disciplinan con severidad y amenazas de no reelección al numeroso grupo de legisladores fujimoristas, tomando para estos propósitos el nombre y beneplácito de la líder del partido, Keiko Fujimori. Este mecanismo no tendría mayores problemas si no fuese porque tal proceder puede ser partidario, pero no parlamentario en la medida que viola los principios de democracia interna de los grupos parlamentarios señalados en el Reglamento del Congreso, y porque los mencionados funcionarios no fueron elegidos por el voto popular ni en ellos reside la prerrogativa de no sujeción a mandato imperativo que todo congresista asume cuando es elegido al Legislativo. En el periodo anterior se registró un caso parecido: el de la coordinadora parlamentaria de la Presidencia del Consejo de Ministros, Malka Maya Albarracín, amiga personal de la pareja presidencial Humala-Heredia, denunciada varias veces por haber incurrido en maltratos y amenazas a los legisladores del Partido Nacionalista. Catorce congresistas dirigieron a finales del año 2013 una carta al entonces premier Juan Jiménez Mayor con un reclamo airado a raíz de un incidente lamentable en el que la asesora maltrató a la vicepresidenta de la República, Marisol Espinoza. El caso más sonado corresponde, sin embargo, al mismo fujimorismo y ocurrió en la década de los noventa durante el gobierno de Alberto Fujimori. En esa década, el asesor Vladimiro Montesinos ofició de líder de la bancada de Nueva Mayoría-Cambio 90 y en esa condición ilegal citaba a los parlamentarios fujimoristas a las oficinas del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y dirigía reuniones donde se decidían las prioridades legislativas e incluso el rol de oradores de los debates parlamentarios. Esta violación de los valores de la representación fue documentada por el mismo Montesinos y fue también objeto de un proceso penal con las responsabilidades del caso. Ahora, 17 años después, repitiendo la esencia de la misma práctica, resulta risible que la bancada que acusa a Nadine Heredia de haber usurpado funciones respecto de un cargo para el que no fue elegida y que imputa a otros funcionarios haber dejado que eso suceda, funcione teniendo como comisarios a dos asesores que precisamente usurpan las funciones parlamentarias, ordenando a los congresistas qué temas no deben ser debatidos y cuál debe ser el sentido de sus opiniones y decisiones. Surrealistamente, eso sucede nada menos que con el presidente de la Comisión de Constitución, Miguel Torres, llamado a ser el primero en defender las prerrogativas inherentes a su elevada función.

Jefas y jefes

Ofertas

Cineplanet

La Bistecca

Cinemark

Perulandia

Lo Más Reciente