Quinta elección

El Perú nuevamente en el Consejo de Seguridad de las NNUU.,La Asamblea General de la ONU acaba de elegir a nuestro país como miembro del Consejo de Seguridad, una delicada responsabilidad que ejercerá desde el 1º de enero del próximo año. Junto a Costa de Marfil, Guinea Ecuatorial, Kuwait y Polonia, el Perú ha recibido un alto respaldo a su candidatura –186 votos a favor de los 193 totales– superando el límite de los dos tercios de votos que exigen los procedimientos de la ONU para esta designación. Es la quinta vez que el Perú integrará el Consejo de Seguridad como miembro no permanente. Lo hizo antes en los períodos 1955-1956, 1973-1974, 1985-1986 y 2006-2007, uno de los cuales, en la década de los setenta, fue pleno de decisiones cruciales en la política internacional. En esta oportunidad, por dos años nuestro país integrará un cuerpo de intervención vital para la paz mundial en el que participan 15 miembros, cinco permanentes con derecho a veto (EEUU, Reino Unido, Francia, China y Rusia), y otros 10 elegidos por la Asamblea General de la ONU y que tienen un mandato de dos años. El Perú es uno de los países de América Latina que más veces ha integrado el Consejo de Seguridad de la ONU y de hecho esta nueva elección es un reconocimiento a los esfuerzos desplegados por la cancillería y a nuestra posición prudente y activa en las relaciones internacionales, signada por nuestra tradicional vocación pacifista e integradora respecto de las controversias. Más allá de los méritos señalados, nuestra presencia en este alto foro mundial se produce en el contexto de graves tensiones y desbordes que el Consejo tendrá que aquilatar. Como se sabe su margen de decisión es amplia, y va desde la posibilidad de adoptar sanciones y embargos, hasta emprender acciones militares contra una fuerza agresora. Las relaciones internacionales han pasado los últimos años a un estado de conflictos múltiples que se asocian y eslabonan en un rápido proceso geopolítico produciendo escaladas nuevas y mayores que los estados, bloques y la misma ONU se ven imposibilitados de frenar en su expansión e intensidad, favorecidos ambos fenómenos por acciones unilaterales o respuestas desde posiciones de fuerza, que disparan en espiral de violencia. En Medio Oriente, la guerra desatada por el Estado Islámico se superpuso a las guerras civiles en Siria, Irak y Libia, involucrando a más naciones que respaldan a grupos en guerra abierta con las graves consecuencia en pérdidas de vida, destrucción de recursos para el desarrollo, deterioro de instituciones y millones de desplazados. Solo el año pasado el Consejo de Seguridad aprobó 20 resoluciones sobre el Medio Oriente. Las recientes fricciones en la OTAN no relaja su participación en otros focos de tensión mundial pero reducirá su capacidad de generar consensos internos nuevos. Al mismo tiempo, otros centros de tensión permanecen abiertos, sobre todo Somalia, Sudán, la cuestión palestina, Liberia y Haití, en tanto que las acciones de hostilidad de Corea del Norte a sus vecinos van en aumento, asunto al que el Consejo le dedicó el año pasado varios debates intensos y tres resoluciones.

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