Golpe al futuro

Es real, EEUU solo contra el mundo.,En el clímax del proteccionismo, y cuando se creía que abandonaba los elementos más radicales de su discurso electoral, el presidente Donald Trump retiró a EEUU del Acuerdo de París contra el cambio climático. Los argumentos son sordos y conocidos, extraídos del arsenal de reclamaciones básicas y sin sustento técnico que los países desarrollados superaron hace varios años en las rondas de consulta de las Conferencias de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, llamadas COP, una de las cuales se realizó en Lima el año 2015, precisamente como antesala a París 2016. Para Trump, el Acuerdo de París hará perder empleos y afectará a los contribuyentes y a las empresas porque brinda beneficios exclusivos a otros países haciendo que EEUU absorba el costo de las ayudas y las compensaciones que considera draconianas. En el extremo del discurso antiglobalizador, el mandatario afirma que el acuerdo es una “redistribución masiva de la riqueza de los Estados Unidos a otros países”. A pesar de que ha dejado la puerta abierta para negociar su regreso al acuerdo, y que la concreción de su salida se realizará el año 2020 según lo estipulado por el mismo documento, la decisión de EEUU es el más duro golpe a los esfuerzos del mundo para frenar el cambio climático, reducir el riesgo de desastres y atender a millones de personas que sufren sus efectos. Trump no solo ha puesto a EEUU contra el mundo sino contra el futuro; no cree que el cambio climático sea consecuencia de la acción humana y por ello niega la evidencia científica que considera que EEUU es el segundo emisor de gases con efecto invernadero, y le parece inútil el objetivo universal de evitar que a finales del siglo XXI la temperatura del planeta no supere los 2 grados centígrados. Al retirarse EEUU del acuerdo evitará cumplir uno de sus compromisos: la reducción de las emisiones contaminantes de entre un 26% y 28% para el año 2025. La salida de EEUU del acuerdo tendrá repercusiones directas e inmediatas para el mundo porque deteriora el exitoso y trabajoso consenso alcanzado en París, que precisamente conjuró la falta de compromiso de los países desarrollados cuya huella de carbono es cuantiosa, y a la evasión de grandes contaminantes emergentes como China e India, alcanzando un equilibrio histórico que otros tratados no pudieron lograr. Lo sucedido revela que fueron correctas las alertas lanzadas con ocasión del triunfo de Trump, en la dirección de que el impacto de un fenómeno proteccionista y xenófobo sería primero externo, tratándose de una nación con 200 años de permanente apertura al mundo, a pesar de las doctrinas aislacionistas que llegaron al poder. Estas jamás habían conseguido romper en tan poco tiempo los lazos de EEUU con el mundo, deteriorar el liderazgo de su país ante el planeta, especialmente ante sus aliados, y sustraer al Estado más poderoso de la Tierra de la adopción de compromisos éticos respecto del futuro de la humanidad y la reparación de daños a los que contribuyó notablemente.

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