ATAQUE MASIVO

Los Estados en alerta por los efectos destructivos del virus que secuestra información.,Se contaban entre las ingeniosas tramas de las películas futuristas y de ciencia ficción. Pero todo es clamorosamente cierto: el mundo puede ser afectado y acaso paralizado por ataques masivos cibernéticos que secuestren información pública y privada, y que obliguen a las víctimas a pagar para liberar sus datos.En una parte del planeta, un grupo de ciberdelincuentes ha logrado dominar el mundo, o una parte de él, por unas horas. Un virus del tipo ransomware actuó deteniendo la actividad de las computadoras de las redes digitales de empresas y organismos públicos, exigiendo a cambio de liberar la información un rescate en bitcoins, una criptomoneda autónoma de los bancos estatales y privados. El ataque se inició cuando el virus empezó a extenderse a los equipos de una red, luego de lo cual un código secuestraba los ficheros de la máquina infectada. Al operar, el virus encriptaba los archivos y afectaba a todos los terminales conectados, de modo que aunque los datos eran liberados, ya se habían producido daños.Más de 100 países han sufrido los estragos de esta operación, y se han paralizado plantas de fabricación de automóviles, desarmado el sistema de citas de los hospitales, cancelado las operaciones telefónicas, y alterado los sistemas de empaquetado y envío de mercaderías. En Colombia ha sido afectado el sistema que administra el turno de los trasplantes, en el sector salud.El ataque puso sobre la mesa la crisis de la ciberseguridad en una escala mundial, antes ya golpeada por otros escándalos y la fuga de datos, notificando a los Estados que no es posible por ahora desarrollar protocolos perfectos que impidan el intrusismo, y que en este punto, los gobiernos que insisten en las tendencias prohibicionistas producto de su cerrazón política son igualmente afectados.Al mismo tiempo, quedan advertidos los Estados sobre la eficacia muy relativa de las sanciones penales, y de la necesidad de revisar los mecanismos de regulación pública en los orígenes de los sistemas y aplicaciones, corrientemente preocupados en su usabilidad y expansión más que en la protección de los usuarios y en la seguridad de los datos.Algunas críticas no se han hecho esperar. En Gran Bretaña se acusa a las autoridades de mantener en el sistema de salud tecnologías muy atrasadas, susceptibles de ser vulneradas porque cuentan con protocolos de seguridad igualmente antiguos, en tanto que la empresa Microsoft refiere que el 14 de marzo envió una alerta de seguridad con una aplicación para detener el ataque que se iniciaba, y sin embargo las empresas y dependencias públicas afectadas no la habían aplicado hasta los últimos días.Estos riesgos no son ajenos a nuestro país debido a que nuestros sistemas son igualmente vulnerables como los de otros países, además del débil desarrollo de la ciberseguridad, una preocupación permanente por ahora en las FFAA. En cambio, se han desarrollado sustantivamente actividades cuya continuidad depende de las redes digitales, como la transmisión de energía, el servicio telefónico y la actividad financiera, por citar solo algunos casos.

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