Golpe y resistencia

El impacto del Gasoducto y de El Niño costero en el crecimiento de este año.,Como se esperaba, oficialmente ha sido rebajado el estimado del crecimiento de la economía peruana para este año. Lo hizo el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) en el reciente Marco Macroeconómico Multianual (MMM) para los años 2016-2018 en el que se consigna una revisión a la baja del PBI de 4,2% a 3% para el 2017. Si bien, como lo anota el MEF, en la región de América Latina se está produciendo esta revisión como resultado de tendencias regionales negativas, en nuestro caso son dos las razones que impactan el crecimiento: la paralización de grandes proyectos de inversión –como el Gasoducto Surandino– y El Niño costero. Ambos eventos podrían costarle al Perú los dos puntos porcentuales considerando que a inicios del año se estimaba un crecimiento de 5% para el 2017. El MEF, sin embargo, considera que el perjuicio real a la economía será solo de 1,5%. Se calcula, por otro lado, que el primer trimestre de este año el PBI solo crecerá 1,5% y que las esperanzas están puestas en el 4% de crecimiento del segundo trimestre. Estas posibilidades descansan esencialmente en la inversión pública, especialmente del gobierno central, y en la consolidación en la recuperación de los sectores primarios. Por tercer año consecutivo, la inversión privada no será un impulsor de primer orden del crecimiento debido a que se espera una caída del 4,5%. Es cierto que se esperaba una mala noticia y que aún falta realizar el seguimiento de los dos próximos trimestres; sin embargo, el golpe a la economía peruana por estos eventos no implica la caída del crecimiento al 2% del PBI o menos aun que estimaban algunos especialistas; lo que se advierte contrariamente es una fortaleza de la economía como no pudo apreciarse luego de los otros dos eventos climáticos de los últimos años. Habría que recordar que El Niño del año 1983 implicó una contracción de -10% del PBI y que el del año 1998 de -0,4%. En el primer caso, el costo del desastre fue de US$ 3,283 millones, es decir, el 11,6% del PBI de ese año, y en el segundo US$ 3,500 millones o el 6,2% del PBI de ese año. Esta fortaleza descansa ahora en una mayor disposición de recursos del Estado y de una mayor amplitud en el manejo de instrumentos de política económica, a través de mayores unidades de gasto en los gobiernos regionales y locales, y de fondos a los que es posible aplicar proyectos, incluido el reciente fondo para la reconstrucción, de modo que el Estado se encuentra en mejor disposición de encarar los malos tiempos. En el horizonte se aprecia también un ligero incremento del precio internacional de los minerales que se espera se consolide en el tercer y cuarto trimestre. Es razonable que el gobierno cifre las expectativas en tres ejes: la expansión fiscal, el impulso productivo, y la promoción de inversiones. A pesar de ello debe realizarse desde este mes y no desde noviembre –como se hizo el año pasado– una supervisión detallada del avance de la inversión pública en todos los niveles, considerando el promedio de entre 10% y 20% de falta de ejecución de los últimos años.

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