El año de la prensa

Un aporte destacable en la agenda pública., En el año que culmina, la prensa peruana ha jugado un papel destacado en tres procesos cuya presencia en la agenda pública no será episódica, la denuncia de varios casos de corrupción política, la cobertura del agravamiento de la crisis de seguridad ciudadana y la exigencia a las instituciones del Estado y partidos a que abran paso a la reforma electoral. En los casos señalados, el papel de los medios no ha sido generalizado; sin embargo, se ha formado una tendencia social que reclama soluciones de corto y mediano plazo y en ella la prensa ha desempeñado un papel crucial. El resultado de las investigaciones periodísticas han sido los grandes casos judicializados u objeto de investigación parlamentaria, especialmente los que involucran a los cinco candidatos presidenciales que encabezan la intención de voto, además de los movimientos financieros del partido oficialista. El modo en que transcurren los casos, en los que se ha probado la mayoría de informaciones presentadas, o la aceptación de dichas informaciones por los involucrados han terminado por homogenizar un flujo noticioso que partió desde distintos medios, en diversos momentos. Por otro lado, el aumento de la ola delictiva también ha uniformizado a los medios, que han especializado unidades informativas y ampliado la cobertura de los casos, revelando el entramado delictivo y policial, y exigiendo soluciones más racionales y sostenibles. Del mismo modo, las escasas reformas electorales aprobadas por el Congreso en el primer semestre del año tuvieron un inesperado impulso de la prensa aliada para el caso del sistema electoral y de la sociedad civil. Gracias a ese impulso, en el segundo semestre el Congreso colocó a regañadientes en debate la eliminación del voto preferencial y el financiamiento público, sin mayores resultados por el pacto contrario operado entre las bancadas. Es probable que este reconocimiento no impida que se destaque otro proceso que se opera paralelamente en los medios de comunicación que por voluntad propia se han privado de contenidos, dirigiendo sus intereses hacia un periodismo simplista y trivial que impide generar debates más sustantivos. Esta realidad tampoco implica que desaparezcan las amenazas contra la libertad de expresión. Debe recordarse que el reciente Informe de la Comisión de la Libertad de Prensa e Información en el Perú, presentada a la 17ª Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), dio cuenta del incremento de la violencia contra medios y periodistas por parte del Estado y de privados en Áncash, Arequipa, Trujillo, Madre de Dios, Chiclayo, Loreto y Lima. Finalmente, esta misma reunión ha tomado nota del debate que se realiza en el Perú en relación con la concentración de medios, un tema sensible para las libertades que se encuentra judicializado internamente y que este año ha sido llevado a la justicia supranacional. Han caído las barreras que impedían que se debata este asunto y a ello se debe que la reciente Asamblea General de la SIP alertara contra las restricciones al acceso a la información pública, la asignación discriminatoria de publicidad oficial y la mayor concentración de medios.

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