El año escolar y el ex ministro

#InicioDeClases. Mañana, al igual que los colegios privados que abrieron sus puertas hace una semana, las escuelas públicas empezarán el año escolar. En medio del enfrentamiento entre el Ministerio de Educación y el gremio de maestros, que pedía que se retrasara el inicio de clases, un dato ha llamado la atención: más de la mitad de colegios de todo el país deben ser demolidos (27.441 centros educativos), debido a defectos en su infraestructura. Este dato no es un invento del Sutep o de los enemigos del gobierno, no. Ha salido del propio Ministerio de Educación. Lo ha lanzado Mario Ríos, el director ejecutivo del Programa Nacional de Infraestructura Educativa, quien conversó con Domingo hace dos semanas y ratificó esta información. Ante esta realidad, muchos escolares se verán obligados a iniciar sus clases en aulas prefabricadas, un símbolo de la precariedad en la que se encuentra este sector. El Ministerio de Educación habla de una fuerte transferencia económica para rehabilitar las escuelas dañadas en todo el país. Esta decisión, aunque acertada, es tardía. No empieza bien este año para los miles de escolares de todo el país. Y lo peor es que este tema está fuera de la órbita de todas las fuerzas políticas que se pelean por figurar en los medios de comunicación. #JaimeYoshiyama. Al fujimorismo le encanta presumir de su colaboración con las entidades que los investigan. Para afuera, ante los medios, son algo así como los alumnos aplicados que cumplen con todo lo que les diga el profesor. Pero la verdad es otra. Y esta semana lo pudimos constatar todos. Cuando el fiscal José Pérez llegó a la casa de Jaime Yoshiyama –ex ministro y ex dirigente de Fuerza Popular, señalado como el hombre que recibió fondos de Odebrecht para la campaña de Keiko Fujimori en el 2011–, este no atendió los requerimientos del representante del Ministerio Público. Ante ello, un policía tuvo que romper la puerta de su casa para que se realizara la diligencia de la Fiscalía. A ello se suma que la familia de Yoshiyama trató de ocultar un CPU y una laptop que le pertenecían al ex ministro. Lo dicho, de colaboradores nada, el obstruccionismo es su divisa.