Amar no es un delito

Composición sublime del cancionero criollo, el amorío entre un plebeyo y una aristócrata, censurado por el clasismo, saltará a las tablas del Teatro Municipal el 5 de agosto próximo. Cómo resignificar la estatura de Felipe Pinglo, el bardo inmortal, con un musical. ,Furtivo y llameante, aderezado por un contexto político convulso (oncenio de Augusto B. Leguía), tachado por el dedo inquisidor de un padre italiano y racista, vetado por la dictadura de Óscar R. Benavides, "El Plebeyo", desgarrador valse de Felipe Pinglo, interpretado por vez primera en 1930, en el teatro Alfonso XIII del Callao, es un mito. Se sabe tanto. Se sabe apenas. Es amplio el murmullo. PUEDES VER Musical ‘El Plebeyo’ contará la historia de Felipe Pinglo Alva [VIDEO] Las versiones más difundidas: Pinglo se sirvió de los dramas ajenos de un tejedor de canastas o en todo caso de un compañero con quien trabajaba en una imprenta. Otras versiones le adjudican la sustancia y letra a los amoríos del cuñado de Pinglo, Ricardo Rivera. Incluso a alguna película del cine mudo. Sea como fuere, una teoría ha ganado peso con los años: el amor prohibido fue vivido, disfrutado y padecido por el propio Pinglo, cuando se mudó de Barrios Altos a La Victoria, entre 1921 y 1923, en búsqueda de nuevas sonoridades del criollismo. Allí, mestizo y veinteañero, se enamoró de Giannina Zuccarello, una muchachita de 16 años, hija de comerciantes italianos. Los padres, de mentes tan conservadoras como muchas de las actuales, se opusieron y la enviaron de viaje a Florencia. A fines de 2016, tras bambalinas del musical "Con alma de bolero", el director Diego Rivera le comentó a Carlos Tolentino que tenía armada una versión sinfónica de "El Plebeyo". El solo comentario fue una incitación. Incitación que está por nacer. Incitación que grita. Y agrieta. Jueves 27, vísperas de festividad nacional, en la Escuela Acordes de Julie Freundt, reconocida intérprete nacional a cargo de la dirección vocal en este montaje. No es ella quien dirige el ensayo sino más bien Norma Berrade, una argentina afincada en el Perú. Bajita, dulce y gritona, capaz de zarandear a un pelotón actoral. Carlos Tolentino, el director, observa a causa de una afonía severa. Intervendrá cuando sea necesario. El grupo de actores entre los que se encuentra Emanuel Soriano, el Pinglo de esta puesta, se debate entre el espíritu libertario de una marcha y la honda pena de una muerte insospechada. Tolentino reflexiona entusiasmado. Será su segundo musical con el criollismo como eje desde "Jarana" en el 2010. Una historia anónima de un abuelo que pugna con su hija por la tenencia de su nieta. Esta vez la magnitud es otra. -No estoy en contra de quienes importan musicales. Pero terminan siendo híbridos por recursos, experiencia e identidad. El teatro debe ser un puente para conocer nuestra historia y resignificar a nuestros personajes. La memoria de Chabuca Granda, la otra gigante del criollismo, recibió un homenaje musical por otra compañía hasta hace un mes. Podrían ser las primeras señales de una tendencia. Podrían. Por ahora son lunares luminosos. -¿Sabías que su apellido pudo tener un origen chino, y que es probable que haya sido Pin Lo? ¿Sabías que una leyenda urbana dice que su madre, que murió a los días de darlo a luz, le escribió una carta culpándolo? Tolentino es un pinglista. O por lo menos se ha convertido en uno durante el proceso. "No verán a un Pinglo taciturno como lo pintan. Será Pinglo antes de ser Pinglo", promete el director que se inició en los musicales en Italia donde se autoexilió en los noventa, cuando el fujimorismo tomó el poder. La actriz italiana Attilia Boschetti, que además es su esposa, se estrenará en "El Plebeyo", el musical, como guionista. Por si fuera poco, encarnará a Giannina Zuccarello, la musa de Pinglo, pero de adulta. -A Felipe Pinglo lo entrevistaron una sola vez, cuando se encontraba en las últimas, en el Hospital 2 de Mayo. Esa vez dijo: "Cuando pasa alguien por la calle con un violín es un artista. En cambio, si pasa con una guitarra es un bohemio". ¿Sabías? Felipe y Giannina Aprender a tocar la guitarra al revés fue el primer rasgo de Pinglo que Emanuel Soriano se empecinó en aprender. Pinglo era zurdo. Soriano no esperó las indicaciones de Tolentino. A los pocos días empezó clases express con Willy Terry, uno de nuestros escasos baluartes en un género que lamentablemente descuidó la renovación. El otro reto lo marcó el canto. Aunque Soriano contaba con una experiencia previa en pantalla grande: Avenida Larco, el musical. De ello se ocupó Julie Freundt. El resto fue trabajo invisible: analizar letras y documentales, además de incorporarle una leve cojera. Emanuel Soriano es franco. No conocía el universo de Pinglo antes de la obra. Hoy la enaltece. Incluso en estas fechas. -En Fiestas Patrias se celebran a héroes de la guerra, pero se olvidan de íconos culturales como Felipe Pinglo, Chabuca Granda o el ‘Zambo’ Cavero. Soriano, que a sus 28 años, es un joven veterano que ha incursionado en el cine, la televisión y el teatro, tiene en su madre el acercamiento más estrecho al criollismo. -Mi mamá ama tanto a Eva Ayllón que usaba ropa parecida. ¡Imagínate! Ella me contagió el gusto. Afortunadamente, tuve la dicha de actuar en la miniserie de Eva Ayllón en el 2010, y ser su mejor amigo de la infancia. Una pelirroja acaba de irrumpir en el ensayo. Es Andrea Aguirre, Giannina Zuccarello, la aristócrata. Formada desde los 14 años en canto lírico es quien lleva el peso del musical. Tolentino quedó boquiabierto en el casting. Y si bien su experiencia actoral aún no es vasta, sus condiciones sí. En los últimos días se paseó en varios medios, y vaya que asombró. Al igual que Emanuel, Andrea ignoraba a Pinglo. Jamás había escuchado El Plebeyo. Fue Diego Rivera, el productor musical con quien planea lanzar un disco, quien se lo presentó y, de paso, la llevó al casting de la obra. -La melodía es linda y hasta juguetona pero cuando le prestas atención a la letra es un puñal. Son letras cargadas de mucha melancolía. Si bien no quedan muchos registros de Pinglo, resultó mucho más complicado construir a un personaje que tal vez nunca existió. Frente a la ausencia de un referente le impregnó su experiencia de vida. -Yo tuve un amor como el de Giannina cuando tenía 17 años. Mis papás se opusieron, porque estaban convencidos de que no era para mí. El chico era tan solo un año mayor que ella, y compartieron carpeta en una academia preuniversitaria. Aunque reitera que no hubo clasismo de parte de sus padres, la relación duró un verano. Otra coincidencia que Andrea Aguirre empleó para ponerse el alma de Giannina fue rememorar su infancia. A los siete años ganó un concurso cantando Mi propiedad privada, valse peruano de infinidad de versiones. -Hasta ahora mis amigas del colegio me fastidian con esa canción. Tener este papel ha sido reencontrarme. Pero el canto supuso un reto enorme. Los intervalos, las inflexiones, los cambios de ritmos. -Julie Freundt me enseñó que la música criolla no se canta, sino que se dice. Y en eso me he entrenado día y noche. Con el apoyo vocal de Trilce Cavero, Renato Medina y, claro, Emanuel Soriano, Andrea Aguirre tendrá la misión de transportarnos a un amorío desgarrador, que cierto o no, conforma lo más sublime de nuestro cancionero. No estoy en contra de quienes importan musicales, pero el teatro debe ser un puente para nuestra historia”. “En Fiestas Patrias se celebran a héroes de la guerra, pero se olvidan de íconos culturales como Felipe Pinglo”.