A raíz de la película de “Lightyear” y su inclusión de la temática LGTBIQ+ al mostrar una escena con un beso lésbico, muchos padres y madres han expresado sus dudas y preguntas sobre cómo explicarles a los niños y niñas el amor entre una pareja del mismo sexo.
Para ello, La República recurrió a especialistas en salud mental de Psicología para Nadie y de Más Igualdad. De esta manera, las y los lectores obtendrán un mejor manejo de temas como la orientación sexual para disipar dudas de los menores de la casa, sin caer en la discriminación, exclusión e intolerancia.
La comunidad LGTBIQ+ siempre está en lucha por sus derechos, parte de ellos es el poder denunciar actos de homofobia y transfobia. En ese sentido, los padres y los adultos deberán garantizar en los niños y niñas una comunicación asertiva y permanente, ya que es la única manera de llegar a un buen entendimiento sobre las diferentes orientaciones sexuales.
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Para Gabriela Rodríguez de Castillejo, psicóloga y psicoterapeuta de Psicología para Nadie, es importante definir el concepto de sexualidad y orientación sexual antes de desarrollar un interés en explicarle a los niños sobre la comunidad LGTBIQ+:
Ahora, retornado a la interrogante principal, Rodríguez refiere que es probable que las personas tengan más inconvenientes para explicar la orientación sexual de una pareja que para aclarar el concepto de amor respectivamente.
Y en ese sentido, recomienda darle contexto a las infancias con “el proceso de una relación amorosa, la etapa en la que se da y cómo se dan”. Sugiere también hacer a un lado la orientación sexual y “centrarse en lo verdaderamente importante en una relación de pareja: el respeto, la comunicación, el amor, etc.”.
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“Los niños no podrían dudar de su orientación sexual porque, generalmente, esta recién se empieza a descubrir. A partir de los 11 años es cuando empieza la adolescencia, en la que se afianza toda la identidad”, dice la experta de Psicología para Nadie.
Y frente a ello, Más Igualdad, a través de Rodrigo Flores, también da soporte con la misma conclusión. “La creencia de que un niño o niña puede dudar sobre su orientación sexual al observar a una pareja del mismo sexo demostrándose afecto está basada en prejuicios y no en evidencia”.
“Observar a dos personas del mismo sexo demostrándose cariño no influirá de manera determinante en su propio sentido de identidad, sino que generará reacciones distintas dependiendo de los mensajes que haya escuchado en su entorno con respecto a las personas LGTBI”, agregó.
Gabriela Rodríguez recalca y aclara la falsa idea acerca de que la orientación sexual se aprende: “En ese caso, creo que el término de ‘aprender’ no sería el más adecuado para emplear, ya que uno no puede aprender su orientación sexual; uno aprende a expresarla de acuerdo a su identidad. Ahora, durante la adolescencia es cuando se define su personalidad e identidad, y dentro de ello también su orientación sexual”,
Por su parte, Rodrigo Flores, psicoterapeuta, explica que la adolescencia es un período en el que ocurren una serie de cambios físicos y psicológicos, en el cual cobra mucha relevancia la construcción de la propia identidad.
Según el especialista, es común que, durante esta etapa, los y las adolescentes realicen diferentes acciones que les permiten ir reafirmando su identidad, la cual incluye su orientación sexual, entre muchos otros aspectos.
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La especialista de Psicología para Nadie señala que, “cuando hablamos de ‘proteger’, estamos hablando de cuidarnos de alguien que nos puede hacer daño. El concepto de persona es entendido desde diferentes aristas, no solo desde su orientación sexual; es decir, las personas tenemos muchas otras más características que probablemente sean más importantes que la orientación sexual. Finalmente, ser homosexual no hace que una persona sea peligrosa”.
Adicionalmente, Más Igualdad asegura que no existe evidencia que asocie el hecho de ser homosexual con ser más agresivo o agresiva. “Ante una afirmación como esta, es importante recordar algo esencial: las personas LGTBI son personas como cualquier otra, por lo que no existe nada en su ‘naturaleza’ que las haga malas o peligrosas. Y por último, seguir actuando como si esta afirmación fuera cierta es discriminación”.
La explicación que se brinde debe basarse en hechos concretos y objetivos, con el empleo de términos que sean entendibles para el niño o niña.
A continuación, entérate de cómo entablar una primera conversación con los pequeños de la casa sobre este tema, con las recomendaciones de Rodrigo Flores:
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Más Igualdad: No existe evidencia de que los niños y niñas que crecen en familias diversas (formadas por personas LGTBIQ) necesariamente lo serán también. Lo que sí muestra la evidencia es que estos niños y niñas suelen ser más empáticos, menos violentos y menos homofóbicos, ya que crecen en ambientes donde la diversidad es aceptada y valorada.
Psicología para Nadie: La orientación sexual no se aprende, se descubre, primordialmente, durante la adolescencia. Las personas no solo nos expresamos o comportamos dependiendo de nuestra orientación sexual: hay otras experiencias de vida que influyen en la expresión de nuestra conducta.
Por último, es importante recalcar que, desde 2002, los actos de discriminación configuran delito, de conformidad con el artículo 323 del Código Penal, el cual refiere que “el que discrimina a otra persona o grupo de personas, por su diferencia racial, étnica, religiosa o sexual, será reprimido con prestación de servicios a la comunidad de 30 a 60 jornadas o limitación de días libres de 20 a 60 jornadas”.
Además, en caso de que una persona desee recibir asesoramiento para poner una denuncia, puede acudir o contactar a los Centros de Emergencia Mujer (CEM). El personal estará con la víctima en su visita a una sede de la Policía Nacional y le brindará asistencia social durante todo su proceso.
Actualizado por Pilar Baldeón.