María Jesús Alvarado, una pionera del feminismo en el Perú

En “La entrevista”, Paola Ugaz conversó con la historiadora Margarita Zegarra sobre la vida y formación de María Jesús Alvarado, una de las pioneras en América Latina en cuestionar el rol de la mujer en la sociedad.

- ¿Cómo llegas al personaje de María Jesús Alvarado? ¿Cuál es su legado al Perú de ahora?

María Jesús Alvarado prácticamente llegó a mí. Fui una usuaria más de la biblioteca del Centro de Documentación sobre la Mujer en el año 85 y era uno de los pocos sitios donde había algo de información sobre la historia de las mujeres.

Me vieron allí y me dijeron para que formara parte de un proyecto que era asesorado por María Emma Mannarelli; se había conseguido un asesoramiento para hacer una exposición en la Biblioteca Nacional sobre María Jesús Alvarado y hacer concursos escolares, sensibilizar a los docentes sobre la historia de las mujeres que, en el año 88, estaba en pañales.

Fui a la casa donde vivió María Jesús Alvarado, en Conquistadores, San Isidro. Su sobrina de cariño, Dora Córdova, fue muy amable y me iba sacando documentos, fotos sorprendentes. Fui entrando un poco sin querer.

- Ella fue una pionera en la educación, para ella era clave. Les enseñaba crianza doméstica, nutrición, gimnasia y tipografía, cosas que en ese tiempo no se hacía.

La educación era la herramienta que venía desde la primera generación de escritoras. Si miramos los primos textos de 1876 e incluso 1874, hablan de que las mujeres tienen capacidad intelectual. Las mujeres son como en la manera en las que se le educa.

Hay que educarlas en las ciencias para que aprendan algo útil, para que no tengan que casarse en estos matrimonios vergonzosos entre niñas con viejos. El siglo 18 estuvo atravesado por los matrimonios de conveniencia.

- ¿Cómo llega a ser María Jesús Alvarado pionera en América Latina?

¿Cómo se hace feminista? Creo que por sus propias vivencias desde la perspectiva de su madre, quien no era una madre que delegaba a sus hijos a las criadas o esclavas.

María Jesús parte de su propia casa, de ver el matrimonio de sus padres tan infeliz. Su madre protestaba, pedía autonomía, se iba a tomar el vapor hacia Lima para ir a las tertulias literarias. Sin embargo, era sometida, tuvo un montón de hijos con un hombre desde los 14 años. Eso la previno (a María Jesús) contra los matrimonios arreglados, sin amor e, incluso, contra los hombres de alguna manera.

Cuando está en el colegio, ve este tema de jerarquías, donde ella es blanquita, pero había chicas mestizas y las profesoras las discriminaban. Empieza a ver a los curas, es muy crítica de ellos, de su sexualidad controlada.