Cusco histórico amenazado. La enorme cantidad de turistas llega atraído a la Ciudad Imperial por sus vestigios. Para albergar a los visitantes casonas son convertidas en hoteles. ,El Centro Histórico de Cusco se extiende en 245.63 hectáreas. En el corazón de la Ciudad Imperial hay 2 mil 507 predios urbanos. Una catalogación hecha en 1999 revela la existencia de 380 inmuebles con valor patrimonial: 80 son casonas coloniales de los siglos XVI, XVII y XVIII. PUEDES VER: "Cañón del Cóndor” nuevo destino turístico en Cusco También hay 91 monumentos declarados como Patrimonio Cultural de la Nación, 282 con valor patrimonial (tienen algún elemento inca, colonial o república), 512 con valor contextual y 419 con algún elemento patrimonial. En el incanato, Cusco fue la capital desde donde el inca dominó su vasto imperio. Sus rasgos de arquitectura inca sobreviven hasta estos días. Por eso, en octubre de 1983, la Unesco lo declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad. Unesco consideró dos criterios para concederle ese título: la ciudad representa un testimonio único de la antigua civilización inca y, a su vez, es una muestra incomparable de los logros urbanos y arquitectónicos durante la época precolombina. LA AMENAZA Pero la ciudad inca empezó a perder esas características especiales. Debido al auge del turismo se produjeron alteraciones a los bienes patrimoniales con obras principalmente hoteleras. De los dos mil 507 inmuebles en la zona monumental, 416 se destinaron a hoteles, hospedajes y hostels (estos prestan servicios pésimos). Es decir, el 17% del Centro Histórico está orientado a estos negocios. En inmediaciones de la Plaza Mayor y el Barrio San Blas se concentra mayoritariamente este tipo de servicio. En el informe también se manifiesta que el 44% de inmuebles con características patrimoniales son actualmente centros de hospedaje para turistas. Sin embargo, eso no es lo más grave. Resulta que el 71% de esos establecimientos no cumple con las exigencias del Plan Maestro del Centro Histórico para instalar hoteles. Una de las condiciones para poner en funcionamiento un negocio de este tipo es que se garantice el 60% del predio para vivienda y destine solo el 40% para hospedaje. “El 50% de esos inmuebles son exclusivamente (al 100%) establecimientos de hospedaje”, concluye el trabajo. Cada día, la Gerencia de Centro Histórico recibe solicitudes de revisión de proyectos para modificar las casonas coloniales a las características de centros comerciales, galerías comerciales y principalmente establecimientos de hospedaje (desde 1 hasta 5 estrellas). Según la arquitecta Yadira Guerra, coordinadora del Área de Gestión y Fiscalización de esa gerencia, el 95% de las peticiones son para hacer ese tipo de proyectos. “La municipalidad se ve bombardeada de la necesidad de nuevos usos”, anota Guerra. Afirmar eso no es una exageración. A la semana, la comuna recibe entre 8 y 15 solicitudes de evaluación de proyectos. En su gran mayoría están relacionadas con infraestructura hotelera. Si el boom hotelero y comercial no se detiene, el Centro Histórico camina a convertirse en un gran emporio comercial que borraría sus rastros incaicos originales. CUSCO SIN CUSQUEÑOS Además, el boom hotelero trae consigo otro problema. Los arquitectos lo llaman gentrificación. Se refiere a un proceso de expulsión de los ciudadanos cusqueños del centro para convertir ese espacio en un gran espacio comercial y turístico, exclusivo para extranjeros. Ahora mismo, se observa que en el contorno de la Plaza Mayor todos los inmuebles son hoteles, restaurantes, agencias de turismo, tiendas de souvenirs, bares y discotecas para turistas. Los dueños prefieren alquilar sus casas a empresas que pagan sumas exorbitantes que superan fácilmente los 5 mil dólares mensuales. Pasa lo mismo en el barrio tradicional de San Blas que es ocupado mayoritariamente por turistas. A la larga esos cambios “invasivos”, dice Guerra, si no se controlan, borrarán las características especiales que la llevaron a la Ciudad Imperial a ser Patrimonio Mundial. A raíz de este informe, la comuna trabaja un plan para evitar que eso suceda. Se elaborará un reglamento más riguroso en la evaluación de las autorizaciones y se hará respetar la norma: que los inmuebles destinen el 60% para vivienda y solo el 40% para hospedaje.