Es falso que Stanford concluyó en un estudio que las mascarillas “no bloquean” el coronavirus

Es falso que Stanford concluyó en un estudio que las mascarillas “no bloquean” el coronavirus

Usuarios comparten una supuesta investigación de esta universidad estadounidense en la que se determina que los tapabocas no funcionan para controlar el SARS-CoV-2. Sin embargo, esto no es cierto.

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El uso de las mascarillas aún continúa siendo objeto de desinformación en Facebook. En estas últimas semanas, varias publicaciones de abril de 2021 afirman que la Universidad de Stanford, situada en Estados Unidos, probó mediante un “estudio” que estas no son efectivas para bloquear la transmisión del virus de la COVID-19.

“Un estudio reciente de Stanford publicado por el NCBI [Centro Nacional para la Información Biotecnológica], que depende de los Institutos Nacionales de Salud [NIH], mostró que las máscaras no hacen absolutamente nada para ayudar a prevenir la propagación del COVID-19 y que su uso es incluso dañino”, señalan en los post.

Sin embargo, esto es falso. La Universidad de Stanford negó ser la autora de dicho estudio y la revista que lo publicó ha sido cuestionada por la comunidad científica. Además, existen investigaciones y organismos de salud a nivel internacional y nacional que respaldan el uso de mascarillas como parte de las medidas de prevención del coronavirus.

Según varios post, la Universidad Stanford concluyó en un estudio que las mascarillas no bloquean el coronavirus. Foto: capturas en Facebook.

Según varios post, la Universidad Stanford concluyó en un estudio que las mascarillas no bloquean el coronavirus. Foto: capturas en Facebook.

La Universidad Stanford no demostró la inefectividad del uso de las mascarillas

La publicación se refiere a un ‘artículo’ titulado “Mascarillas en la era COVID-19: una hipótesis de salud”, cuyo autor es Baruch Vainshelboim. Esto fue publicado el 2020 en PubMed, un motor de búsqueda de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, que pertenece a los Institutos Nacionales de Salud (NIH), la agencia principal del Gobierno estadounidense, responsable de la biomedicina y salud pública.

Efectivamente, en la investigación referida se concluye que “las evidencias científicas existentes desafían la seguridad y eficacia del uso de mascarilla como intervención preventiva para COVID-19”. “Los datos sugieren que tanto las mascarillas médicas como las no médicas son ineficaces para bloquear la transmisión de persona a persona de enfermedades virales e infecciosas como el SARS-CoV-2 y COVID-19”, señala.

Entre los supuestos daños enunciados en el ‘artículo’, incluyen a la “hipoxia, hipercapnia, dificultad para respirar, aumento de la acidez y toxicidad, activación de la respuesta al miedo y al estrés, aumento de las hormonas del estrés, inmunosupresión, fatiga, dolores de cabeza, disminución del rendimiento cognitivo, predisposición a enfermedades virales e infecciosas, estrés crónico, ansiedad y depresión”.

Además, sostiene que “las consecuencias a largo plazo del uso de mascarilla pueden causar deterioro de la salud, desarrollo y progresión de enfermedades crónicas y muerte prematura”.

Sin embargo, el último 21 de abril, la Universidad de Stanford vía Twitter negó ser la autora de esta ‘investigación’. “Un estudio sobre la eficacia de las mascarillas contra COVID-19 publicado en la edición de noviembre de 2020 (es) de la revista Medical Hypotheses no es un ‘estudio de Stanford’. La afiliación del autor se atribuye incorrectamente a Stanford y hemos solicitado una corrección”, aclaró.

Explicó que Baruch Vainshelboim “no tenía ninguna afiliación” con la universidad en el momento de la publicación y tampoco lo ha tenido desde 2016.

Asimismo, la Universidad Stanford sentenció su apoyo firme del empleo de los tapabocas “para controlar la propagación” del coronavirus.

Respecto a la revista Medical Hypotheses, que en realidad publicó el “estudio”, esta se encarga de difundir “artículos que describen teorías, ideas que tienen una gran cantidad de apoyo observacional y algunas hipótesis donde el apoyo experimental es todavía fragmentario”. “Medical Hypotheses se lanzó, y todavía existe hoy, para dar nuevas ideas y especulaciones novedosas y radicales en medicina con una mentalidad abierta, abriendo el campo a hipótesis radicales que serían rechazadas por la mayoría de las revistas convencionales”, especifica en su descripción.

Según una publicación del año 2012 en la revista científica Nature, Medical Hypotheses ha sido cuestionada por la comunidad científica porque divulgó una ‘investigación’ en la que argumentaba que “todavía no hay pruebas de que el VIH cause el SIDA”. Este informe llamó la atención dado que Medical Hypotheses “no fue revisada por pares a pesar de estar incluida en la base de datos de citas de MEDLINE”, de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos. Además, como lo comunica Nature, dicha investigación del VIH fue retirada permanentemente.

Así también, un portavoz de los NIH declaró a AFP Factual en agosto de 2020 que “la presencia de cualquier artículo o cita específica en publicaciones físicas o electrónicas en la biblioteca (de Estados Unidos), incluido PubMed, no significa una validación, aprobación o promoción de su contenido”.

Hasta la fecha se respalda el empleo de las mascarillas como parte de las medidas de prevención contra la COVID-19

La Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta el momento, recomienda que los tapabocas deben emplearse como parte de una “estrategia integral de medidas” para suprimir la transmisión del virus y salvar vidas.

Del mismo modo, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los EE. UU. aconsejan que estos son una medida adicional que ayuda a prevenir que las personas se contagien y propaguen el SARS-CoV-2.

En esa línea, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) reconoce que la “evidencia científica” sobre “la efectividad de las mascarillas médicas para la prevención de COVID-19 en la comunidad es compatible con un efecto protector de pequeño a moderado, pero aún existen incertidumbres significativas sobre el tamaño de este efecto”. No obstante, las recomienda como una “intervención no farmacéutica en combinación con otras medidas” para controlar el coronavirus.

Por su parte, el Ministerio de Salud (Minsa) también respalda el uso de los cubrebocas y sostiene la existencia de estudios que prueban que “reducen la dispersión de las gotitas cuando cubren la zona de la nariz y la boca”. Incluso, desde el 26 de abril de 2021 el Gobierno peruano estableció la obligatoriedad de emplear dos mascarillas en espacios con riesgo de aglomeración. Esto para brindar mayor protección y reducir el riesgo de contagio.

Además, en un artículo de Verificador de marzo de 2021, determinamos que los tapabocas han demostrado funcionar contra la propagación del SARS-CoV-2 en distintas investigaciones, pero que su uso debe complementarse con otras medidas de prevención.

Asimismo, existen recientes estudios que respaldan la utilización de los tapabocas para disminuir el riesgo de infección del SARS-CoV-2. Un estudio en Science Direct del 22 de abril sostuvo: “Llegamos a la conclusión de que el uso de mascarillas universales puede reducir la transmisión, pero la transmisión puede continuar ocurriendo en entornos donde generalmente no se usan mascarillas”.

Incluso, existen aquellos que ya están respaldando el empleo de una doble mascarilla para optimizar la protección. Una publicación del 16 de abril en Jama Network comparó “la eficiencia de filtración ajustada (FFE) de las máscaras comúnmente disponibles que se usan solas, dobladas o combinadas”. En esta determinó “que el uso de una máscara de procedimiento médico debajo de una máscara de tela proporcionó la mejor mejora a la FFE de todas las combinaciones evaluadas”.

También, indica que, “a pesar de algunas variaciones entre voluntarios, los resultados actuales apoyan la conclusión general de que el doble enmascaramiento mejora la FFE”.

Finalmente, en varias verificaciones (1, 2, 3, 4, 5 y 6), desmentimos que las mascarillas provocan retención de dióxido de carbono (que generan intoxicación o hipercapnia), deficiencia de oxígeno (hipoxia), acidosis y cultivo de virus, bacterias y hongos. Expertos sostuvieron que estas no generan daño, sino que protegen a las personas. Además, aclararon que deben de contar con un buen mantenimiento porque hay mascarillas que se usan una sola vez y otras que se pueden reutilizar.

Conclusión

La Universidad de Stanford no probó mediante un estudio que las mascarillas no funcionan para evitar la propagación del virus de la COVID-19. Hasta el momento, hay investigaciones y organizaciones de salud a nivel internacional y nacional que respaldan el empleo de estas como parte de las medidas de prevención del coronavirus. Por ello, calificamos el post como falso.

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