Una publicación en Facebook del 25 de octubre realizada por la página Médicos por la Verdad en Perú sostiene que las candidatas a vacunas contra la COVID-19 que se basan en adenovirus (virus vector) y ARN mensajero tienen la capacidad de alterar el ADN humano y “conllevan el riesgo de generar modificaciones genéticas de carácter transitorias o permanentes y en grado desconocido”.
En este artículo de fact-cheking, explicamos, paso a paso, por qué estas afirmaciones carecen de sustento científico.
“En cuanto a la capacidad del virus vector de modificar el ADN, no está en discusión, ya que los adenovirus modificados se usan experimentalmente para la terapia génica justamente con esa idea”
De las 11 candidatas a vacuna contra la COVID-19 que se encuentran en la última fase de pruebas en humanos, cuatro se basan en plataformas de adenovirus: las de Oxford-AstraZeneca, Cansino-Instituto de Biotecnología de Beijing, Gamaleya y Janssen.
Algunos tipos de adenovirus, sobre todo los que causan infecciones leves en humanos, son modificados por los científicos para que funcionen como vectores. Es decir, para que contengan información del patógeno contra el cual se quiere generar inmunidad.
Dado que el virus SARS-CoV-2 logra ingresar a las células humanas a través de su proteína Spike (S), los adenovirus de las cuatro potenciales vacunas han sido manipulados para que lleven el gen de la proteína S a nuestro cuerpo. Asimismo, estos vectores han sido modificados para que pierdan la capacidad de multiplicarse y no puedan causar enfermedad.
Partes del coronavirus SARS-CoV-2. Foto: LR
Alexis García, inmunólogo y docente de la Universidad Central de Venezuela (UCV), explica que, cuando estos adenovirus modificados son inoculados mediante la vacuna, entran en la célula, donde “el gen que codifica la proteína S es leído”. Este proceso es conocido como transcripción y ocurre en el núcleo celular.
Luego, una molécula de ARN mensajero (ARNm) lleva esta información al citoplasma, donde los ribosomas hacen la traducción: comienza la producción de las proteínas S del coronavirus para que sean presentadas al sistema inmune. De esa manera, se producen anticuerpos y células de memoria que reconocerán y atacarán al verdadero patógeno cuando entre en el cuerpo humano.
Así funcionan las potenciales vacunas contra la COVID-19 basadas en vector de adenovirus. Foto: LR
García recalca que, aunque el adenovirus presente sus genes en el núcleo (donde se halla nuestro ADN), “nunca se va a integrar al material genético de la célula”. Por su parte, Juan More, doctor en inmunología comparada, asegura que este vector “solo sirve para llevar la proteína Spike del SARS-CoV-2”.
“El adenovirus se ha utilizado en plataformas de vacunación desde hace 30 años. No son nada nuevo”, añade Alexis García. De hecho, una de las vacunas aprobadas contra el ébola se basa en un tipo de adenovirus.
La publicación de Médicos por la Verdad en Perú indica que los adenovirus “se usan experimentalmente en terapias génicas”, lo cual es cierto. Sin embargo, esa tecnología es distinta al uso de adenovirus en vacunas y en ningún caso modifican el ADN humano.
La doctora Solange Paredes-Moscosso, científica del Centro de Investigación de Genética y Biología Molecular de la Universidad San Martín de Porres, explica el uso de adenovirus en terapias génicas con el ejemplo del tratamiento de la hemofilia, una enfermedad hereditaria que causa hemorragias persistentes debido a la escasa producción de ciertas proteínas en las células (factores de coagulación).
“A los adenovirus se les modifica para que puedan llevar consigo el gen que codifica el factor de coagulación faltante. El virus libera su carga dentro de la célula (en el núcleo) para que comience la producción de esa proteína”, detalla la especialista.
En el caso de las vacunas contra la COVID-19, al adenovirus se le extrae sus genes responsables de la replicación y se le inserta el gen que codifica la proteína S del coronavirus.
Paredes-Moscosso añade que los adenovirus se utilizan recientemente en inmunoterapia contra el cáncer. Se inyectan en el tumor para redirigir la respuesta inmune hacia esa región y producir la destrucción de las células cancerosas.
Asimismo, destaca que, “a diferencia de otros virus, el genoma del adenovirus no se integra al genoma (ADN) del paciente, por lo que poseen un excelente perfil de seguridad”.
Un estudio experimental encontró que los eventos de integración del genoma de adenovirus en el ADN de ratones eran muy raros. No se han documentado evidencias de este proceso en humanos.
La página Médicos por la Verdad en Perú comparte un estudio de 2013 publicado en Current Gene Therapy. Este artículo solo expone que los adenovirus se utilizan en terapias génicas y la vacunación, aplicaciones conocidas desde hace décadas por la comunidad científica (ver aquí y aquí).
La publicación en Facebook pasa por alto que los adenovirus no se integran al genoma de la persona. En esa línea, carece de fundamento la afirmación de que las vacunas basadas en estos vectores modifican el ADN humano.
“Las vacunas ARN mensajero tienen la capacidad de modificar el ADN al encender o apagar distintos genes de nuestro ADN, sin necesidad de ingresar a la célula”
Hasta el momento, las farmaceúticas Moderna, BioNtech-Pfizer y Curevac son las que tienen candidatas a vacuna de tipo ARN mensajero en las etapas más avanzadas de ensayos clínicos. En verificaciones anteriores (1, 2, 3 y 4) explicamos que esta tecnología no tiene la capacidad de modificar el ADN humano.
Como se ha indicado líneas arriba, nuestro material genético, el ADN, está almacenado en el núcleo de cada célula. Esa información es transcrita por moléculas de ARN mensajero —o ARNm— y llevada a los ribosomas (en el citoplasma) para producir las distintas proteínas.
Las potenciales vacunas contra la COVID-19 que ahora mencionamos usan un ARN mensajero que codifica la proteína Spike del SARS-CoV-2.
“Ese ARN mensajero (de la vacuna) viene encapsulado en un liposoma. Una vez que penetra la célula, el ARNm se libera dentro y va directamente al ribosoma, el cual va leer este código y traducir la información. Allí empieza la producción de proteínas S”, detalla el inmunólogo Alexis García. “Después, unas enzimas llamadas ARNasas se encargan de destruir esa información porque ya se leyó. Ya no hay otro proceso”.
Representación de cómo funcionan las vacunas de ARN mensajero contra la COVID-19. Foto: The Conversation
Este mecanismo de acción es aún más simple que el de las vacunas basadas en adenovirus, ya que el ARNm ni siquiera ingresa al núcleo celular. El proceso también es explicado por la Universidad de Cambridge y una revisión de la revista Nature.
Hasta aquí, no hay ningún indicio de que el ARNm de la vacuna pueda modificar nuestro ADN.
Para sustentar esa afirmación, Médicos por la Verdad en Perú señala que el ARNm realiza un mecanismo de regulación epigenética, llamado silenciamiento génico. Esto no es exacto.
A pesar de que una persona posee diversos tipos de células, todas ellas contienen el mismo material genético. Es decir, las distintas células del cerebro, de los tejidos y de los huesos van a tener las mismas instrucciones biológicas. Esta diferenciación se debe a la regulación epigenética, un proceso natural que modula la expresión de genes para determinada estructura y funcionamiento, tal como explica un estudio ampliamente citado de Nature Genetics.
A su vez, el silenciamiento génico es uno de los mecanismos de regulación epigenética que impide la expresión de un determinado gen. De acuerdo con la segunda edición de la Enciclopedia Genética de Brenner (2013), este proceso puede ser mediado por los microARN y los ARN de interferencia pequeños (ARNip). Ambas son diminutas moléculas fabricadas en el núcleo que salen al citoplasma de la célula y se adhieren al ARN mensajero para degradarlo o evitar su traducción en proteínas.
Una proteína guía al micro ARN hasta el ARN mensajero. Foto: captura de video/ Nature
“Los microARN están implicados en la regulación de varios procesos biológicos, como la diferenciación celular, la proliferación, la apoptosis y en el desarrollo embrionario y tisular”, explica una revisión publicada en 2016. En tanto, un artículo de 2018 destaca que tanto los microARN como los ARNip tienen un “enorme potencial” para el tratamiento de diversas enfermedades, incluido el cáncer.
Ahora, cabe precisar que, según una revisión en Molecular Therapy, los tipos de ARN mencionados son “no codificantes”, lo que significa que no llevan ninguna información para ser leída. En ese sentido, son completamente diferentes a los ARN mensajeros (además de la diferencia en tamaño).
Por tanto, el ARN mensajero que usan las candidatas a vacunas no regula los genes de nuestro ADN mediante el silenciamiento génico. Los únicos ácidos ribonucleicos (ARN) que realizan ese proceso son los microARN y los ARNip, ya sea mediante el proceso natural o a través de aplicaciones terapéuticas. Además, este proceso no ocurre fuera de la célula como sugiere Médicos por la Verdad en Perú, sino en el interior.
En este punto, la página cita un informe sobre los resultados de uno de los primeros ensayos clínicos de la candidata a vacuna desarrollada por Oxford y AstraZeneca, la cual se basa en un adenovirus de chimpancé que transporta el gen de la proteína Spike del SARS-CoV-2. La información brindada en ese documento (describe respuestas inmunes sólidas y reacciones adversas leves en los voluntarios que recibieron el compuesto) no guarda relación con los argumentos que verificamos en este artículo, por lo que no merece mayor análisis.
“Estas nuevas “vacunas de primera generación” (más certero sería llamarlos terapias génicas) si podrían alterar el ADN”
Primero, debemos aclarar que las vacunas de primera generación son aquellas que los laboratorios desarrollan por primera vez contra determinada enfermedad. Por eso, todas las actuales candidatas a vacuna contra la COVID-19 son de primera generación, no solo algunas.
En esta parte, Médicos por la Verdad en Perú insiste en afirmar (sin más argumentos) que las vacunas basadas en ARNm y vector adenovirus son como las terapias génicas y que alteran los genes humanos, hechos que carecen de evidencias, como acabamos de mostrar.
Ninguno de los dos tipos de potenciales vacunas contra la COVID-19 mencionados por Médicos por la Verdad en Perú tiene la capacidad de modificar el ADN humano. Asimismo, constatamos que la página realiza una explicación errónea sobre terapias génicas y mecanismos epigenéticos.
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