La página de Facebook Médicos por la Verdad en Perú difundió este 16 de octubre un documento en contra de una inmunización “obligatoria”. Supuestamente, el objetivo era que los congresistas “tomen conocimiento del peligro que significan las nuevas vacunas”. En menos de una semana, se compartió unas 1.400 veces.
Las opiniones —a favor o en contra de cualquier tema— no son materia de verificación. Tampoco las proyecciones a futuro. En este artículo de fact-checking, solo evaluamos las afirmaciones sobre “las nuevas vacunas desarrolladas para la COVID-19” que, además, señalamos en letra cursiva.
Documento de Médicos por la verdad sobre las "vacunas" para prevenir la COVID-19 es falso.
“Esta vacuna no es segura” y “no es eficaz”
Hasta este 22 de octubre, seis días después de la publicación de Médicos por la Verdad en Perú, todavía no hay una vacuna para prevenir la COVID-19. Lo que existen son candidatas o posibles vacunas. Ninguna ha culminado la fase 3 de los estudios clínicos, de acuerdo al registro de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Así, no es posible afirmar o negar su seguridad y efectividad, señaló la médico internista Nora Lari.
“Ningún laboratorio ha terminado su estudio de fase 3″, dijo Eduardo Verne Martín, infectólogo pediatra y presidente del Comité de Expertos en Inmunizaciones. Tras culminar los ensayos, una vacuna debería ser aprobada por acreditadoras internacionales, como la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA), la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y la OMS para que pueda considerarse usarla en la población, señaló el especialista.
“Con una mortalidad real del 0,14% SARS-Cov2, según última actualización de la OMS en alocución del 5 de octubre, la mortalidad es inferior a la gripe común”.
El director general de la Organización Mundial de la Salud declaró el 5 de octubre que “se han notificado a la OMS casi 35 millones de casos de COVID-19 y la muerte de más de un millón de personas”. “El número real es con toda seguridad mayor”, manifestó. Entonces, los fallecimientos que notificó Tedros Adhanom en su alocución corresponden a una aproximación, no a una cantidad “real”.
“Si nosotros habláramos de la mortalidad de la COVID-19, tendríamos que decir la cantidad de muertos registrados entre toda la población del país”, explicó Manuel Figuera, médico internista, Vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Infectología.
En ese sentido, rechazó que se pueda comparar la mortalidad entre dos enfermedades. “Comparar, por ejemplo, la mortalidad de tuberculosis (...), que es de transmisión aérea, versus COVID-19, es inadecuado, porque la enfermedad por nuevo coronavirus tiene un desarrollo de la infección en pocos días o semanas”, explicó. “Incluso influenza, si te pones a comparar, por supuesto (que) las cifras son distintas”.
El especialista afirmó que la mortalidad de una enfermedad se puede comparar “con ella misma, en el tiempo”, pero con otra no.
“Los mecanismos de acción serían el virus vector o ARN mensajero, que actuarían modificando nuestro ADN”
De las diez candidatas más avanzadas, son dos las que son de tipo ARN mensajero: la de Moderna y la desarrollada por BioNtech & Pfizer. Ninguna de estas dos modifica el ADN humano, como explicamos anteriormente (1, 2, 3).
En resumen, nuestro ADN se aloja en el núcleo de la célula. Los ARN mensajeros que tenemos transcriben la información y la llevan al citoplasma con el fin de producir las proteínas que necesitamos.
En el caso de la candidata ARN, esta ha sido desarrollada a partir del material genético del virus SARS-Cov2, la proteína Spike.
“Hay que ser bien claros. Están diciendo que como es un ARN puede entrar al núcleo de la célula y transformarnos. No. Así no funciona. La vacuna ARN no penetra en el núcleo de la célula, así que no tiene capacidad de integrarse (con el ADN). Todo lo que ocurre es en el citoplasma”, declaró el médico infectólogo Eduardo Verne, para esta verificación.
Alexis García, inmunólogo y docente de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y Juan More, doctor en inmunología comparada, coincidieron con ese punto en una verificación anterior. Además, “el ARN (de la vacuna) se ha modificado en el laboratorio para que solamente sea reconocido (...) en nuestro citoplasma” agregó More.
Manuel Loayza, médico epidemiólogo del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades, señaló que para eso se necesitaría “mucha tecnología de manejo biomolecular”.
“Un estudio independiente de la Junta argentina de revisión científica da cuenta de que el anticuerpo generado por la proteína inducida por la vacuna sería el receptor AEC2 (...). Esto generaría inflamación crónica de los genitales y eventualmente esterilidad”.
Un supuesto informe de la ‘Junta Argentina de Revisión Científica’ (JARC) , titulado “Cronología target vacuna COVID-19”, circuló en redes sociales durante agosto. Este sostenía que la vacuna para prevenir el nuevo coronavirus actuaría sobre nuestra enzima ACE2 y esto nos iba a esterilizar.
Pedro E. Romero, doctor en Ciencias Naturales y biólogo evolutivo, descartó, para una anterior verificación, dicha versión. Durante un contagio, la proteína S del virus ingresa al organismo y se une a la enzima ACE2. Para evitar esa unión, “el blanco de las vacunas es la proteína Spike”, subrayó. “Las vacunas promoverán la aparición de anticuerpos contra la proteína Spike. Cuando el virus entre, estos anticuerpos neutralizarán el virus (impidiendo) su entrada a la célula”, detalló.
Si consideramos la esterilización en humanos como la anulación, sin consentimiento, de la capacidad de tener hijos, es falso que se pueda realizar a través de inyecciones. En el caso de los varones, no hay ningún método anticonceptivo que se asemeje a esa opción. Respecto a las mujeres, existen los anticonceptivos inyectables, pero sus efectos son reversibles, aclaró la gineco obstetra Katterine Chávez Arosemena en esa ocasión.
“La campaña contra el tétanos llevada a cabo en Kenia el 2014, y promovida por la OMS y UNICEF, fue denunciada en su momento por los médicos y obispos católicos de ese país. Se encontraron los viales contaminados con hormona HCG, destinada a la generación de anticuerpos que facilitaría el aborto y, a largo plazo, la esterilidad”.
En 1994, presentaron los ensayos clínicos sobre una inyección “anticonceptiva” que conjugaba toxoides tetánicos y la hormona hCG —la cual se encuentra de forma natural en el cuerpo humano, según la verificación de Pagella Política—. No es que la vacuna contra el tétanos causara infertilidad. Verificador expuso este bulo en julio y en setiembre.
Al año siguiente, en 1995, Human Life International, asociación católica, afirmó que esa hormona se hallaba en la vacuna contra el tétano y que habría dejado “infértiles” a millones de mujeres. Sin embargo, esto fue desmentido por la OMS.
En el 2014, obispos católicos de Kenia también se pronunciaron sobre lo que llamaron una “hormona anticonceptiva”, de acuerdo a Rebaltica. “La Organización confirma que la vacuna del toxoide tetánico (TT) es segura. La vacuna se ha utilizado en 52 países para inmunizar a 130 millones de mujeres y protegerlas a ellas y a sus bebés recién nacidos del tétano. No hay hormona HCG en las vacunas de toxoide tetánico”, rebatió la OMS. El Gobierno de Kenia también desmintió el rumor, informó la BBC.
“La vacuna de Oxford ya reporta dos reacciones graves (parálisis por mielitis transversa) y recientemente la vacuna desarrollada por Jhonson & Jhonson acaba de reportar un problema similar”.
Efectivamente, dos personas voluntarias de la posible vacuna de Oxford, tipo vector viral —una de las candidatas más avanzadas— presentaron reacciones graves, relacionadas con la inflamación de la médula espinal. “Una, al menos, se recuperó rápidamente”, reportó Newtral.
Por otro lado, Johnson & Johnson pausó temporalmente los ensayos clínicos de su candidata a la vacuna COVID-19 de Janssen, informó la misma compañía, “debido a una enfermedad inexplicable en un participante del estudio”.
“Siguiendo nuestras pautas, la enfermedad del participante está siendo revisada y evaluada por la Junta de Monitoreo de Seguridad de Datos (DSMB) independiente de ENSEMBLE, así como por nuestros médicos internos clínicos y de seguridad”, detalló el comunicado.
Sin embargo, la empresa destacó que las situaciones adversas graves no eran inusuales en la fase de ensayos. Al respecto, el médico internista Manuel Figuera comentó que, debido a que la COVID-19 todavía se está investigando, no era posible “hablar de normalidad”.
“Los protocolos de los estudios establecen qué cosas son graves o severas. En el caso de Oxford, hubo una reacción de mielitis y eso puede ser casual". Para el profesional de la salud, lo importante sería establecer si hay una relación causal —es decir, que fue causada por la candidata a vacuna— o casual —que los dos eventos coincidieron—. Esto aún no se ha determinado.
Encontramos al menos cuatro afirmaciones falsas y una engañosa en el pronunciamiento de la página Médicos por la Verdad en Perú sobre las candidatas a vacunas para prevenir la COVID-19. La OMS no dijo que la “mortalidad real” era del 0,14%, se trató de una aproximación. La vacuna ARN mensajero no modifica nuestro ADN y el referido documento de la Junta argentina tergiversó estudios. Además, el bulo sobre la “esterilización” en Kenia se basó en una campaña de 1995 contra la vacuna para prevenir el tétanos. Por último, los especialistas consultados enfatizaron en que había que esperar los resultados de los ensayos clínicos para hablar sobre su eficacia y seguridad.
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