Circula en redes sociales una imagen que busca advertir sobre el uso de mascarillas. Para ello, reproduce bulos como la presunta deficiencia de oxígeno, la saturación de CO2 o la aparición de enfermedades neurodegenerativas. Asimismo, señala que no hay “evidencia científica” que demuestre su uso para prevenir enfermedades respiratorias.
No obstante, la información que presenta es falsa. Está demostrado que el uso generalizado de mascarillas contribuye a prevenir enfermedades como la COVID-19. De igual modo, tampoco provocan deficiencia de oxígeno ni son dañinas para el cerebro. Aun así, el texto ha sido compartido centenares de veces en los últimos días.
Publicación viral presenta información falsa sobre las mascarillas. Foto: captura de Facebook.
FALSO
En Verificador hemos revisado previamente que el uso de mascarillas no produce hipoxia ni propicia la saturación de dióxido de carbono. De acuerdo con Hebert Cuenca, miembro de la Sociedad Peruana de Neumología, la explicación radica en que “el oxígeno atraviesa el material de la mascarilla y así el aire entra y sale sin ningún problema”.
“El oxígeno es una molécula demasiado pequeña y definitivamente el cubrebocas no va a impedir su paso. Puede haber algunas molestias, pero solo eso”, indicó a este portal el infectólogo del Hospital Cayetano Heredia Carlos Medina.
La OMS, por su parte, precisa que las mascarillas quirúrgicas atraviesan un análisis que evalúa su óptimo funcionamiento. “Su desempeño se pone a prueba mediante un conjunto normalizado de métodos con miras a comprobar el equilibrio entre una gran capacidad de filtración, la ‘respirabilidad’ adecuada y, a veces, la resistencia a la penetración por líquidos corporales”.
Las mascarillas no producen enfermedades neurodegenerativas
El post viral sugiere que, como efecto de la disminución de oxígeno por el uso de las mascarillas, se produce un daño “irreversible” en el cerebro, que ocasionaría enfermedades neurodegenerativas. Esto también es falso, y fue desmentido en una ocasión anterior.
Como indica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, muchas de estas afecciones son genéticas. También pueden ser producto del alcoholismo, un tumor, un ataque cerebrovascular (ACV) o producidas por toxinas, químicos o virus. En otras, las razones son desconocidas.
Wilder González, médico neurólogo de la Clínica La Luz, señaló que no hay una relación entre las enfermedades neurodegenerativas y el uso de mascarillas. Asimismo, descartó que sean causadas por “deficiencia de oxígeno” en el cerebro.
¿Los niños deben utilizar mascarillas?
De acuerdo con el portal Healthy Children de la American Academy of Pediatrics, es recomendable que los niños utilicen un cubrebocas de tela. Su uso no les priva de oxígeno. En el caso de los bebés, los CDC recalcan que los niños menores de 2 años no deben portar mascarillas. Por su parte, la OMS precisa que no debe ser obligatorio en menores de hasta 5 años de edad.
FALSO
En la actualidad, existen numerosos estudios que ratifican la eficacia de las mascarillas en la prevención de los contagios de enfermedades como la COVID-19. Como hemos indicado en una nota anterior, la mascarilla reduce la posibilidad de contagios al evitar el paso de las gotículas que transportan el virus.
En tal sentido, la OMS especifica en un informe del 5 de junio que la capacidad de filtrar las partículas varía según el tipo que se usa. “En tanto que las mascarillas médicas filtran gotículas de tres micrómetros de diámetro; las filtrantes (como la N95) tienen que filtrar partículas sólidas de 0,075 micrómetros, lo que es más difícil”.
En el caso de las mascarillas de tela, un estudio publicado en la revista científica ACS Nano —Aerosol Filtration Efficiency of Common Fabrics Used in Respiratory Cloth Masks— determinó que los materiales de estas, como el algodón, la seda y la gasa, pueden otorgar una “buena protección”, generalmente superior al 50%, en un rango de 0,01 a 6 μm.
Erika Castillo Carrión, PhD en Ciencias Médicas y fundadora de Cienciagenerika, recomendó a Verificador un estudio publicado en la revista ScienceDirect —Fundamental protective mechanisms of face masks against droplet infections—.
Este concluyó que la protección fundamental que ofrecen las mascarillas es de tres tipos: previenen la infección por evitar el agarre habitual en la cara; la resistencia al flujo del barbijo limita la propagación del virus en un espacio cerrado y, por último, la inhalación de gotitas que contienen el virus puede limitarse con el uso de una mascarilla ajustada con filtrado de partículas.
Asimismo, aconseja añadir al uso generalizado de mascarillas reglas de higiene y distanciamiento, así como la detección precoz de las fuentes de infección y su respectivo aislamiento.
Por su parte, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos también presentan una lista bibliográfica con estudios recientes sobre el uso de mascarillas y el contagio de COVID-19. En otra entrada, los CDC refieren una serie de estudios observacionales y epidemiológicos en el “mundo real” que avala la efectividad del uso generalizado de mascarillas.
La evidencia científica avala el uso generalizado de mascarillas para ayudar a evitar la transmisión de infecciones respiratorias como la COVID-19. De igual modo, el cubrebocas no limita la entrada de oxígeno al cerebro ni propicia las enfermedades neurodegenerativas. Por lo tanto, calificamos esta publicación como falsa.
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