A finales de febrero, circularon titulares que aseguraban que la solución al nuevo coronavirus se encontraba en el árbol de la quina, hallado en nuestro símbolo patrio.
Los artículos mostraban titulares como “La quina, el árbol peruano que combate el coronavirus” y “Medicamento que podría curar el coronavirus está en el escudo nacional de Perú”. Además, afirmaban que la cloroquina es producida con el fruto del árbol de la quina.
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Incluso usuarios de redes sociales hicieron memes sobre lo irónico que resulta que esta especie vegetal, y supuesta solución al problema mundial, se encuentre en peligro de extinción en nuestro territorio.
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Sin embargo, existe un detalle que se omitió y que cambiaría el rumbo de los titulares de medios informativos: la cloroquina no proviene del árbol de la quina.
Si bien el estudio al que los artículos hacen referencia sí existe, y efectivamente presenta a la cloroquina como el fármaco que “tiene una eficacia aparente y una seguridad aceptable contra la neumonía asociada con COVID-19”, este compuesto no es derivado del popular árbol de la quina.
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El infectólogo Marcos Saavedra Velasco indicó a La República que “la cloroquina usa una estructura molecular similar al de la quinina (compuesto molecular extraído del árbol de la quina), pero no se hace a partir de ella”.
El experto explicó que este fármaco permite que las estructuras de la célula puedan entrar al ADN. Asimismo, resaltó que “la cloroquina y el hidróxido de cloroquina son compuestos hechos en un laboratorio”.
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Esta información es respaldada por Fátima Marcelo, representante del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), quien en declaraciones para este medio afirmó que el método a través del cual se extrae la quinina y la cloroquina son totalmente distintos.
“La quinina se obtiene directamente del árbol de la quina y para su extracción este tiene que ser talado; mientras que la cloroquina es un compuesto que ha sido elaborado sintéticamente en un laboratorio”, explica la especialista.
Asimismo, Marcelo precisa que “algunos conocen al alcaloide natural (la quinina) como cloroquina; pero, en realidad, (la cloroquina) son alcaloides sintéticos que han sido creados para combatir en su momento la malaria o el paludismo”.
Además, la experta recalca que el árbol de la quina, especie en peligro de extinción, posee múltiples beneficios y propiedades que se utilizan hasta la actualidad, por lo que se debe procurar su preservación. Adicionalmente, precisa que hasta el momento faltan investigaciones para determinar la efectividad de la quinina y cloroquina en esta nueva enfermedad.
El medio de fact-checking AFP Factual también corroboró estos datos recurriendo a definiciones otorgadas por la página MMV, la cual relata que “la cloroquina se obtuvo de una investigación realizada por científicos alemanes que buscaban un sustituto a la quinina en 1934”. Añade que de esta búsqueda se descubrió el Resochin (cloroquina) y el Sontochin (3-metil-cloroquina).
Por el contrario, al definir a la quinina sí se menciona que “proviene de la corteza de un árbol nativo de América del Sur” y narra que fue llevado a Europa por una condesa que recibió tratamiento en nuestro país en el siglo XVII.
Tanto la quinina como la cloroquina son dos fármacos que tradicionalmente se usan para curar la malaria. Sus estructuras moleculares son similares, pero su proceso de obtención no.
Como expresa el infectólogo Saavedra, “molecularmente se puede desarrollar una molécula artificial en base a una molécula natural, principalmente, en base a su estructura. Pero eso no significa que derive de allí, sino que tiene una composición molecular similar”.
Esto también fue aclarado por La República en una nota en la que explica la diferencia entre cloroquina y quinina. Allí se menciona que “este medicamento (la quinina) fue reemplazado a mediados del siglo XX por otros componentes sintetizados más eficaces (sobre todo por tener menos efectos adversos). Uno de esos nuevos medicamentos fue la cloroquina”.
Conclusión
La cloroquina es un compuesto sintético elaborado en laboratorios, no requiere del árbol de la quina para su obtención y su estructura molecular es similar a la quinina, la cual sí es extraída de este árbol en peligro de extinción. Por lo tanto, los artículos que afirman que la cloroquina se encuentra en el árbol de la quina son falsos.