Todo indica que el 31 de enero iniciarán las obras del segundo aeropuerto más grande del Perú. Para algunos especialistas, su impacto sería bueno y malo para el turismo interno. Aquí el informe. ,“Si hasta mi piel es color de la tierra, ¿cómo me voy a ir?”, fue el clamor de la joven indígena Rocío Ccjuiro, al resistirse a dejar su vida en el campo, después de todo era ella la sexta generación de una familia dedicada a las chacras y ganados. Pero, aunque no quiera, deberá hacerlo porque a partir del 31 de enero de este año su tranquilidad y convivencia con la madre tierra se verá interrumpida con la construcción del segundo aeropuerto más grande del Perú. PUEDES VER: Cierre de carretera afecta turismo central Animación del terminal de Chinchero en Cusco No lo soportaría, confiesa cual voz del pueblo. Pensar que en los próximos cinco años será una realidad el Aeropuerto Internacional de Chinchero (AIC), no le deja más opción que alejarse de sus tierras fértiles. No es la única, así como ella son varias las familias agrícolas que deberán buscar otros sitios donde vivir. Y es que aunque se trate de una obra de gran envergadura e interés nacional, la megaestructura que se alzará a más de 3.700 m.s.n.m., cerca de 300 metros más arriba que la ciudad del Cusco, tendrá si o si, un impacto sobre las comunidades agrarias de Yanacona, Ayllopongo y Racchi Ayllu, además de la identidad cultural de los pueblos del Valle Sagrado que también se verán afectadas, advirtió Servindi. A estas alturas -hablamos de la situación del terminal aéreo- ya sabemos que desde hace 40 años, mediante la Ley N° 27528 se proyecta construir el AICC en colinas cusqueñas, cuya adenda del contrato será firmada la próxima semana y la primera piedra será colocada a fines de mes. Entonces, queda responder: ¿vale la pena sacrificar la integridad de un pueblo ancestral? ¿Cuál es el costo de tener el aeropuerto soñado? ¿Un aeropuerto de ensueño? Infografía sobre la inversión del Aeropuerto de Chinchero Fuente: ProInversión Recientemente, tras reunirse en Lima con autoridades de la región imperial, congresistas y comunidades de la zona de influencia del proyecto, el ministro de Transporte y Comunicaciones, Martín Vizcarra, hizo hincapié de los beneficios que tendrían los vuelos directos entre Cusco y las ciudades extranjeras. “Lo importante no es la primera piedra, sino el momento en que la obra se pone en servicio”, diría el flameante ministro resaltando que todo quedaba listo para construir el aeropuerto y que solo estaba como pendiente la compra de los terrenos de la zona de amortiguamiento. Hasta entonces, según el MTC, las obras comenzaría con la labores de remoción de tierras, las cuales demandarán una inversión de US$ 140 millones, el primer aporte de una monto total previsto de US$659 millones en n proyecto concesionado en el 2014 al consorcio Kuntur Wasi, conformado por Andino Investmen Holding (AIH) y Corporación América, vía una asociación público-privada (APP). La obra, que culminará en 2020, permitirá al Valle Sangrado de los Incas recibir visitas directas entre Cusco y Miami (EE UU), sin tener que pasar por el gran Aeropuerto Internacional Jorge Chávez de Lima, al igual que vuelos directos con otros destinos latinoamericanos. De hecho, especialistas estimaron que para el 2030 este terminal aéreo movilizaría cerca de cinco millones de pasajeros por año, una buena noticia para el turismo en el país. Lo cual, a su vez, mitigaría la contaminación sonora del actual aeropuerto Alejandro Velasco Astete, donde la polución es una molestia para los vecinos, pues este terminal aeroportuario recibió más de dos millones de pasajeros el año pasado. Habría que pensar lo que pasaría en 10 años si sigue aumentando la llegada de turistas a conocer el primer destino y más visitado del Perú: Machu Picchu. Rumbo al 2020 Proyeccción de las pistas de aterrizaje de Aeropuerto de Chinchero Pero para la conexión directa entre la Ciudad Imperial y otras ciudades del mundo dependerá de las restricciones técnicas de las aeronaves que se usen, así como cuestiones comerciales de las aerolíneas, precisó Carlos Gutiérrez, gerente general de la Asociación de Empresas de Transporte Aéreo Internacional (Aetai). Una observación es la ubicación del nuevo aeropuerto de Chinchero que se ubicará a unos cientos de metros más arriba del terminal aéreo del Cusco, lo cual restará atractivo comercial a la ruta, debido a que los aviones requerirán mayor potencia al despegar y, por lo tanto, menos pasajeros a bordo. “Quizá para vuelos cortos (dentro de Sudamérica), no debería haber mayor inconveniente”, agregó al respecto. Hasta el momento –anotó Gutiérrez- solo existen vuelos internacionales hacia Bolivia desde el aeropuerto de Velasco Astete, operados por la aerolínea Amazonas. Otro respaldo a favor del aeropuerto en Chinchero, lo dio el entonces presidente de la Cámara Regional de Turismo del Cusco, Roger Valencia, ahora Viceministro de Turismo, quien explicaba que el Velasco Astete era de difícil operatividad porque no era capaz de cancelar un despegue por ser unidireccional, entre otras carencias. Es más, la nueva infraestructura aspiraría a conectar de manera directa al país con el mundo y así descentralizar a Lima, dejándola respirar por medio de un aeropuerto en condiciones de recibir del extranjero a aviones de gran envergadura Cierto o no, de algo estamos seguros, que si Corea del Sur, un país apenas más grande que el Cusco, tiene 30 aeropuertos: 10 internacionales, 10 locales y 10 militares; entonces por qué nuestra región no puede darse el lujo de contar con un terminal aéreo de nivel internacional, eso sí, a la vez amigable con el medio ambiente y las comunidades aledañas.