En redes sociales está circulando un video de Frank Suárez, quien indica que los componentes de las vacunas producen problemas en el cerebro. De acuerdo a esta persona, los contenidos de una vacuna son “patitas de insectos”, “partes de riñones de mono” y metales como aluminio y mercurio.
Publicación viral sobre vacunas pediátricas. Foto: captura en Facebook.
En el material, el supuesto médico también afirma que inocular a los niños incrementa el riesgo de padecer autismo. “Hay una relación bastante directa entre el autismo y las vacunas [...] se calcula que para el año 2070, prácticamente todos los niños van a ser autistas”, menciona.
Esta publicación lleva el título “Inflamación en el cerebro por vacunas” y fue difundida en Facebook el pasado 16 de mayo de 2022. Desde entonces, el posteo cuenta con más de 4.500 reproducciones. Sin embargo, difunde información falsa.
De acuerdo a la Academia Americana de Pediatría, el compuesto más importante de una vacuna es el antígeno, microorganismo activo que estimula al organismo para generar una respuesta inmunitaria y así proteger al cuerpo contra una infección. Esta sustancia puede ser el virus o bacteria —de forma inactiva — causante de una enfermedad. Pero no es el único ingrediente.
Según la organización, las vacunas están formadas por otro tipo de sustancias que fortalecen su seguridad y eficacia para combatir infecciones. Uno de estos ingredientes son los conservantes, que ayudan a evitar la contaminación del compuesto con otros gérmenes.
También están los adyuvantes, que son sales de aluminio —no dañinos para el cuerpo humano—, que ayudan a fortalecer la respuesta inmune de la vacuna, y los aditivos que ayudan a incrementar la eficacia de esta. Mayormente, estos incluyen sustancias como gelatina, albúmina, sacarosa, lactosa, glutamato sódico y glicina.
Por último, las vacunas también están integradas por residuos generados durante su producción, tal como cantidades pequeñas de antibióticos, proteína de huevo o de levadura.
Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) detalló a través de su página web los principales ingredientes de las vacunas y en ninguna de ellas hace mención de restos de insectos u órganos de animales, como señala la publicación viral.
Mediante su página web, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) desmintieron la afirmación de que las vacunas contienen metales dañinos para la salud. Según informó la institución, las siguientes sustancias no son ingredientes de una vacuna: “Conservantes, tejidos (como células fetales de abortos), antibióticos, proteínas de alimentos, medicamentos, látex y metales”.
Por su parte, el médico pediatra Carlos Uria explicó a Verificador que ningún compuesto de las vacunas para niños es dañino para la salud. El especialista indicó que cada compuesto que forma parte de la fabricación de estos fármacos cumple con estrictas normas internacionales que garantizan su seguridad.
En tanto, Uria señaló que sí se ha registrado una cantidad mínima de efectos secundarios en menores tras ser inoculados. Sin embargo, esto no está atribuido a la vacunación, sino a la reacción del sistema inmunológico del paciente. “Los efectos adversos no se dan porque una vacuna tenga un tipo de metal, esto se produce porque la respuesta inmune es diferente en cada persona. También puede darse por temas de alergia en menores”, detalló.
Anteriormente, este medio ha verificado afirmaciones de usuarios que aseguran que las vacunas contienen metales y generan magnetismo (1, 2, 3). Pero esto es falso. Especialistas consultados por Verificador descartaron que las vacunas estén compuestas por sustancias que pueden dañar el bienestar de los ciudadanos.
Según el centro de investigación Nemours KidsHealth, no existe una relación directa entre las vacunas y el autismo, como indica la publicación viral. La institución precisa que esta afirmación nació en un ambiente de desinformación durante el proceso de vacunación contra el sarampión, las paperas y la rubéola.
El medio BBC indicó en su página web que este bulo nació en 1998 tras la publicación de un supuesto estudio del médico Andrew Wakefield en la revista científica The Lancet, donde aparentemente descubre que doce niños estudiados habían desarrollado conductas autistas. Sin embargo, el autor aclaró que se trató solo de una hipótesis.
Al respecto, el psiquiatra Kris Rey, en comunicación con Verificador, descartó que las vacunas produzcan autismo en los menores. El experto informó que todos los pacientes que son diagnosticados con autismo han nacido con esta condición: no se trata de una enfermedad adquirida. Es decir, un menor no puede contraer autismo a lo largo de su vida.
El médico enfatizó que las causas conocidas de esta condición están relacionadas a temas genéticos. “Uno puede heredar el riesgo de padecer autismo si un familiar cercano o lejano tiene un problema mental. Cualquier tipo de enfermedad mental es suficiente para que exista un riesgo de nacer con Trastorno del Espectro Autista (TEA)”, aseveró.
Asimismo, Rey dijo que otra de las posibles causas de la presencia del autismo se vincula a factores congénitos. “En el primer trimestre, uno está formando su sistema inmunológico y se está estudiando si existen mutaciones genéticas en el proceso de formación que pueden aumentar si la mamá consume sustancias como alcohol o si está sometida a mucho estrés, entre otros factores. Pero aún no se tiene conocimiento de por qué se produce”, recalcó.
Sin embargo, no es primera vez que se relaciona a la aplicación de vacunas con el autismo. En el 2019, La República desmintió este mito, cuando la pediatra española Isabel Bellostas escribió en el blog Joseppamies que no se debe vacunar a los menores diagnosticados con autismo. No obstante, expertos consultados por Verificador mencionaron que las vacunas no producen autismo ni incrementan el riesgo de padecerlo.
Las vacunas no están compuestas por restos de insectos, órganos de animales ni metales dañinos para la salud, como afirma la publicación viral. Los principales ingredientes de una vacuna son sustancias que ayudan a fortalecer la eficacia, seguridad y respuesta inmunológica de las inoculaciones.
La aplicación de estas tampoco producen autismo, como menciona Frank Ruiz. Esto es un mito que circula en la sociedad desde 1998, pero el Trastorno del Espectro Autista es una condición no adquirida. Por ende, no es posible contraer autismo.
Por ello, Verificador concluye que el video sobre los componentes de la vacuna difunde información falsa.
Escucha en el podcast de Verificador de La República, nuestra selección dominical de artículos de fact checking que desmienten la información falsa que circula en las redes sociales.
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