En redes sociales, se han difundido videos de personas, aparentemente, vacunadas que se colocan un imán en el brazo y este se adhiere a la zona de la inyección.
Los usuarios señalaron, por un lado, que la vacuna contiene una cantidad elevada de metales pesados que produce ese efecto “magnético” y, por otro, hay quienes aseguraron que es producto de un microchip introducido durante la inoculación.
“Aquí mostramos un video donde se le hacen unas pruebas aparentemente a un vacunado contra el SARS-CoV-2 y el electromagnetismo de los nanochips que trae la vacuna aparentemente responde a la prueba”, indicó un usuario en Facebook. Sin embargo, sus aseveraciones son falsas.
Entre los componentes de las principales vacunas aprobadas de emergencia contra la COVID-19 no se encontró ningún tipo de metal magnético, ni mucho menos un microchip. Además, especialistas nacionales e internacionales han descartado que las vacunas tengan la capacidad de producir ese efecto.
vacuna, falso
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En principio, los laboratorios a cargo de elaborar las vacunas contra la COVID-19 han hecho públicos los ingredientes, por lo que es posible comprobar si es que contienen un compuesto que podría ser potencialmente “magnético”.
Al revisar los componentes de las principales vacunas aprobadas de emergencia contra la COVID-19, confirmamos que la mayoría de estas (Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson) no contienen ningún tipo de metal.
Ruy Chacon —biólogo, genetista y biotecnólogo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos— precisó a este medio que esas vacunas contienen aminoácidos, sales, ácidos (con acidez parecida al vinagre), lípidos y azúcares. “Estos componentes son importantes para dar estabilidad al principio activo de la vacuna (molécula de ARN, partículas virales) y para las condiciones de almacenamiento”, manifestó.
Sin embargo, sí existen vacunas (Sinopharm y Coronavac) que llevan entre sus ingredientes al hidróxido de aluminio. No obstante, este metal no representa un riesgo para la salud y los especialistas confirman que no tiene la capacidad para generar electromagnetismo.
El experto de la UNMSM explicó a Verificador que el hidróxido de aluminio es una sal en estado no metálico, no magnetizable y que se ha venido utilizando desde hace décadas atrás en muchas vacunas usadas mundialmente (tétano, poliomielitis, hepatitis, entre muchas más).
Al respecto, Eloísa Arana —bioquímica y bióloga molecular— afirmó al medio argentino Chequeado que las vacunas contienen esos metales en formas inocuas y en una cantidad insignificante comparada con lo que tiene el atún de lata. “Está completamente probado que no tiene ninguna consecuencia y se usan desde hace décadas en las vacunas que les damos a los bebés”, sostuvo.
Asimismo, un artículo publicado en la revista científica The Lancet y en la Revista Panamericana Salud Pública concluyó que, aunque las vacunas con aluminio están asociadas a un mayor riesgo de enrojecimiento y dolor local prolongado, “no se encontraron pruebas de que las vacunas con sales de aluminio provocaran trastornos graves o de larga duración”.
Por último, en Verificador hemos comprobado que las vacunas contra la COVID-19 no implantan un microchip ni Bill Gates afirmó querer instalar chip con tecnología 5G en las personas.
Así también lo descartaron los Centros para el Control de Enfermedades y Prevención (CDC) de los Estados Unidos. “No, el Gobierno no está usando la vacuna para rastrearlo. Es posible que haya rastreadores en las cajas de envío de vacunas para protegerlas contra robos, pero no hay rastreadores en las vacunas en sí”, señalaron.
A pesar de que los videos que circulan en redes sociales parecen “creíbles”, no son una prueba científica de nada, puesto que hay muchas variables que no se toman en cuenta e información que no se puede comprobar.
Por ejemplo, no se puede verificar si las personas mostradas fueron inoculadas con la vacuna o si recibieron una o dos dosis. Además, tampoco existe una comparación con aquellas personas que no recibieron la vacuna.
“Para una evidencia científica deberíamos tener un grupo control y otro vacunado, y verificar la característica del imán. No es una evidencia de nada”, aseguró la doctora Daniela Hozbor a Chequeado.
Así también lo afirmó Sergio Recuenco, médico epidemiológico de la UNMSM, a Verificador. “No es creíble ni hay ningún fundamento físico, biológico o científico, el video obviamente es un fraude”, sentenció.
No. Los especialistas consultados por este medio y por otros medios internacionales descartan esta posibilidad.
En primer lugar, solo tres metales pesados provocan ese efecto de atracción: cobalto, hierro y níquel. Como se comprobó, las vacunas aprobadas de emergencia contra la COVID-19 no contienen ninguno de esos metales.
Además, nuestro cuerpo contiene hierro en la sangre y eso no provoca que los imanes se adhieran. “La sangre tiene hemoglobina y esta tiene componentes de fierro. Se puede hacer el experimento con pastillas que tienen hierro, traté de ponerle un imán y no va a poder atraerlo, y si no se puede hacer con medicamentos menos se podrá con componentes en el cuerpo”, explicó el epidemiólogo Recuenco a este medio.
Asimismo, los expertos señalan que las dosis de las vacunas son muy pequeñas (0,3 mililitros en el caso de Pfizer) como para introducir grandes cantidades de metales o siquiera un microchip. “La cantidad de metal que necesitaría una vacuna para atraer un imán es mucho más sustancial que las cantidades que podrían estar presentes en una pequeña dosis de la vacuna”, manifestaron expertos médicos en Health Desk, una plataforma de especialistas sobre la COVID-19.
A su vez, resaltaron que de poseer algún metal pesado el líquido no sería de color transparente. “No conozco ningún material magnético líquido que sea transparente”, enfatizó Nájera al medio Maldita.
Finalmente, el biotecnólogo Ruy Chacon declaró a Verificador que “en caso de metales, principalmente metales pesados, los efectos clínicos frente a una elevada exposición serían muy notorios e inmediatos”.
Chacon resaltó que los ensayos clínicos en humanos se iniciaron desde el año pasado y no se reportaron casos con ese tipo de fenómeno. “Personalmente considero que este tipo de efecto sería muy evidente y fácil de desestimar ante el gran número de ya vacunados a nivel mundial a la fecha”, puntualizó.
Las principales vacunas contra la COVID-19 no contienen ningún metal magnético ni microchips entre sus componentes. Además, los videos compartidos en redes no son considerados evidencia científica. Por lo tanto, calificamos la publicación viral como falsa.
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