En redes sociales, a mediados del año 2021, comenzaron a circular desinformaciones acerca de las variantes del nuevo coronavirus: desde que son “efectos secundarios” de las vacunas hasta señalar erróneamente que “no existen”. En esta nota hacemos un recuento de los bulos más virales que fueron desmontados por Verificador de La República.
A finales de junio, publicaciones mencionaron que, supuestamente, el Instituto Nacional de Salud (INS) confirmó el primer caso de la variante Delta del nuevo coronavirus en el Hospital Alberto Sabogal, situado en Lima.
Sin embargo, consultado por este medio de fact-checking, esta institución del Ministerio de Salud (Minsa) calificó como falsa esta información. Además, EsSalud desmintió, a través de sus redes, que se haya detectado el primer caso en dicho establecimiento.
Esta variante fue detectada inicialmente en la India y, hasta ese momento, el Minsa solo registró dos casos de este linaje en Arequipa a nivel nacional.
El 13 de julio, una fanpage difundió que se había registrado “el primer caso” de este linaje en Chincha, una provincia de Ica. Indicó también que esta información fue “confirmada” por el Hospital San José de Chincha, donde se encuentra el paciente.
No obstante, desde este establecimiento de salud señalaron: “No, no tenemos, gracias a Dios, esta variante en nuestra provincia”. Este hospital también desmintió este contenido a través de sus redes sociales. Asimismo, la Dirección Regional de Salud (Diresa) de Ica aseguró que hasta esa fecha no se había confirmado ningún caso de este linaje.
Además, la página, al ser consultado por el contenido de su publicación, respondió con varios stikers y luego escribió: “No doy nombre de mi fuente”. Hasta ese entonces, el Minsa ya había confirmado 12 casos solo en Lima y Arequipa.
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En agosto, usuarios compartieron una imagen de un supuesto cronograma de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para “lanzar” nuevas cepas del coronavirus.
En primer lugar, es importante señalar que las variantes no son cepas. El 1 de junio, en un informe de “Seguimiento de las variantes del SARS-CoV-2″, la OMS anunció que las variantes de la COVID-19 serán denominadas con letras griegas (Alfa, Beta, Gamma, etc). Sin embargo, las fechas señaladas en el gráfico viralizado sobre la aparición de las variantes declaradas son incorrectas.
Por ejemplo, la variante delta, según el bulo, se dio a conocer en junio de 2021, pero esta fue detectada en la India en octubre de 2020. En segundo lugar, coloca a Épsilon, supuestamente lanzada en julio del 2021; no obstante, esta fue detectada en enero de este año en Estados Unidos.
En el presunto cronograma se lee varios nombres de linajes que, supuestamente, están diseñadas para darse a conocer desde agosto hasta enero de 2022. Pero, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) ya habían clasificado estas variantes a lo largo del 2020 y 2021.
En septiembre, otros post adjuntaron una declaración del Premio Nobel de Medicina 2008, Luc Montagnier, para afirmar que las nuevas variantes del coronavirus están siendo causadas por las vacunas contra la COVID-19.
Sin embargo, los linajes del SARS-CoV-2 se han registrado con anterioridad a la aplicación de las vacunas. La OMS ha comunicado que todos los virus cambian con el paso del tiempo, y eso incluye a este virus. Por ejemplo, en el caso de Reino Unido, hay dos meses de diferencia entre la documentación de la variante B.1.1.7 y el comienzo de la vacunación, ocurrida en diciembre de 2020.
Otros cibernautas compartieron una imagen para sugerir que las variantes son efectos secundarios de las actuales inyecciones. Sin embargo, en la página web de la OMS se muestra un registro de linajes, que se encuentran en vigilancia, pero sin una denominación. En este se observa que el SARS-CoV-2 presenta variantes identificadas desde enero de 2020.
Erika Castillo, PhD en Ciencias Médicas, dijo a Verificador que las variantes “son cambios o mutaciones mínimas del virus” y que existen “miles que se han ido formando desde el inicio de la pandemia”. La fundadora de cienciagenerika comentó también que estas “se descubren gracias al análisis completo del genoma del virus y a la comparación entre genomas”.
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Tras la detección de la variante ómicron en Sudáfrica en noviembre, una fanpage de Cañete difundió que un joven de 33 años, de Nuevo Imperial, tenía la variante ómicron de coronavirus. Pero el paciente no pudo haber sido detectado con ómicron porque no se realizó el examen necesario para determinar la variante de coronavirus que tiene (análisis genómico).
La médica a cargo del caso le aclaró a la hermana del joven que el hospital Rezola de San Vicente de Cañete, donde él está internado, ni siquiera tiene las muestras, ya que su diagnóstico (a través del hisopado) fue en el distrito de Chilca.
César Munayco, del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC), descartó que un médico pueda determinar, con solo ver la sintomatología del paciente, de qué variante de coronavirus se trata.
El Minsa también desmintió que se haya detectado un caso de esta variante en Cañete o en el resto del país.
Usuarios comenzaron a replicar una imagen afirmando que se trata de “la primera imagen” de este linaje.
No obstante, la instantánea no expone a esta variante del coronavirus. Esta foto circula desde febrero de 2020. Según los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE. UU., la imagen representa al SARS-CoV-2 capturada desde un microscopio electrónico.
Otros usuarios difundieron un póster de una película, supuestamente, llamada La variante ómicron. Aseguraron que la nueva variante fue nombrada ómicron por dicha película.
Sin embargo, no hay registro de una película con ese nombre. Ese banner se encontraba alterado. La imagen original proviene de la película Phase IV, estrenada en 1974. AFP Factual expuso que Becky Cheatle, una comediante irlandesa, admitió en Twitter que había cambiado el título del film real por “La variante ómicron”.
Por otro lado, la OMS usa las letras del alfabeto griego para nombrar a las variantes del virus. Por ello, el nuevo linaje tiene por nombre ómicron, la quinceava letra de este alfabeto.
También Ricardo Delgado, un bioestadístico que difunde desinformación sobre la pandemia y las vacunas, aseguró en un video que ahora se dice que la variante ómicron ocasiona “infartos” y “arritmias” para justificar las muertes provocadas por las vacunas.
No obstante, hasta esa fecha, este linaje no ha reportado casos de arritmias e infartos. Godofredo Talavera, expresidente de la Federación Médica Peruana (FMP), señaló que, al momento, esta variante ha producido síntomas leves, pero este continúa en investigación. Alegó que el virus en sí ha generado “arritmias”, pero no infartos.
Bristán Maraza, jefe de cardiología de los Hospitales de La Solidaridad, explicó que las arritmias suelen aparecer en los casos severos de la COVID-19. En tanto, señaló que los infartos no son producidos en sí por el coronavirus, ya que estos son generados en pacientes con factores de riesgo o que padecen de esta afección.
En un video se escucha decir que la variante ómicron “no existe” debido a que no se puede detectar mediante pruebas y tampoco fue confirmada en ninguna parte del mundo. Pero, el Instituto de Enfermedades Transmisibles de Sudáfrica (NICD) informó, el pasado 25 de noviembre, que detectó a este linaje y fue denominada “B1.1.529″.
Varios países en el mundo, como Estados Unidos, Ecuador y Perú, confirmaron casos de este linaje. Especialistas e investigadores coinciden en que la nueva variante puede detectarse a través de las pruebas de PCR.
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