Publicación sobre la prohibición de las mascarillas en Suecia es engañosa

Publicación sobre la prohibición de las mascarillas en Suecia es engañosa

Un post relaciona el impedimento de los cubrebocas en Suecia con la hipoxia, hipercapnia y cultivo de gérmenes. Sin embargo, esto no es cierto.

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En Facebook, una publicación desliza que la prohibición del uso de las mascarillas en Suecia está asociada a los supuestos efectos de estas: hipoxia, hipercapnia y cultivo de gérmenes. Para respaldar su información, adjunta una captura del artículo de Men’s Health, que titula “Suecia, el país en el que se prohíbe llevar mascarilla”.

Sin embargo, esto es engañoso. Es cierto que en este país hay ciudades que impiden el uso de los tapabocas, pero la causa no está relacionada con estas afecciones.

Viral que asocia la prohibición de las mascarillas en Suecia con la hipoxia, hipercapnia y cultivo de gérmenes. Foto: captura en Facebook.

Viral que asocia la prohibición de las mascarillas en Suecia con la hipoxia, hipercapnia y cultivo de gérmenes. Foto: captura en Facebook.

¿Suecia prohíbe las mascarillas porque estas causan hipoxia, hipercapnia y cultivo de gérmenes? No.

En algunos municipios de Suecia, como Halmstad y Kungsbacka, el uso de mascarillas no es parte de las medidas de prevención de la COVID-19, incluso las prohíben. Sin embargo, las razones no están relacionadas con la “hipoxia, hipercapnia y cultivo de gérmenes”.

En el mismo artículo Men’s Health, del 10 de febrero de 2021, citado por el post, se explica que las causas se deben a que, para las autoridades suecas, “no existe evidencia científica de la efectividad de las mascarillas ante el coronavirus”. Además, informan que estas decisiones municipales están relacionadas a la postura de la Agencia de Salud Pública de Suecia, que asegura en sus guías que los tapabocas “suponen ‘grandes riesgos’ si se usan de manera incorrecta”.

Artículo de “Men’s Health”. Foto: captura web de “Men’s Health”.

Artículo de “Men’s Health”. Foto: captura web de “Men’s Health”.

Esta información es corroborada por una investigación de The Conversation, publicada el 12 de febrero de este año. Los autores indican que si Halmstad impide el empleo de los cubrebocas es porque considera que no existían “evidencias científicas” y que, además, la Agencia de Salud Pública de Suecia alertaba sobre el ‘enorme riesgo’ del uso incorrecto de las mascarillas.

No obstante, el artículo asegura que esta directriz de la entidad de Salud fue retirada. Asimismo, menciona que Halmstad se rectificó, pero que en el país europeo están surgiendo “nuevos casos de prohibición del uso de mascarillas”, tales como la ciudad de Kungsbacka.

Artículo de The Conversation. Foto: captura de web The Conversation.

Artículo de The Conversation. Foto: captura de web The Conversation.

A pesar de que el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC) aconsejó desde abril de 2020 el uso de los tapabocas para prevenir el nuevo coronavirus, Suecia ha mostrado una posición contraria a esta recomendación.

Según The Conversation, en abril de 2020, el epidemiólogo estatal del país, Anders Tegnell, alertó al ECDC “sobre los peligros de usar mascarilla”. Esto porque Tegnell pensaba, en ese entonces, que usarla suponía que “la transmisión es por el aire”, lo que, a su juicio, podría “dañar seriamente la confianza y por tanto la eficacia de las futuras recomendaciones sobre la pandemia”.

Esta investigación también cuenta que en julio de 2020 la ministra de Sanidad, Lena Hallegren, sostenía que el Gobierno sueco “no tenía ni la cultura ni la costumbre de tomar decisiones sobre prendas de protección como las mascarillas”, por ello, el Ejecutivo no “desautorizaría a Agencia de Salud Pública”.

Asimismo, narra que en agosto, cuando la mascarilla se convirtió en algo muy habitual en otros países europeos, Tegnell señaló que las evidencias sobre uso de los cubrebocas eran “sorprendentemente débiles”, y que su utilización podría incluso “aumentar la expansión del virus”.

Sin embargo, esta postura antimascarilla de Suecia se mantuvo hasta diciembre. The Conversation comenta que en ese mes el primer ministro de Suecia, Stefan Lofven, anunció el empleo de las mascarillas en el transporte, pero no de forma obligatoria, sino en hora punta y solo para los nacidos “en 2004 y con anterioridad” y que “no tuvieran asiento reservado”.

No obstante, la investigación señala que esta medida no fue acatada por todos los ciudadanos, ni por las propias autoridades suecas. Relata que Johan Carlson, director de la Agencia de Salud Pública del país, fue captado sin cubrebocas en un autobús en el horario en que se debía de usar. Esta información también fue dada a conocer en el artículo de Men’s Health.

Uso de las mascarillas, según ECDC. Foto: captura de web ECDC.

Uso de las mascarillas, según ECDC. Foto: captura de web ECDC.

El ECDC reconoce, en un comunicado del 15 de febrero de 2021, que la “evidencia científica” sobre “la efectividad de las mascarillas médicas para la prevención de COVID-19 en la comunidad es compatible con un efecto protector de pequeño a moderado, pero aún existen incertidumbres significativas sobre el tamaño de este efecto”.

No obstante, las recomienda como una “intervención no farmacéutica en combinación con otras medidas” que forman parte de los esfuerzos para controlar la COVID-19.

En tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja, a través de su sitio oficial, la utilización de los cubrebocas “como parte de una estrategia integral de medidas para suprimir la transmisión y salvar vidas” y reconoce que el uso de estas por sí solas “no basta para proporcionar una protección adecuada contra la COVID-19”.

“Convierta el uso de la mascarilla en una parte normal de su interacción con otras personas. Para que sean lo más eficaces posibles, es esencial utilizar, guardar, limpiar y eliminar las mascarillas correctamente”, comunica.

Por otro lado, John Brooks, director general médico del programa de prevención de la COVID-19 de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, dijo a un artículo de The New York Times que “cuantas más personas usen mascarillas, más protegida está la comunidad y, por lo tanto, más personas nos beneficiamos como individuos”.

Según el medio estadounidense, Brooks afirma que los cubrebocas benefician a quienes los usan, y no solo a quienes están a su alrededor. “Si no nos ayuda a impedir los cierres que se están imponiendo, seguramente sí puede ayudarnos a reducir este pico y mantenerlo bajo posteriormente”, declaró.

Así también, John Volckens, ingeniero en salud pública de la Universidad Estatal de Colorado en Fort Collins, indicó a The New York Times que “para controlar la propagación de la COVID-19 y proteger a la población se requiere una estrategia de varios niveles”.

Volckens sostuvo que las mascarillas son parte fundamental de una transmisión de virus por la vía aérea y que “en definitiva, ese es el consenso entre los científicos”.

¿Los tapabocas provocan hipoxia, hipercapnia y cultivo de gérmenes? No.

En distintos artículos de Verificador de La República (1, 2, 3 y 4), hemos desmentido que las mascarillas provocan hipoxia (ausencia de oxígeno), hipercapnia (retención de dióxido de carbono) o cultivo de gérmenes. Expertos han negado esta información.

El neumólogo Hebert Cuenca, miembro de la Sociedad Peruana de Neumología, dijo que los cubrebocas no producen hipoxia. Explicó que el aire es tan fino que pasa a través de este producto y, por ello, afirmó: “El oxígeno atraviesa el material de la mascarilla y así el aire entra y sale sin ningún problema”.

También, el infectólogo Augusto Tarazona, presidente del Comité de Salud Pública del Colegio Médico del Perú (CMP), indicó que tanto el CO2 como el oxígeno son moléculas de gas muy pequeñas, por lo que atraviesan sin ningún inconveniente las mascarillas.

Si no saliera [el dióxido de carbono], si se acumulara, no duraríamos ni media hora porque la toxicidad por CO2 es importante”, sentenció. Añadió que la concentración de dióxido de carbono (hipercapnia) causa “síntomas relativamente rápidos” como dolor de cabeza, calambres, entre otros, pero recalcó que las mascarillas no ocasionan “una acumulación masiva de CO2”.

Asimismo, Tarazona sostuvo que no existen condiciones para la proliferación de estos organismos en las mascarillas y negó la posibilidad de que hongos o bacterias puedan crecer en ellas. No obstante, advirtió que su reutilización sí puede conllevar ciertos riesgos, como cuando se emplea “por mucho tiempo una mascarilla que es descartable” o al no desinfectar correctamente.

Por su parte, el neumólogo de la Sociedad Peruana de Neumología, Delfín Gavilano, destacó que no es correcto decir que el mayor empleo de los cubrebocas aumenta el ingreso de los ‘gérmenes’, porque la efectividad en cuanto a la protección de estos dependerá del tipo y la textura.

Además, Camille Webb, médica infectóloga de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), declaró: “(El cubrebocas) se puede contaminar con virus (no necesariamente el SARS-CoV-2) o bacterias si se usa múltiples veces sin lavarlo. Pero no es correcto decir que usar la mascarilla aumenta el riesgo de infección. Lo que puede pasar es que se puede contaminar”.

Conclusión

En algunas ciudades de Suecia se prohíbe el uso de mascarillas, pero sus causas no están asociadas a la hipoxia, hipercapnia y cultivo de gérmenes. Las autoridades no incluyen a los cubrebocas como parte de las medidas de prevención y control de la COVID-19 porque consideran que no hay suficiente evidencia científica y que su uso incorrecto puede aumentar el riesgo de contagio.

Sin embargo, distintos expertos aseguran que los cubrebocas reducen el riesgo de transmisión del nuevo coronavirus. Por ello, calificamos el post como engañoso.

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