Circula por redes sociales un video en formato Reels del fallecido empresario especialista en metabolismo Frank Suaréz. En él, este asegura que uno nunca debe tener su teléfono en la mesita de noche porque “el teléfono celular emite una onda electromagnética. De hecho, ya hay estudios que demuestran que las personas que más telefóno usan tienen más tendencia a tener cáncer en el cerebro”. Sin embargo, esta información es engañosa.
Foto: captura de Facebook
De acuerdo a una revisión pormenorizada de más de 50 artículos académicos del Instituto Nacional del Cáncer (NCI por sus cifras en inglés), agencia de gobierno de los Estados Unidos, no existe evidencia científica de la asociación de uso de este aparato electrónico y la aparición de cáncer.
El mayor problema con la radiación y las ondas electromagnéticas, según el organismo, son las frecuencias que se encuentran en el espectro ionizante, pues pueden romper algunas cadenas de ADN. Esto altera los genes y favorece la aparición de esta enfermedad degenerativa.
Sin embargo, todas las señales que emiten los celulares se encuentran en el espectro no ionizante. De acuerdo al Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, una onda electromagnética ionizante tiene en promedio frecuencias mayores a 10^16 hercios (Hz).
Fuente: Cuadro realizado por Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo
Mientras que tomando como referencia España:
Todas se encuentran bastante por debajo del espectro para volverse ionizante.
Entre las investigaciones grandes que cita el NCI para probar que aún no se ha hallado evidencia contundente entre el uso del celular y el cáncer están:
De acuerdo al Instituto, sí es cierto que algunas investigaciones puntuales han hallado correlación entre manifestación de esta enfermedad degenerativa y el uso de los teléfonos móviles; sin embargo, muchas han sido contradichas por estudios posteriores o han recibido críticas por múltiples razones. El artículo enumera los principales problemas que puede haber a la hora de estudiar este vínculo (tanto los que concluyen que no hay relación como los que sí):
Lo cierto es que sí existe preocupación por parte de la comunidad científica y de distintas instituciones de salud. Son cuatro las razones principales de ello. 1) No existen muchos estudios que comparen a una población que no usa celular y otra que sí durante un periodo importante de tiempo. 2) Tampoco hay un número relevante de investigaciones que contemplen el largo plazo. 3) El cuerpo humano es capaz de absorber la radiación irradiada por estos aparatos y no se sabe hasta qué punto su acumulación puede ser perjudicial para la salud. 4) Y, dado que esta herramienta tecnológica se ha extendido enormemente en la población, la mínima manifestación de alguna relación con el cáncer causaría alerta mundial.
El conjunto de estudios científicos publicados hasta la fecha, según el Instituto Nacional de las Ciencias de Salud Ambiental (NIEHS), no es concluyente en si realmente existe alguna vinculación entre el uso del teléfono móvil y problemas de salud de algún tipo. Sin embargo, señala, son necesarios más estudios.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), agencia de salud de EE. UU., señalan que no existe evidencia científica definitiva que demuestre que el uso de estos aparatos electrónicos ocasione cáncer.
De acuerdo a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), órgano estadounidense encargado de la regulación de medicamentos, cosméticos, productos biológicos, aparatos médicos, alimentos y derivados sanguíneos, la mayor parte de los estudios epidemiológicos no pueden probar que exista relación entre problemas de salud y la exposición a radiación de celulares.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer decidió en 2011, tras una revisión pormenorizada de los estudios hechos hasta la fecha, categorizar el uso de los teléfonos móviles como posiblemente “cancerígenos para el ser humano” pues existen datos limitados de investigaciones de radiación a través de radiofrecuencia vinculadas a cáncer en animales pequeños (roedores) y seres humanos.
Además, indicó que algunas de las relaciones vistas pueden reflejar variables de confusión, sesgo y casualidad en lugar de efectos causales.
En la entrada de la web sobre teléfonos celulares de la Sociedad Americana contra el Cáncer (ACS) se señala que aún no está claro si las ondas que emiten los teléfonos móviles ocasionen efectos perniciosos para la salud de los humanos, aunque, avisan, las investigaciones que se vienen desarrollando darán mayores alcances sobre los posibles efectos en el futuro.
En 2015, el Comité Científico de los Riesgos Sanitarios Emergentes y Recientemente Identificados de la Comisión Europea incluyó en sus conclusiones al respecto lo siguiente: 1) Los resultados de las investigaciones epidemiológicas acerca de la exposición a radiación por radiofrecuencia electromagnética no establecen que exista mayor riesgo de tumores de encéfalo o de otros cánceres de la región de la cabeza y el cuello. 2) Estos estudios tampoco señalan que haya mayor riesgo de alguna otra enfermedades maligna, incluso de cáncer infantil.
Por último, las conclusiones de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de Estados Unidos manifiestan que aún no existen datos científicos que prueben definitivamente una vinculación entre los aparatos electrónicos y el cáncer u otras enfermedades.
Es engañoso afirmar que un mayor uso del celular o una mayor cercanía a este aumente el riesgo de sufrir cáncer. La comunidad científica no ha hallado resultados concluyentes al respecto. La mayoría de las investigaciones no encuentra relación.
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