Es falso que la minería haya “sostenido la economía” de Perú desde la época preinca, como afirmó Beingolea

Es falso que la minería haya “sostenido la economía” de Perú desde la época preinca, como afirmó Beingolea

En una entrevista, el postulante a la presidencia por el PP justificó la importancia de la minería en el país y su objetivo de destrabar proyectos, sin embargo, lo dicho por Beingolea no es cierto.

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El candidato presidencial por el Partido Popular Cristiano (PPC), Alberto Beingolea, afirmó que la minería ha sostenido la economía peruana desde el inicio de la República y desde la época preinca.

Durante una entrevista a través de un medio de comunicación digital, el abogado y periodista deportivo presentó sus propuestas para diversos sectores, entre ellos el de trabajo y de economía. Mencionó que en un posible gobierno suyo el primer objetivo sería “destrabar proyectos”.

“Vamos a impedir que la izquierda (se) salga con la suya. El Perú es un país minero. La minería ha sostenido la economía peruana desde el inicio de la República y la economía de este sector del mundo desde la época preinca.”

De acuerdo a lo consultado con el área de prensa de PPC, Alberto Beingolea suele hacer ese comentario “cuando expone sobre la importancia de la minería”, y con “este sector del mundo” se refiere, en efecto, a Perú, pero en el momento de la entrevista optó por “no repetir el nombre” del país.

En la oración hay información imprecisa y falsa.

La Mg. en arqueología por la Universidad de California, Patricia Chirinos, señaló que decir que “la minería ha sostenido la economía peruana desde el inicio de la República” es una afirmación imprecisa, porque si bien había “una gran actividad minera y comercial para la exportación, esta no representaba la mayor parte de la economía en el país, que seguía siendo agrícola y de producción de bienes para consumo interno”.

Indicó que la minería de oro y plata estaba en pleno auge a fines de la época colonial y “continuó siendo así en los años de la independencia, con un paréntesis más o menos entre 1820 y 1824, debido a la pérdida de capitales por los años de guerra y la recomposición de la élite peruana”.

Esto siguió dándose de forma continua “hasta que la minería de oro y plata fue reemplazada por la explotación del guano y el salitre como la actividad principal, desde 1847 y hasta la guerra con Chile”. Sin embargo, estas actividades (minería, guano, salitre) “eran más importantes en la economía mercantil”; es decir, para el comercio y la exportación, pero “la economía de subsistencia, para el mercado interno, siempre tuvo su base en la agricultura y el intercambio”.

Al respecto, el historiador José R. Deustua, en el libro “Compendio de la Historia Económica del Perú”, sostiene que “el sector comercial de las actividades económicas representaba tan solo una parte del total de la economía peruana que, en gran medida, era aún una economía natural, compuesta de haciendas, pueblos rurales y economías campesino-indígenas comuneras que no producían bienes comerciales, sino de subsistencia, y que mantenían sistemas de producción e intercambio basados en la verticalidad y la reciprocidad andinas”.

Minería en la época preinca

De otro lado, el arqueólogo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), Sergio Saez, manifestó que el discurso de “país minero” es una “creación que viene desde la colonia”. Esta idea de que Perú es rico en oro y en plata es “a partir de la explotación que hicieron los conquistadores de los recursos de los distintos ejemplares de orfebrería y de joyería que encontraron”. Luego se reafirmó “en el virreinato, con la instalación de las minas”.

Explicó que, al contrario de lo que se indica en la afirmación, la economía precolonial “no estaba basada en la explotación de metales preciosos”. Aclaró que si bien se conocen hallazgos como el Señor de Sipán u ofrendas incas, “en realidad, son escasos dentro de la arqueología. Encontrar oro y metales no es de lo más común. Un producto que tenía mucho más valor eran los textiles finos”.

Saez, creador de Más de 200, podcast de historia andina, expuso que “hubo un gran desarrollo textil en la historia andina”. El problema es que no se conservaban bien. “En el medio ambiente de la sierra y de la selva se pudren y solo se han encontrado retazos. Por eso, los tejidos Paracas o Nazca son los que más se conocen, porque el ambiente seco del desierto iqueño permite su mejor conservación”.

La evolución técnica en la actividad textil permitió la elaboración de tejidos muy finos y en la colonia también los tributaban, era un producto necesario, indicó el especialista, quien manifestó que quizás hoy en día suena ilógico porque “la industrialización ha hecho que la producción y distribución de tejidos sean mucho más baratos. Los tejidos finos no solo eran de lana fina, tenían motivos, diseños, colores, y se intercambiaban entre las élites. Eran más bien una expresión de la relación de poder”.

Actividad agrícola precolonial

Otro sector importante era la producción agropecuaria. Sobre este tema, Chirinos afirmó que el “eje de la economía y de la vida comunal” en sociedades precoloniales “era la agricultura”. Esta actividad se complementaba con “el pastoreo, la pesca y el intercambio”.

La agricultura tuvo la mayor cantidad de inversión e innovación, “tanto de tiempo, de trabajo, de mano de obra y de recursos, que se utilizaron para expandir la frontera agrícola”, apuntó. Asimismo, se construyeron “canales, puquios, andenes, sistemas para el manejo del agua, con el objetivo de generar productividad. La tecnología minera casi no se desarrolló”.

Lo que causa confusión en la gente, explicó, es que muchas sociedades prehispánicas trabajaban con metales, “pero la orfebrería tuvo funciones muy específicas. No se puede confundir eso con la minería y mucho menos con una minería como la que conocemos ahora, a gran escala”.

Para la investigadora, si la prioridad hubiera sido la minería, el desarrollo hubiese estado apuntado a ese sector y no fue así. Incluso en la época colonial, “el eje de la economía interna siguió siendo la agricultura, a través de las encomiendas y, posteriormente, las haciendas. En ningún momento el sustento dejó de estar basado en la agricultura, en la ganadería, el pastoreo, complementado con la pesca”.

“Donde estaban las inversiones es clave para que sepamos cuáles eran las prioridades de las sociedades del pasado. Por otro lado, la agricultura —y no la minería— era la que marcaba el calendario de las actividades comunales. Hasta ahora, las grandes fiestas comunales son organizadas en base al calendario agrícola, así como el sentido de pertenencia. No hay ninguna celebración relacionada a la minería”, aseveró.

Evidencias superficiales

La minería sí existía. Tenían que sacar de algún lugar el oro, la plata, el cobre que utilizaban, pero no era la norma. No había mina tipo socavón o a tajo abierto y las evidencias de esta actividad son superficiales, anotó Saez. “No hay menciones en las crónicas ni evidencias arqueológicas de que haya habido una economía dirigida a la explotación intensiva de minas, como sí sucedió en Euroasia y en el norte de África”.

Agregó que en la época incaica, sobre todo, con la designación de los mitimaes, movían a pueblos de un lugar a otro para realizar trabajo obligatorio, entre el que estaba extraer minerales. Los mandaban a explotar ciertos recursos, pero nunca como base de su economía.

De acuerdo a la bibliografía consultada, los mitimaes eran un conjunto de pobladores desplazados y enviados por el imperio inca a determinado sitio estratégico para cumplir funciones a su servicio: cultivar la tierra, defender las fronteras o realizar otras tareas.

Por su parte, la historiadora y divulgadora cultural de la UNMSM, Alejandra Bernedo, recalcó que “el entendimiento que se tiene ahora de la minería y de los minerales es muy distinto al del imperio incaico”. Sostuvo que en el virreinato se tomó el nombre de la mita incaica, pero no tenía el mismo objetivo.

La extracción de minerales a partir de la colonia tuvo una dinámica e importancia diferente. Hubo una retribución económica; sin embargo, el sistema colonial no tomó en cuenta “la noción de reciprocidad, entre otras, que se tenían dentro del sistema de trabajo incaico”.

“Existen estudios en cuanto a la mita minera que refieren que había una necesidad de retribución y de compromiso por parte del inca hacia las personas asignadas a esos trabajos. Se garantizaba un sustento por parte del imperio y el inca se comprometía a hacer celebraciones en los lugares donde se explotaban las minas superficiales. Pero fuera de eso, la minería era un rol más”, puntualizó.

Llegada de los españoles

Con la llegada de los españoles, la economía se reorientó totalmente. Saez comentó que en la colonia, “la mita minera obligaba a todas las comunidades a dar una cantidad de hombres jóvenes para trabajar un tiempo en las minas”. “Era una de las instituciones más odiadas por los indígenas durante los casi 300 años de colonia”, dijo.

Recibían un sueldo, pero tenían que costearse todo. “Terminaban gastando el dinero, luego se endeudaban y entraban a un círculo vicioso de deudas constantes. Mucha gente murió, las condiciones de trabajo eran terribles. Hay denuncias de los curacas pidiendo que se les quite esta obligación o juntando dinero para pagar la participación de su gente y que no vayan, porque ya no podían trabajar la tierra que sí les daba de comer”.

Chirinos coincidió que “con la conquista se produjo un cambio en la economía de ese entonces y comenzó a darse importancia a la acumulación de metales, por tanto, a la extracción minera como sustento de la economía de la corona española. Se reordenaron las actividades con este propósito”. Antes, los considerados metales preciosos “eran asociados con las élites —como siempre— y con las ceremonias y rituales organizadas por el Estado”. “No tenían un papel significativo en las actividades cotidianas y domésticas”, señaló.

Desconocimiento e intereses

Saez recordó el lema que viene utilizando el candidato Yonhy Lescano (AP) en su campaña, Ama Sua, Ama Llulla, Ama Quella, y subrayó que tanto la frase sobre la minería como ese lema todavía son difundidos como ciertos, incluso entre profesionales, “porque son dichos populares”. “Se trata, por una parte, de desconocimiento, pero si se va a reivindicar elementos del pasado, deben asesorarse para saber qué es cierto y qué no”, cuestionó.

En otros casos, reconoció, puede ser “manipulación adrede de la historia”. Manifestó que aun si fuera por desconocimiento, Beingolea “lo está usando para justificar acciones y políticas económicas extractivas modernas”, haciéndolas como parte de una tradición”.

Chirinos señaló que “con frecuencia se asume que Perú tiene diferentes metales y minerales, por lo que se busca saber qué hacer con ello. Pero estas afirmaciones están desprovistas de un contexto, y ese es que nuestra mentalidad ha cambiado. Es una justificación incorrecta históricamente”.

Según Bernedo, trasladar la idea de una industria máxima minera al incanato es “una forma de incentivar a que estemos llanos al trabajo minero y a todo tipo de extracción de recursos naturales sin control o fiscalización que pueda equilibrarse con el medio ambiente”. Decir que se hizo desde siempre y “no pasó nada”, no permite ver que “por la dimensión del trabajo y el nivel de maquinaria que se emplea ahora, la minería es muy diferente a lo que era en el imperio incaico y tiene objetivos distintos”.

Para la investigadora, se pretende asumir que es “nuestra herencia” y que tenemos que seguir así, “ya que proviene desde hace miles de años, cuando no es cierto. No es comparable”. Aseguró que no estamos siendo lógicos con los pensamientos de otras épocas.

“El anacronismo es recurrente en ese tipo de afirmaciones. Es igual que decir que Perú es un país diverso, ¿pero en qué sentido se habla de la diversidad? Lo que sí podríamos afirmar es que somos un país agrícola, aunque debemos ver de qué manera se trabajó la agricultura en el pasado; siempre se deben marcar las diferencias. En el caso de la minería hay más fallos, porque las mitas agrarias y pesqueras eran más importantes”, finalizó.

Conclusión

La frase que dijo el candidato Beingolea sobre la minería en el país, en la que afirma que Perú es un país minero y que esta actividad sostuvo la “economía desde inicios de la República y desde la época preinca”, es imprecisa, respecto a la República; y falsa, cuando se refiere al periodo preinca.

Los investigadores están de acuerdo en que la evidencia recogida coloca a la agricultura como el eje de la economía de las sociedades preincas y durante el imperio incaico; y otorga un valor importante a la elaboración de tejidos. No es el caso de la minería, que si bien existió, no fue a gran escala y su empleo fue específico.

Los metales o minerales tenían un valor simbólico en las sociedades prehispánicas, ligado a las ritualidades y para la orfebrería. En tanto, en la República, existía una gran actividad minera, pero esta no representaba la mayor parte de la economía interna en el país.

Fact-checking elaborado por Paola Mendieta de Verificador de La República para la alianza PerúCheck.

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