La compleja organización y la forma de gobierno del Tahuantinsuyo todavía encierran muchas interrogantes para los mismos historiadores.
En ese sentido, un usuario de Facebook compartió un post en el cual asegura que en el Imperio Inca las llamadas ‘pampairunas’ eran un grupo de mujeres que ejercían la prostitución. La publicación, con más de 1.000 interacciones, argumenta que el Tahuantinsuyo era una sociedad libre de tabúes con respecto a su sexualidad.
Sin embargo, esta información es imprecisa: se encuentra en debate si las ‘pampairunas’ practicaban la prostitución.
Viral. Foto: captura en Facebook.
En diálogo con Verificador de La República, Augusto Lostaunau, historiador, magíster y docente universitario, aseveró: “Sobre el caso ‘pampairuna’ hay mucho debate y mucho por investigar”.
Señaló que cuando hablamos de ‘pampairunas’, nos referimos a un grupo mujeres y varones que ejercieron “la prostitución” —entre comillas— ya que ello está en discusión. “Se supone teóricamente que para que se ejerza la prostitución, existe una ‘contraprestación de servicio’ (...) esa persona entrega dinero u objeto considerado importante o valioso y a cambio, recibe un acto o favor sexual (...) La prostitución se da en esos niveles”, explicó.
Sin embargo, indicó que no podemos asegurar que las o los ‘pampairunas’ realizaban esa contraprestación, porque no hay una fuente sólida. Explicó que una de las fuentes son los Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega, pero el problema es que él “tiene muchos prejuicios del mundo andino”.
“Quizás su obra fue una suerte de trastocamiento de la historia del Tahuantinsuyo para ser leída y comprendida por el mundo occidental desde una visión judeocristiana. Ahí ya tenemos un problema: la alteración y la lógica interna de la sociedad andina, la cual se desarrolla de manera autónoma y tiene una ideología y una cosmovisión muy diferente a la europea”, comentó.
Comentarios Reales. Foto: captura de web "Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega".
De acuerdo al libro “Comentarios Reales” del Inca Garcilaso de la Vega, las ‘pampairunas’ son “mujeres públicas”. Indica que el término “pampa” es plaza o campo llano, y “runa” en singular quiere decir persona, hombre o mujer, y en plural, quiere decir gente.
En ese sentido, considera que ambas palabras juntas significan: “gente que vive en el campo, esto es por su mal oficio, y si las toman en la significación de plaza, quiere decir persona o mujer de plaza, dando a entender que, como la plaza es pública y está dispuesta a recibir a cuantos quieren ir a ella, así lo están ellas y son públicas para todo el mundo. En suma, quiere decir mujer pública”.
Además, comenta que “no las llamaban por su nombre propio, sino ‘pampairuna’, que es ramera”.
De acuerdo a Augusto Lostaunau, la mayoría de los cronistas españoles son sacerdotes, y algunos, en su afán de demostrar que en el Tahuantinsuyo eran como “seres menores de edad”, omitieron “muchos aspectos considerados pecado o de mala vida” en Europa. Otros, por el contrario, resaltaron esas actividades para “justificar la evangelización y cristianización”.
Así también, aseveró que existen otras versiones en las que se señala que el origen de las y los ‘pampairunas’ está en las guerras. Es decir, son varones y mujeres de los grupos étnicos que han sido vencidos y sometidos por los incas a la fuerza a través de este conflicto.
“Fueron llevados a lugares alejados de los ayllus, donde los guerreros o soldados podían mantener relaciones sexuales con ellos como una suerte de ‘premio’ por haber participado en o durante las guerras para no extrañar a sus parejas sentimentales”, detalló. Por ello, sostuvo que hubo casos de varones utilizados para el acto sexual por otros varones —como lo relataron crónicas sodomitas—, pero precisó que no se sabe “si esta sodomización también abarcó mujeres”.
Pampairunas. Foto: captura de obra digital ”Mujeres peruanas. El otro lado de la historia”.
En su obra —”Mujeres peruanas. El otro lado de la historia”—, Sara Beatriz Guardia indica la existencia de “mujeres públicas” que, según el Inca Garcilaso, eran llamadas ‘pampairunas’. Señala que ellas eran utilizadas para practicar la poligamia por los nobles, y estaban separadas de la población y, además, eran despreciadas.
Sin embargo, la autora asevera que esta información del Inca Garcilaso no es exacta. Argumenta que esto es negado por Guamán Poma de Ayala, Juan Santa Cruz Pachacutic y Fray Calixto Túpac Inca.
También, es descartado por Cristóbal de Molina en 1533 —contexto de la invasión española—. De acuerdo al libro, este dijo: “(...) entre estos indios era cosa aborrecible andar (con) las mujeres públicamente en torpes y sucios actos, y desde aquí se vino a usar entre ellos de haber malas mujeres públicas, y perdían el uso y costumbre que antes tenían, de tomar maridos”.
Sara Beatriz Guardia considera que a partir de ese entonces se comenzó a utilizar el término “mujeres públicas”, las cuales eran atribuidas a las mujeres que ejercían la prostitución. Por ello, concluye que la prostitución apareció recién con la llegada de los españoles y, además, porque con la invasión surgió una miseria generalizada.
“En la construcción que hace Garcilaso de la civilización inca, subyace una intención de mediar entre las creencias antiguas del imperio Inca y la religión católica, al poner énfasis en que las costumbres religiosas andinas que pertenecen a una ‘Edad primera’, y que incluso sirvieron de preparación para la aparición de la religión católica vista como superior y civilizatoria”, asegura.
Además, como afirma la autora, la mirada de los cronistas españoles “tuvo un sesgo de superioridad hacia los indios”, porque los consideraron idólatras, dependientes e infantiles. Y analizaron el Tahuantinsuyo conforme a las categorías de la España del siglo XVII.
Pampairuna. Foto: captura libro digital “Los Incas. Economía, Sociedad y Estado en la era del Tahuantinsuyo”.
Por su parte, el libro — “Los Incas. Economía, Sociedad y Estado en la era del Tahuantinsuyo”— de Waldemar Espinoza Soriano reconoce la existencia de prostitución en el Imperio Inca. Explica que esta labor estaba reglamentada y controlada por el Estado, pero no la ejercían mujeres de forma voluntaria o incentivadas por alguna necesidad.
“Lo cierto es que la practicaban por imposición del Gobierno en una actitud realmente esclavista. Esto con la finalidad de que los solteros no trastornaran el orden social estuprando a muchachas o deseando a esposas ajenas”, arguye.
De acuerdo al relato, Pachacútec estableció varias resoluciones para reglamentar el ejercicio de la prostitución en el Tahuantinsuyo:
El post es impreciso, porque aún está en discusión si las ‘pampairunas’ ejercían la prostitución en el Tahuantinsuyo. Los expertos no niegan su existencia, pero no se ha determinado si recibían un pago o algo a cambio de un servicio sexual.
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