Usuarios compartieron una imagen en la que se aseguraba que la piel amarilla del pollo indicaba presencia de hormonas. Aunque los post recientes son de junio de este año, la publicación viral original data del 2019.
“El pollo más gordo y amarillo es el más dañino, la coloración del pollo debe ser blanca, entre más amarilla (sea la piel) más colorantes contiene”, decía el post. Añadía que el tamaño del cuerpo era proporcional a la cantidad de hormonas agregadas durante la crianza del animal, lo cual es falso. La publicación del 13 de junio fue compartida más de 600 veces en Facebook; y la del 2019, unas 19.000.
Publicación sobre el "pollo amarillo con hormonas" de junio.
Post viral sobre el "pollo con hormonas" del 2019.
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Los pollos para consumo humano se alimentan, entre otros productos, de harina de maíz. Este insumo posee un pigmento natural llamado carotenoide, el cual contribuye a darle ese color amarillo a la piel, de acuerdo al representante del Colegio de Nutricionistas de Lima, Edinson Sánchez, y a la ex decana del Colegio de Nutricionistas del Perú, Saby Mauricio. Sin embargo, no es la única causa.
La coloración de la piel del pollo puede ir “desde un blanco azulado hasta un amarillo rojizo” y esto se debe a múltiples factores, según Sánchez. Entre ellos se encuentra la edad del animal, si es hembra o macho y el tipo de alimentación que ha recibido. Además, las condiciones de crianza y sacrificio.
En ese sentido, detalló que los pollos ingieren un preparado de “inicio” en los primeros días, uno de “crecimiento” hasta los 30 días y, por último, otro de “engorde”. “La mezcla de cereales a base de maíz que comen se deposita en la grasa y en la piel del animal”, señaló.
El especialista en nutrición detalló que estas aves tienen una fase de crecimiento y, al igual que los humanos que comen mucha zanahoria son más ‘bronceados’, los pollos cuya alimentación contenga más harina de maíz van a adquirir un color amarillo.
Por otro lado, Saby Mauricio, ex Decana del Colegio de Nutricionistas del Perú, indicó que “básicamente, los principales factores que influían en la piel son la alimentación y la actividad física”. Debido a que produce ácido láctico, este último afecta la firmeza del músculo. “Cuanto más viejo el animal, más oscuro será el color de la carne. Por lo tanto, los cambios de color en las carnes no implican un deterioro”, explicó.
“El color de las carnes de las aves, en particular del pollo, depende del contenido de los carotenoides presentes en la alimentación destinada al animal”, comentó Saby Mauricio. Estos son pigmentos orgánicos de los vegetales que se encuentran, por ejemplo, en el maíz y en las zanahorias. Describió al pollo como un “animal noble” cuyo tiempo de crecimiento para consumo era de, aproximadamente, 42 días.
El ingeniero zootecnista y asesor de nutrición en granjas de aves, Omar Ceron, explicó a La República que la pigmentación de la piel del pollo obedece, incluso, al tipo de maíz que consume. El americano es más blanco y el nacional, amarillo. Se utilizan ambos productos para satisfacer la demanda del mercado.
Unos 100 gramos de la carne de este animal (sin piel) aportan 119 kilocalorías, 21 gramos de proteínas y 3 gramos de grasa, aproximadamente, según la tabla de composición de alimentos peruanos.
El peso normal del animal oscila entre 2 ½ kilos y 3 kilos. “Lo único que ayuda a crecer al pollo es una alimentación balanceada”, determinó el nutricionista Edinson Sánchez. A su vez, esta se compone de cereales a base de maíz, derivados de la soya, vitaminas y minerales. Así, descartó que las hormonas se usen para “engordar” al animal.
Por otra parte, el ingeniero zootecnista Cerón descartó que el color amarillo se deba a sustancias químicas. “No tiene ningún sentido lógico que una hormona pueda pigmentar el pellejo del pollo”, expresó Cerón.
Además, explicó que las granjas prefieren prevenir las enfermedades en las aves e invertir en bioseguridad, con el fin de evitar el uso de antibióticos y, así, “maximizar sus ganancias”.
Las “buenas prácticas” en bioseguridad de los galpones y los “centros de beneficio” son vigiladas por el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa), adscrito al Ministerio de Agricultura. Desde Senasa, Jorge Pastor explicó que el organismo da la autorización si se conservan las condiciones de seguridad que eviten la contaminación biológica y el contacto con residuos químicos. Además, la mortalidad de la población de la granja debe ser inferior al 3 % o 4 %.
En los centros donde “benefician” al animal (lo matan para consumo humano) se revisan los procedimientos: esos van desde la temperatura y las condiciones de descanso (cuando llega de la granja) hasta el mismo sacrificio. Es importante que las operaciones estén sistematizadas, estandarizadas y expresas en un manual. Por eso, Senasa realiza muestreos aleatorios, como medida de control.
“Decidir entre un pollo amarillo o blanco solo es cuestión de gusto y percepción, ambos son iguales y (tienen) la misma calidad nutricional”, aseguró la especialista en alimentación. Por otro lado, detalló que los pollos de más edad son los que contienen mayor cantidad de grasa.
Al ser consultado sobre si había alguna diferencia entre la piel amarilla y la piel blanca, Sánchez aseguró que “la calidad nutricional es la misma”. Por otro lado, congelar la carne de pollo puede “quemar” la piel con el frío y generar manchas blancas.
Ambos nutricionistas señalaron que no es posible advertir las hormonas mediante los sentidos. Para esto, es necesario que el Estado vigile las buenas prácticas a través de la crianza. “El Códex Alimentarius establece el límite máximo permitido de residuos de medicamentos presentes en el pollo”, dijo Sánchez.
Cuando hay un exceso de antibióticos o metales pesados en las carnes, se puede generar resistencia en el cuerpo humano.
Si la carne es de olor verdoso oscuro, o el pescuezo es marrón, no es fresca. La textura del pollo debe ser firme y no debe gotear (exudado), según Edinson Sánchez.
Jorge Pastor, del Senasa, recomendó, para evitar el consumo de carne en mal estado, conocer al proveedor de alimentos y mantener la pieza regularmente fría (4° C), ya que a temperatura ambiente era más fácil que se contaminara.
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