Fuertes lluvias desde este jueves 28 de marzo
Sociedad

Cusco: iniciarán reconstrucción del último puente inca Q’eswachaka en abril

Gerencia Regional de Comercio Exterior y Turismo confirmó que se contará con el apoyo de cuatro comunidades. Puente colgante se mantenía vigente desde el incanato.

Belleza. Así queda el puente cada mes de junio cuando los pobladores de cuatro comunidades cambian las maromas que sostienen el último puente inca.
Belleza. Así queda el puente cada mes de junio cuando los pobladores de cuatro comunidades cambian las maromas que sostienen el último puente inca.

El puente inca Q’eswachaka será restaurado en abril, así lo señaló la Gerencia Regional de Comercio Exterior y Turismo (Gerecetur) de Cusco. La fecha estimada para la reconstrucción de esta estructura incaica, la cual se rompió debido a la falta de mantenimiento, será desde la quincena de abril.

Ante ello, se realizan coordinaciones con las autoridades locales de la provincia de Canas. De acuerdo a la entidad regional, se tendrá la participación de las cuatro comunidades involucradas históricamente en la jornada, en el marco del proceso de reactivación económica.

Luego de una reunión se determinó que la Gercetur apoyará con incentivos a los ciudadanos de las comunidades Chaupibanda, Choccayhua, Huinchiri y Ccollana Quehue para la reconstrucción del puente. Así también, se verificará el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad.

Puente incaico

El puente Q’eswachaka está ubicado en el distrito de Quehue, en la provincia cusqueña de Canas. El 23 de marzo se derrumbó tras la falta de mantenimiento y temporada de lluvias.

Antiguamente, en el Imperio incaico era uno de los cientos de pasos peatonales que formaban parte de la red de caminos del Tahuantinsuyo. Actualmente, es el último que sobrevivió a su tiempo. Está elaborado con fibras de q’oya ichu trenzadas en una zona ubicada a 3.700 metros de altitud, donde yacía inquebrantable sobre las aguas cristalinas del río Apurímac.

Varias comunidades cuidaban de este patrimonio. Cada año, entre finales de mayo e inicios de junio, renovaban las maromas y la base del puente colgante que data del siglo XVI, aproximadamente. Eran tres días de arduo y comunitario trabajo; sin embargo, las restricciones de la pandemia motivaron a que se rompa frente a la suspensión del proceso de renovación.