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Política

Actual jefe de la Digimin torturó a ciudadano en los noventa

Testimonio. El pastor evangélico Juan Mallea reconoció al nuevo director de Inteligencia de la Digimin, coronel PNP Guillermo Bonilla, como el agente que lo violentó para que admitiera que era terrorista, en 1993. Bonilla dice que no es verdad.

El dato. Guillermo Bonilla reconoció que estuvo a cargo del caso de Juan Mallea, pero que no es cierto que recurrió a actos de violencia en agravio del pastor evangélico. Foto: Composición LR
El dato. Guillermo Bonilla reconoció que estuvo a cargo del caso de Juan Mallea, pero que no es cierto que recurrió a actos de violencia en agravio del pastor evangélico. Foto: Composición LR

Un servicio de taxi se convirtió en el episodio más horripilante en la vida del pastor evangélico Juan Mallea Tomailla. El 10 de julio de 1993, fue contratado por el periodista Juan Jara Berrospi para que lo traslade a Comas. Mallea no sabía que Jara llevaba una copia del croquis donde se ubicaban las tumbas clandestinas de las víctimas del crimen de La Cantuta.

Al llegar a su destino, efectivos del Grupo Especial de Inteligencia (Gein) arrestaron a Mallea y Jara como presuntos terroristas. A Mallea se le acusaba de ser el autor del croquis, como parte de un plan de Sendero Luminoso para atribuir al gobierno de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos la masacre del profesor y los 9 estudiantes de La Cantuta. En el momento de los hechos, oficialmente, el régimen negaba su participación en el homicidio múltiple.

Pocos días después de la detención, el 23 de julio de 1993, la Dirección Nacional contra el Terrorismo (Dincote) presentó a Juan Mallea y a otras personas como miembros del aparato de agitación y propaganda de Sendero Luminoso. Mallea era un pastor evangélico comprobado, no tenía sentido la acusación.

Dos días antes de la exposición de Mallea en traje a rayas como se estilaba en la época, el pastor evangélico había sido torturado en la sede de la Dincote, en la avenida España. Todo el tiempo reclamó que se equivocaban con él, pero en ese momento el régimen fujimorista invalidó la presunción de inocencia.

La revista Sí, que justamente fue la publicación que reveló las tumbas de las víctimas de La Cantuta, narró ese episodio: “Fue el 21 de julio a las dos de la mañana. Comenzaron los golpes. Primero una bofetada, luego me tiraron contra la pared y después me patearon hacia abajo. Cuando estaba yéndome hacia el suelo, me detuvo un rodillazo que me rompió la costilla, como comprobó después un médico. Yo vi quién lo hizo, di los nombres de los policías: mayor Tello y capitán Bonilla, pero no los anotaron”.

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Acusación a golpes

Se refería al hoy general PNP (r) Claudio Tello Benites y al actual coronel PNP Guillermo Bonilla Arévalo. Este último ha sido recientemente nombrado por el Gobierno de Pedro Castillo como director de Inteligencia de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (Digimin).

Consultado por La República, 30 años después, Juan Mallea Tomailla ratificó su testimonio. Este diario le presentó la fotografía de ambos policías y afirmó que fueron los mismos que lo torturaron.

“Siempre declaré que mis torturadores fueron el mayor Tello y el capitán Bonilla. Así fueron identificados en el 93. (El de la foto) es el mismo Bonilla del GEIN. Él y Tello fueron los que me sacaron del calabozo a las 2 a.m. Discutieron con el guardia, quien no quiso abrir las celdas. Ahí fue cuando dijeron sus nombres y grados, mientras yo estuve encapuchado”, recordó el pastor evangélico Juan Mallea.

“Sí, el coronel Guillermo Bonilla fue el que me torturó”, apuntó Mallea.

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La excusa de los torturadores fue que la pericia grafotécnica, ordenada por la misma Dincote, concluía que los trazos de Mallea coincidían con los del croquis que identificaba el lugar donde se encontraban las tumbas clandestinas.

“Los policías me presentaron un fólder que, me indicaron, eran los resultados grafológicos que me tomaron el 16 (de julio). Me dijeron que había salido positivo. Me dijeron: ‘Acá está la prueba irrefutable, científica. Nadie va a dudar de lo que tú has hecho. Es mejor que digas la verdad’. Al yo responderle: ‘Disculpe, señor, pero no sé de qué está hablando, comenzaron los golpes”, narró Mallea a la revista Sí en la época de los hechos.

El informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) señala que, durante el proceso judicial que se le abrió a Juan Mallea, el perito Julio Neyra confirmó que había “disimilitudes formales y ostensibles diferencias” entre las grafías del torturado y el mapa de las fosas.

Un segundo informe pericial aplicado por Linda Shaneyfelt en Washington, Estados Unidos, arrojó que el análisis del mapa revelaba “diferencias impresionantes” con la escritura de Mallea. Es decir, lo descubierto por profesionales independientes ponía en duda que el taxista fuese el autor del croquis y apuntaba a la hipótesis de una fabricación de pruebas por parte de la Dincote.

Nueve meses después, Mallea fue puesto en libertad, ya que, además de lo expuesto en las pericias, no se comprobó que haya participado en actividades de Sendero Luminoso ni mucho menos que fuese parte de la conspiración de la que se le acusaba.

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En realidad, el gobierno de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, desesperados por el descubrimiento de la revista Sí —el 12 de julio de 1993 publicó la ubicación de las fosas en Cieneguilla—, acusó a los periodistas de publicar información falsa fabricada por los terroristas de Sendero Luminoso. Pero las diligencias científicas comprobaron que en el lugar había restos de los desaparecidos de La Cantuta.

Responde ex-GEIN

El coronel Guillermo Bonilla confirmó a este diario que el ciudadano Juan Mallea Tomailla estuvo a su cargo cuando fue detenido en 1993. Sin embargo, negó haberlo torturado. “Lo recuerdo de hace muchos años, pero no ocurrieron tales hechos”, dijo a La República.

Además, argumentó: “Seguro mantiene su versión. Pero no es la única denuncia, no es la primera vez. Nosotros hemos trabajado en la Dincote y siempre ha habido esos testimonios, esas denuncias. Es algo que siempre ha sucedido”.

El abogado Ernesto de la Jara, especialista en defensa de los derechos humanos, manifestó que el argumento de Guillermo Bonilla Arévalo es muy común entre los efectivos que reprimieron con violencia durante las épocas del conflicto armado interno.

“En esa época, yo iba mucho a la Dincote y todos los detenidos eran torturados y todas las mujeres eran violadas. Ellos pensaban que era normal. Todo lo que puedas encontrar es verdad y peor”, comentó.

De la Jara vio en primera fila la injusticia cometida en agravio del pastor evangélico Juan Mallea Tomailla y recordó que se volvió un caso paradigmático por la estrategia de implantar información falsa por parte de las fuerzas del orden.

Al ofrecer su testimonio ante la Comisión de la Verdad y Reconciliación, Juan Mallea relató cómo repercutió, emocionalmente, la injusticia que vivió.

“Logré salir en libertad y nunca nadie se me acercó a decir que esto había sido un error. Solamente, se me dio la libertad, así no más. Fui perjudicado emocionalmente, la separación de mi esposa, de mis padres, de mi hijo. Y el que dejé en gestación, no logré verlo nacer”, relató Mallea.

Como se relata en el documental En la boca del diablo, el reciclador Justo Arizapana fue testigo cuando los agentes del destacamento Colina enterraban los restos de las víctimas de La Cantuta. Comunicó del incidente a su amigo Gustavo Catacora, el que recomendó avisar a su amigo periodista Juan Jara para que hiciera pública la denuncia.

Al mismo tiempo, Arizapana y Catacora buscaron al congresista Roger Cáceres y le entregaron un croquis de la ubicación de las fosas. Este ejemplar llegó a manos del periodista Edmundo Cruz Vílchez, de la revista Sí.

Arizapana y Catacora también le dieron una copia a Juan Jara, que es la que llevaba cuando fue detenido junto con Juan Mallea Tomailla.

Sendero Luminoso nada tenía que ver con la elaboración del dibujo porque el testigo de la excavación de las tumbas fue Justo Arizapana.

Sin embargo, el régimen de Fujimori y Montesinos inventó que los terroristas habían elaborado el croquis, con el propósito expreso de distraer las investigaciones en curso y encubrir a los verdaderos criminales que estaban en el poder.

Una designación en medio de una crisis en la Digimin

El 7 de setiembre, la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (Digimin) resolvió designar director de Inteligencia al coronel PNP Guillermo Bonilla Arévalo.

Bonilla fue integrante del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), que consiguió la captura del cabecilla terrorista Abimael Guzmán y de la cúpula de la organización criminal.

El nombramiento de Guillermo Bonilla se produjo en el contexto de una serie de relevos en la Digimin, dispuestos por el ministro del Interior, Willy Huerta Olivas.

Guillermo Bonilla fue nombrado en reemplazo del coronel PNP (r) Juan Asmat Bucalo, quien renunció al cargo dos semanas después de haber sido designado.

La oposición en el Congreso buscó censurar al ministro Willy Huerta, precisamente, por pretender sacar del equipo especial al coronel PNP Harvey Colchado. Huerta intentó relevar como jefe de la División de Búsqueda de la Digimin al coronel Colchado.