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Estudio científico demuestra que los insectos sienten dolor crónico después de una lesión

La información obtenida por los científicos de Australia está siendo utilizada para identificar las causas del dolor crónico en humanos.

Estudio realizado en moscas de la fruta revelaron cómo funciona el mecanismo del dolor crónico, clave para estudiarse en humanos. Foto: Difusión.
Estudio realizado en moscas de la fruta revelaron cómo funciona el mecanismo del dolor crónico, clave para estudiarse en humanos. Foto: Difusión.

Una nueva investigación publicada el último viernes por el profesor asociado Greg Neely y su equipo de la Universidad de Sydney (Australia) ha demostrado por primera vez que los insectos experimentan un dolor persistente mucho después de que la una lesión haya cicatrizado.

El estudio centrado en la Drosophila (moscas de fruta) revela la primera evidencia genética de las causas del dolor crónico en insectos.

“La gente realmente no cree que los insectos sientan algún tipo de dolor”, señala Neely.

Sin embargo, el profesor destaca que anteriormente se ha demostrado en muchos animales de invertebrados diferentes que pueden sentir y evitar los estímulos peligrosos que percibimos como dolorosos. Este sentido, en los no humanos, es denominado ‘nocicepción’.

“Sabíamos que los insectos podrían sentir ‘dolor’, pero lo que no sabíamos es que una lesión podría llevar a una hipersensibilidad duradera a los estímulos normalmente no dolorosos de una manera similar a la de los pacientes humanos”, agrega.

Después de experimentar 'dolor', las moscas se mantienen en estado de alerta por el resto de sus vidas. Foto: Difusión.

Después de experimentar 'dolor', las moscas se mantienen en estado de alerta por el resto de sus vidas. Foto: Difusión.

El experimento en las moscas de fruta

En el estudio, tanto el profesor asociado Neely y el autor principal, Dr. Thang Khuong, dañaron un nervio en una pierna de la mosca. Luego, dejaron curar la herida completamente.

Después, identificaron que las otras piernas de la mosca se habían vuelto hipersensibles. “Después de que el animal se lastima gravemente, son hipersensibles y tratan de protegerse por el resto de sus vidas”, anotó el profesor Neely, quien calificó esta reacción de “genial e intuitiva”.

Entonces, el equipo comenzó a inferir la forma en que funcionaba este mecanismo del dolor: Primero, la mosca recibe mensajes de ‘dolor’ de su cuerpo que luego pasan a través de las neuronas sensoriales hasta el cordón nervioso ventral, lo que en los humanos sería la espina dorsal. En el cordón nervioso del insecto hay neuronas inhibidoras que actúan como una ‘puerta’ para permitir o bloquear la “percepción del dolor basada en el contexto”.

“Después de la lesión, el nervio lesionado deja caer toda su carga en el cordón nervioso y mata todos los frenos, para siempre. Luego el resto del animal no frena su ‘dolor’. El umbral de ‘dolor’ cambia y ahora son hipervigilantes”, afirma Neely.

“Los animales necesitan perder los frenos del ‘dolor’ para sobrevivir en situaciones peligrosas, pero cuando los humanos pierden esos frenos, hacen nuestras vidas miserables. Necesitamos que los frenos vuelvan a vivir una vida cómoda y no dolorosa”, revela el profesor.

Finalmente, los científicos identificaron que el paso crítico que causa el ‘dolor’ neuropático en moscas, ratones, y probablemente humanos, es la pérdida de frenos de dolor en el sistema nervioso central.

Gracias a la información obtenida del sistema nervioso de la mosca de la fruta, se podría atacar las causas del dolor crónico en humanos. Foto: Difusión.

Gracias a la información obtenida del sistema nervioso de la mosca de la fruta, se podría atacar las causas del dolor crónico en humanos. Foto: Difusión.

Buscando las causas del dolor en humanos

Science Advances indicó que la investigación en curso sobre estos mecanismos podría conducir al desarrollo de tratamientos que, por primera vez, se dirigen a la causa y no solo a los síntomas del dolor crónico, debido a la evidencia de un funcionamiento similar del mecanismo del dolor tanto en insectos como en seres humanos.

“Si podemos desarrollar medicamentos o nuevas terapias con células madre que puedan atacar y reparar la causa subyacente, en lugar de los síntomas, esto podría ayudar a muchas personas”, dijo Neely, cuyo equipo de investigadores está estudiando el dolor en Charles Pekins. En este centro se trabaja con el objetivo de desarrollar soluciones libres de opioides para el manejo del dolor.

“Estamos enfocados en crear nuevas terapias con células madre o medicamentos que se enfoquen en la causa subyacente y así detener el dolor para siempre”, manifestó el autor del artículo.



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